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viernes, 29 de marzo de 2024 10:20h.

Guagua, camioneta, ómnibus, autobús… - por Nicolás Guerra Aguiar

 Nuestro idioma oferta a sus hablantes un variado listado de voces que se refieren a los vehículos para el transporte público ya en vías urbanas habitualmente, ya para largos recorridos por carretera. El Diccionario de la Lengua (RAE) destaca el galicismo autobús para el primero y se refiere al segundo como autocar (otro galicismo. Y como algunos exalumnos identificaban galicismo con Galicia –la casual semejanza es notoria-, aclaro que me refiero a la lengua francesa).

Guagua, camioneta, ómnibus, autobús… - por Nicolás Guerra Aguiar *

 

   Nuestro idioma oferta a sus hablantes un variado listado de voces que se refieren a los vehículos para el transporte público ya en vías urbanas habitualmente, ya para largos recorridos por carretera. El Diccionario de la Lengua (RAE) destaca el galicismo autobús para el primero y se refiere al segundo como autocar (otro galicismo). Y como algunos exalumnos identificaban galicismo con Galicia –la casual semejanza es notoria-, aclaro que me refiero a la lengua francesa).

   El Diccionario académico recoge también otras variantes del español en América y en Canarias para apuntar a lo mismo, pero remite tales voces a la que podríamos denominar “oficial”, autobús. O lo que es lo mismo, desde el enfoque academicista el punto de partida es la estructura impuesta en territorio español, aunque intelectuales de fuera y de la tierra hay que recomiendan aquí su uso, dicen que más culto, qué toletada, santa Amada, qué machangada.

   Viene a cuento lo anterior porque acabo de leer la recomendación que un supuesto latinoamericano les hace a sus paisanos cuando discutían sobre “la forma correcta”, aunque adelanto que correctas son absolutamente todas las usadas en distintos lugares en donde se hable correcto español. Así, zanja la cuestión planteada sobre el tema con una osada aseveración: “No es guagua ni bus los términos aceptados por la Academia de la Lengua. El término aceptado es ómnibus. Compruebelo en vuestros diccionarios”.

  El latinismo ómnibus (voz poco usada en el español europeo) propuesto por aquel sabio lingüista es, también, vehículo de transporte para trasladar personas, ‘generalmente dentro de la población y de gran capacidad’ (en Las Palmas, guagua gandula). Y estoy seguro de que aquel personaje no es español aunque termine su doctoral afirmación con “vuestros”, adjetivo posesivo que también se va imponiendo en Canarias gracias a los tales intelectuales de la tierra y de fuera que anidan en nuestras Islas, qué tinete, Señor, qué tinetudos algunos. Y aunque el sapientísimo corrector desconoce de su lengua la concordancia de número (“No es guagua ni bus los términos”), de personas (“Compruebelo en vuestros”)  y, además, la acentuación de las esdrújulas, plantea algo que debo estudiar, pues lo desconozco: la presencia de la voz “ómnibus” en la América latina. Pero sí destaco que la palabra guagua debe de estar muy presente en su país en cuanto que considera su uso como no aceptado (error) por la Academia de la Lengua.

   El vocablo guagua se refiere al vehículo a motor que se usa tanto para el servicio urbano (La guagua para Isla Perdida) como para el interurbano con un servicio regular o no (La guagua para Gáldar sale cada treinta minutos / Alquilaron una guagua para visitar la Cueva Pintada). Por tanto, es a la vez autobús (aunque este también se conoce por el monosílabo bus, uso coloquial). En Cuba, Puerto Rico y Canarias (el doctor Morera añade Colombia y República Dominicana) la llaman así. Y se trata de un término creado en Cuba e introducido en Canarias cuyo origen tiene tres explicaciones coherentes y lógicas. Una: es la pronunciación del inglés Wa & Wa Co. Inc. (Washington, Walton, and Company Incorporated), primera fábrica estadounidense que exportó transportes colectivos a Cuba. Dos: para el novelista cubano Cabrera Infante el origen está en el americanismo wagons, que se empezó a usar para referirse a los primeros carros para varias personas que aparecieron en Cuba. Tres: se trata de una voz asimilada del quecha wáwa, ‘niño de pecho’. (En el Sur de Chile y en zonas de Argentina no pregunte por la guagua, estimado lector, si necesita desplazarse en las ciudades o entre ellas: puede verse, de repente, con un manojo de niños entre uno y tres años en sus brazos. Y es que tal palabra -también de la lengua mapuche- puede ser quizás  transcripción onomatopéyica del llanto de un niño (¡gua, gua!).

   Sin embargo, y como en ellos viajan varias personas, no debe extrañar que en Argentina, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Perú hablen de colectivos: a fin de cuentas fueron, acaso, la primera socialización lingüística del transporte para trasladar a conjuntos de personas de un lugar a otro. Y si usted necesita el bus, la guagua o el colectivo en México (Méjico) debe esperar en la parada a que llegue la camioneta (otras veces, el camión), es decir, el vehículo a motor que lo trasladará por la ciudad o de una urbe a otra. Y al igual que en el Sur de Chile y zonas argentinas, no confíe en las guaguas de Perú, es decir, en los niños: a poco que se despiste, lector, ¡pueden mearle la ropa que lleva puesta! O, acaso, puede verse afectado en su hipotética diabetes o en su sensibilidad contraria a la antropofagia o canibalismo (voz esta del caríbal): le darían a comer pan dulce ¡en forma de niño!

   Por tanto: ¿existe una “forma correcta” para referirse a los vehículos de transporte de personas? Si la norma la marcara el número de usuarios, quizás el término guagua debería imponerse en la generalización (como ustedes / vosotros o el seseo / pronunciación castellana de c ante e, i). Pero la rica variedad de nuestra lengua no se asusta ante varios términos para un mismo significado, la duplicidad de formas para un conjunto de personas o cuestiones fonéticas, respectivamente. Todas son correctas y válidas en cuanto que sectores sociales muy amplios las usan y no se crean problemas en la comunicación: es la madurez del español. (Lo que cabrea son los complejillos de inferioridad de paisanos canarios, por ejemplo). 

 

* Publicado con autorización del autor