Buscar
jueves, 18 de abril de 2024 23:23h.

Una gran orquesta con sonido funesto - por Isidro Santana León

isidro santana león¿Es que no pueden vivir sin subvenciones...? ¿Tan necesarias, tan prioritarias son esas partidas para forestar pinos donde no hace falta –porque nunca los hubo en los lugares que ahora determinan– que tienen que exterminar una especie que ha estado contribuyendo al medio ambiente durante siglos, como es el ganado guanil…?

Una gran orquesta con sonido funesto - por Isidro Santana León *

¿Es que no pueden vivir sin subvenciones...? ¿Tan necesarias, tan prioritarias son esas partidas para forestar pinos donde no hace falta –porque nunca los hubo en los lugares que ahora determinan– que tienen que exterminar una especie que ha estado contribuyendo al medio ambiente durante siglos, como es el ganado guanil…?

Mientras, gran parte de nuestro pueblo padece auténticas calamidades contrarias a los derechos del hombre, como bien nos reseña la Declaración Universal de los Derechos Humanos y otros organismos internacionales: carencias y deficiencias en la atención sanitaria, en la enseñanza, en el acceso a la comida…; otra parte que es empujado a la marginalidad por las barreras sociológicas que les impone las administraciones de este sistema colonialista –las que mangonean el dinero– dejándolos en la desesperanza y viviendo en la más despreciable falta de dignidad que merece y necesita todo ser humano para considerarse como tal, para su integridad y su desarrollo…

Pero hay mucho más: los atracos que cometen con este desgraciado pueblo las tramposas empresas eléctricas –que eran púbica y privatizaron los políticos–; las estafas de los bancos y banqueros que siempre salen impunes, las multinacionales de telefonía, la empresa privada de los parquímetros (a quien se le ha hecho concesiones municipales y le roba al pueblo dentro de una manifiesta ilegalidad que los políticos y ecolojetas conocen); la necesidad de vivienda que muchos canarios padecemos desde hace tantos años y que, con la burocracia el amiguismo y la mala praxis, éstas van a parar a manos de los menos necesitados y a los foráneos... Evidentemente, hay otras necesidades perentorias de las que este pueblo necesita y espera soluciones, pero, por lo visto y comprobado, la culpa de este mal endémico que padece nuestro pueblo, por causa objetiva de un sistema colonialista e inhumano impuesto por España hace más de 500 años, y donde todos los políticos canarios coadyuvan a su estatus por notoriedad y dinero, es de las cabras guanilas: descarada forma de desviar la atención de lo intrínseco a lo trivial… es para llorar.  

Europa no les ha dado la subvención para matar cabras, la forma en que esto se está llevando a cabo es contranatura: si se enteraran en aquel continente de la barbarie que aquí se hace en nombre de la ecología, creo que tendrían que devolver la pasta, aunque –les invito– ya hace falta una ley que obligue a pagar con su patrimonio a quien prevarican y que cese de pagarse la delincuencia de los políticos con el dinero de todos: para eso sí que no están dispuestos ni son tan radicales. Los pobres godos del Parque de Doñana, no tienen idea de cómo son nuestros ecosistemas, ni sensibilidad con lo nuestro ya que lo de ellos es matar y que les paguen: Canarias no es Doñana, Canarias no es España.

¿Con las cabras ejecutadas que dejan sus cadáveres tirados por ahí qué van a hacer, proteger a los guirres y los cuervos pidiendo otra subvención a Europa?

En Tamaraceite, isla de Canaria, en los terrenos de cultivo y en la Mayordomía (muchos conocimos ese lugar paradisiaco con sus palmerales y hábitat para muchas especies endémicas),  hicieron unos horribles aparcamientos rompiendo con el paisaje, ecosistemas y, sobre todo, con los lagartos de las Isla de Canaria que son los más grandes del Archipiélago. Sin embargo, como siempre, la avaricia y el soborno que los grupos de presión ejercen sobre los políticos dio prioridad al destrozo de toda esa zona virgen, la que han parcelado para la especulación y en la que le han cedido terrenos a Leroy Merlin para seguir hundiendo a los comerciantes y productores de nuestra tierra: ni un ecologista pasó por allí.

