Las hazañas y machadas de "La Manada" - por Erasmo Quintana *

Qué miserable es la conducta de cierta parte del género humano que se cree con derecho a hacer lo que sus bajos instintos les dictan, pisoteando inmisericordemente todo lo que se le pone por delante, violando en los demás derechos que quiere intocables para sí mismos. Es el caso de la Manada, cuyos cinco miembros, presuntos violadores de una joven en la fiesta de los Sanfermines -causa que se está viendo estos días en los tribunales- destrozaron la normalidad cotidiana de una criatura en el interior de un portal, trauma para ella de por vida; porque la violación quintuplicada la marcará para siempre. La Manada está compuesta de un peluquero, un ya exsoldado en la UME de la base de Morón de la Frontera (Sevilla) y los otros tres a los que no se les conoce oficio. Esta pandilla adoptó en sus comienzos el apelativo de “Lobitos”. La víctima fue obligada a practicarles felaciones a todos, mientras dos de ellos la penetraban vaginal y analmente. Sus teléfonos móviles recogieron la vesania, que luego sería motivo de regocijo general compartiéndolo al amplio círculo de amistades.

Hoy esas cinco bestias, que no dejan en buen lugar su origen sevillano -distrito hispalense de Amate- están ante la Justicia con todos sus derechos a la defensa, faltaría más, ya que afortunadamente están en un Estado de Derecho. Pero lo que no es de recibo es que en aras de esa defensa su abogado le construya un relato que incluye un vídeo a todas luces manipulado y obsceno. ¿Es aceptable que para justificar una supuesta actitud de lo más vil (alegan en su defensa que fue sexo consentido) se intente saber cómo era el comportamiento de la dolorida en su vida privada e íntima?

La intimidad es inviolable y forma parte de los derechos fundamentales de la persona, Art. 18.1 de la Constitución. Por ello, que se pueda tener en cuenta para demostrar que la supuesta violada es una mujer “liviana”, dando fuerza al argumento de que la quíntuple violación fue consentida y “disfrutada” por la joven, cueste creerlo, además de lo sorprendente de que el juez haya tomado en consideración y a trámite esa prueba ilegal. Esto, como se narra, de ser así puede que sea un mal sueño.                                             

El juicio se está celebrando a puerta cerrada para evitar que el mismo lo conviertan en  un espectáculo, y la acusada lejos de la presencia de sus violadores, porque éstos están en una dependencia contigua; al parecer la última vista sí será pública. Los números de la Policía Local que recogieron la denuncia de la joven testificaron que dada su experiencia profesional en estos casos, apreciaron que la denuncia de la afectada por violación no les pareció fingida. Que al parecer, estos energúmenos estuvieron con antelación preparando minuciosamente la violación (a la que en mala hora le tocara) con pastillas y drogas, etcétera, es decir que iban a la Fiesta de San Fermín en Navarra a disfrutar de la algarabía y el fiestorro haciendo hazañas de machos Alfa con total impunidad y ceguera del alma.

Ceguera del alma es cuando, debiendo hallarse naturalmente una cualidad elevada del espíritu en un ser humano, no la encontramos. Cuando se está desprovisto de la capacidad para ponerse en la piel de su semejante y cuando se da la ausencia del más mínimo respeto hacia el otro, si concurriese por lógica humana todas las circunstancias para que ese respeto deba darse. Vivimos, mis amigos, tiempos cambiantes donde todos los valores están cotizando a la baja, por lo que no puede haber cambio real en la vida de los humanos a nivel de persona, de familia y en general, hasta que haya un cambio radical a mejor en la sociedad.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana