Historia tramposa y criminal de EEUU - Federico Aguilera Klink, desde un texto de Howard Zinn
Historia tramposa y criminal de EEUU - Federico Aguilera Klink, desde un texto de Howard Zinn
A la vista de la práctica habitual de las mentiras que inventa y relata el gobierno de los EE UU a cuenta de Ucrania, apoyado por la UE y GB, y que lleva décadas realizando para justificar la violencia de su política cotidiana, me parece oportuno retroceder al siglo XIX, de la mano del inmenso historiador que fue Howard Zinn, para ver que estas prácticas basadas en la violencia, la mentira y la manipulación actuales constituyen la base real de la supuesta democracia americana desde que los primeros colonos ingleses desembarcaron en América. La única diferencia es la mayor sofisticación en las prácticas pero la zafiedad sigue siendo la misma.
Federico Aguilera Klink
MIENTRAS CREZCA LA HIERBA Y CORRA EL AGUA - HOWARD ZINN
(Extracto del capítulo 7 del libro La otra historia de los Estados Unidos)
Andrew Jackson era, yerno del presidente Jefferson y también era un especulador inmobiliario, comerciante, negrero y el más agresivo enemigo de los indios en la primitiva historia americana. Llegó a ser héroe de la Guerra de 1812, que no fue (como a menudo nos dan a entender los libros de texto americanos) simplemente una guerra por la supervivencia contra Inglaterra, sino una guerra para la expansión de la nueva nación hacia tierras de Florida, Canadá y el territorio indio. Tecumseh, un jefe Shawnee y famoso orador, intentó unir a los indios contra la invasión blanca.
"La tierra”, dijo, "pertenece a todos, para el uso de cada uno..."
Enfurecido cuando otras tribus indias se vieron obligadas a ceder una gran porción de su territorio al gobierno de los Estados Unidos, Tecumseh organizó un gran encuentro indio en 1811. Reunió a cinco mil indios en la ribera del río Tallapoosa en Alabama, y les dijo: "!Que perezca la raza blanca. Ellos nos toman las tierras, corrompen a nuestras mujeres, pisotean las cenizas de nuestros muertos!. Hay que enviarles por un rastro de sangre al sitio de donde provinieron".
Los indios creek ocupaban la mayor parte de Georgia, Alabama y Mississippi. En 1813 algunos de sus guerreros mataron a 250 personas en Fort Mims y seguidamente las tropas de Jackson quemaron un poblado creek, matando a hombres, mujeres y niños. Jackson estableció la táctica de prometer recompensas en tierras y en botín.
Pero entre los hombres de Jackson hubo motines. Estaban cansados de la lucha y querían volver a casa. Jackson escribió a su mujer, hablando de "los antaño valientes y patrióticos voluntarios… reducidos... a la condición de meros quejicas, sediciosos, amotinados y llorones".
Cuando un tribunal militar condenó a muerte a un soldado de diecisiete años por haberse negado a limpiar su comida y por encañonar a un oficial, Jackson desoyó la petición de clemencia y ordenó que se llevara a cabo la ejecucíón. Pero se alejó para no oír los tiros.
Jackson se convirtió en un héroe nacional en 1814, cuando luchó en la batalla de Horseshoe Bend contra mil indios creeks, de los cuales mató a ochocientos, con pocas bajas entre los suyos. Sus tropas blancas habían fallado en el intento de atacar frontalmente a los creeks, pero los cherokees, a quienes había prometido la amistad del gobierno si se aliaban en la guerra, nadaron a través del río, atacaron a los creeks por la espalda, y ganaron la batalla para Jackson.
Cuando acabó la guerra, Jackson y sus amigos empezaron a comprar las tierras confiscadas a los creeks y Jackson se hizo nombrar comisario del tratado dictado en 1814, por el cual se dejaba a la nación creek sin la mitad de su territorio.
El tratado dio pie a algo nuevo e importante. Concedía a los indios la propiedad individual de la tierra, consiguiendo así abrir fisuras entre ellos, rompiendo la costumbre de la tenencia comunal de la tierra, sobornando a unos con tierras, dejando a otros sin ella, introduciendo la competitividad y la confabulación que marcaría el espíritu del capitalismo occidental. Se asociaba bien con la vieja idea jeffersoniana respecto a la manera en que se debía tratar a los indios, en base a su incorporación a la "civilización".
Entre 1814 y 1824, en una serie de tratados con los indios del Sur, los blancos se apoderaron de las tres cuartas partes de Alabama y Florida, una tercera parte de Tenessee, una quinta parte de Georgia y Mississippi, y partes de Kentucky y Carolina del Norte. Jackson jugó un papel clave en estos tratados, con el uso del soborno, el engaño y la fuerza para apoderarse de más tierras, y además dio empleo a sus amigos y parientes.
Estos tratados y estas violaciones del territorio indio, permitieron la implantación del reino del algodón y el establecimiento de las fincas negreras.
Jackson había extendido las colonias blancas hasta la zona fronteriza de Florida, que era propiedad de España. Aquí yacían los poblados de los indios seminoles, y se refugiaban algunos esclavos negros. Con el pretexto de que era un santuario de esclavos fugitivos e indios saqueadores, Jackson empezó a realizar incursiones en Florida. Florida, según dijo, era esencial para la defensa de los Estados Unidos. Era el prólogo clásico a una guerra de Conquista.
Así empezó la Guerra Seminole de 1818, que acabó con la adquisición americana de Florida. Aparece en los mapas escolares con el lema discreto de "Compra de Florida, 1819" -pero en realidad nació de la expedición militar de Andrew Jackson más allá de las fronteras de Florida, quemando poblados seminoles y capturando fuertes españoles, hasta que España se vio "persuadida" de la necesidad de vender. Actuó, dijo, según las "inmutables leyes de la autodefensa".
Así llegó Jackson a ser gobernador del territorio de Florida. Ahora podía dar buenos consejos comerciales a sus amigos y parientes. A un sobrino le aconsejó que se apoderara de propiedades en Pensacola y a un amigo, cirujano general del ejército, le aconsejó que comprara todos los esclavos que pudiera, porque el precio estaba a punto de subir.
Cuando dejó el ejército, también dio consejos a los oficiales sobre cómo tratar el tema de la alta incidencia de la deserción. (Los blancos pobres -incluso si inicialmente estaban dispuestos a dar sus vidas- puede que ya hubieran descubierto que las recompensas de la batalla eran para los ricos). Jackson recomendaba los azotes para los dos primeros intentos, y la ejecución para la tercera vez.
Si repasamos los libros de texto de la historia americana en los institutos y en las escuelas primarias, encontraremos al Jackson soldado fronterizo, demócrata y hombre del pueblo, no al Jackson negrero, especulador inmobiliario, ejecutor de soldados disidentes y exterminador de indios.
Después de la elección de Jackson como presidente en 1828 (después de John Quincy Adams, que siguió a Monroe, que había seguido a Madison, que había seguido a Jefferson), los dos partidos políticos eran los Demócratas y los Whigs, que no se ponían de acuerdo sobre el tema bancario y las tarifas, pero sí en los temas cruciales referidos a los blancos pobres, los negros, y los indios -aunque algunos trabajadores blancos veían a Jefferson como su héroe, porque se opuso al Banco del hombre rico.
Durante el mandato de Jackson y el del hombre que él mismo eligió para sucederle, Martin Van Buren, se obligó a setenta mil indios a desplazarse desde sus tierras al este del Mississippi, hacia el oeste. En Nueva York quedó la Confederación Iroquesa. Pero expulsaron a los indios sac y fox de Illinois, después de la Guerra del Black Hawk (Halcón Negro). Cuando el jefe Black Hawk fue derrotado y capturado en 1832, hizo un discurso:
Black Hawk es ahora prisionero del hombre blanco…. No ha hecho nada que tuviera que avergonzar a un indio. Ha luchado por sus compatriotas, las indias y los hijos, contra el hombre blanco, que venía año tras año a engañarlos y quedarse con sus tierras… Los blancos son malos maestros de escuela; llevan libros falsos, y hacen acciones falsas, sonríen en la cara del pobre indio para engañarlo, les dan la mano para ganar su confianza, para emborracharlo para engañarlo, y deshonrar sus mujeres….Los hombres blancos no cortan la cabellera, hacen algo peor, envenenan el corazón…¡Adios, mi nación! ¡Adios Black Hawk!.
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Federico Aguilera Klink