En nuestra tierra se ha permitido entrar, con total libertad y sin control alguno, especies foráneas, depredadoras de nuestros endemismos, pero no se destinan partidas a la solución de este menester porque son amigos o familiares de los políticos los importadores de las especies exóticas. No quiero hablar de los alimentos importados –y apoyados con leyes como el REA– que han dejado plagas en nuestras cosechas, porque ya sería mucho extenderme: los agricultores son conscientes de ello.

[Probablemente nunca en territorio alguno una verdad a medias, por no decir directamente una falacia, como la ultraperificidad como un elemento negativo de Canarias ha hecho tan inmensamente ricos a unos pocos, que podríamos denominar como burguesía criolla, a base de explotar consciente y cruelmente a la mayor parte de su población mientras los distintos gobiernos que las islas han tenido no sólo no corregían estos desagravios sino que eran parte ejecutora de este estado de cosas. Sin ningún género de dudas si un apelativo se puede emplear para denominar a Canarias es el de República Bananera. Unos políticos que durante décadas se han dedicado a definir las islas por lo peyorativo para obtener prebendas de Madrid o Bruselas, la situación geográfica del archipiélago es la que es y tiene grandes ventajas como su buen clima, la diversidad de sus paisajes o la inmejorable situación geoestratégica a la que tanto se la apela ahora con relación a África, no pueden denominarse de otra manera sino como unos absolutos ineptos y unos completos miserables. En estas tres últimas décadas los canarios nos hemos tenido que enfrentar cada cierto tiempo a una suerte de sopa de letras que simbolizan privilegios económicos como las del REF, la ZEC, el POSEICAN, la RIC o el REA sin que jamás haya habido un debate público sobre la conveniencia y el uso para la sociedad de estas herramientas financieras. Lo más grave de todo es que los medios de comunicación del archipiélago, siempre a la defensa de los intereses de sus propietarios, jamás han sabido explicar a la ciudadanía lo que significa de verdad esta siglas sino bombardear a ésta con las bondades de estos sistema que, como no puede ser de otra manera, favorecen tal y como están conferidos a la burguesía caciquil canaria…]

En Canarias se han introducido interesadamente especies depredadoras, mientras los ecolojetas y los políticos han mirado para otro lado: el Rabo de Gato, que lo han querido erradicar con “Glifosato” (herbicida que mata al resto de las especies y muy perjudicial para la salud humana), la palmera egipcia (que introdujo el Picudo Rojo y destruyó muchas palmeras canarias) como si en nuestra tierra no tuviéramos bellezas como la Fenix canariensis; más flora ornamentales para jardines y peligrosas para nuestros ecosistemas, loros, serpientes que acaban con nuestras lisas y lagartos y un sin fin de especies dañinas imposibles de nombrar aquí.

Como estas acciones hay otras muchas más que son delitos medioambientales y contra el patrimonio, en los que no se han podido imputar a los responsables porque son políticos. Las gaviotas dejan sus excrementos en la Playa de Las Canteras... ¿Qué harán ahora, perseguir o envenenar a las gaviotas para que no caguen al turismo de bocadillos que nos llega a Canarias? Ya que los periódicos amarillos no lo hacen porque son hojas parroquiales de los partidos políticos, el que escribe, intento, desinteresadamente y con la cobertura que me da la prensa digital no contaminada, hacer saber a la opinión pública qué se cocina en esta tierra. Por decoro y en defensa de mi nación, debo dejar claro la clase de políticos que nos gobiernan... No se escapa uno por muy progre que aparente. Esto es un problema colonial. Seguimos teniendo mandarines subvencionistas sin miras ni intenciones de hacer una Canarias grande como se lo merece nuestro pueblo, sino que actúan como carroñeros ávidos de dineros prestados de Europa, del que una parte siempre va a parar a los bolsillos no autorizados y que, como siempre, tiene que pagar nuestro pueblo. Claro, entre tanta corrupción la culpa es de las cabras, de nuestro precioso ganado guanil, al que me gusta ver libre como mis antepasados brincando por esos riscos y que libres deberían de estar ya que los canarios estamos presos de los esbirros serviles a España.

* En La casa de mi tía por gentileza de Isidro Santana León