Histórico discurso de Robert F. Kennedy Jr. en Berlín - por Erasmo Quintana *

Al aire libre, en un bello rincón de un parque público de Berlín, nada más empezar su discurso dijo: “Allí, en mi hogar, en los EE.UU., los periódicos están diciendo que yo he venido aquí para hablar a más de cinco mil nazis… Y mañana ellos van a reportar que sí, que estuve aquí. Estoy en esta multitud y veo lo opuesto al nazismo. Veo a mucha gente que ama la democracia, gente que quiere gobiernos abiertos y libres; veo gente que quiere partidos que no vengan a mentirles.” 

“Quieren responsables de la salud que no tengan intereses financieros con las farmacéuticas, y que lo más importante para ellos sea la dignidad humana. Quieren dirigentes que se preocupen de la salud de sus hijos, no de las ganancias de la industria farmacéutica. ¡Oh, oh, a los gobiernos les encantan las pandemias por la misma razón que aman las guerras! Desde hace años están planeando y pensando en las pandemias. Ellos pueden decir con exactitud cuál es el índice mundial de mortalidad por el Covid.”

“A Hermann Göring, en el juicio de Nuremberg, le preguntaron cómo fue posible aquella horrible barbarie, a lo que él contestó que era muy fácil y que nada tenía que ver con el nazismo, que se trataba de ir orquestando obediencia a la población. Aquello se pudo hacer también en un sistema democrático, en una República, en una Monarquía, en el Comunismo o en el Socialismo. Tiene que ver con la estupidez humana: hay que insuflar el Miedo. Los grandes poderes económicos mundiales no han hecho bien su trabajo protegiendo la salud de las poblaciones. Solo controlan la cuenta bancaria. Dedican su trabajo en aminorar el encendido de un aparato digital de 16 segundos a 6, y en ésto se gastan cinco trillones de dólares. Pero no es eso lo que en el fondo están buscando: lo hacen para así y de paso controlar nuestras vidas, lo del totalitarismo llevado al extremo.”

No cabe duda que el extracto de este discurso, pronunciado por un perteneciente a la saga de los Kennedy, no tiene desperdicio. Dijo más cosas, todas interesantes. A su tío John, presidente de los EE.UU, lo asesinaron en Dallas, así como, en Los Ángeles, a su padre Robert, hermano de John. 

Lo que nos hace sospechar que éste puede correr igual suerte, pues ya se sabe que en aquel país de pistoleros, al que hace peligrar el modus vivendi de prohombres y sus prebendas económicas, lo quitan de enmedio. Vemos que en aquel país son dos partidos los que se alternan en el poder: el Partido Republicano y el Partido Demócrata, remedo éste de la izquierda como la entendemos nosotros, y los republicanos, de la derecha y extrema derecha. Éstos, a lo largo de la historia, cuando alguien de los demócratas les estorba, no tienen muchos escrúpulos para asesinarlo sin contemplaciones. Es su modus operandi más habitual.

Son muchas las voces que reflejan la poca credibilidad que nos merece el mensaje oficial del problema pandémico del Covid. Estas voces ya se han manifestado en Reino Unido, Alemania y Francia -pronto lo harán también en España-; estos países, con gran número de participantes, han protestado por el trato maniqueo (oficial de los gobiernos) en el tratamiento de una pandemia que se ha cobrado la vida de millones de seres humanos en el mundo.

El misterio del origen y expansión del coronavirus

Tenemos que creernos que el coronavirus ha surgido de la nada, por generación espontánea, y su acción terrorífica, la más natural de sus consecuencias. Sin embargo, nadie es capaz de afirmar con exactitud cuál fue su origen, si es un virus que tiene caducidad y, por tanto, en un tiempo equis desaparecerá, si es un bicho de ida y vuelta, eternizándose ad infinitum. Nadie, hasta el momento, nos puede asegurar nada sobre el virus: ¿por qué no se realizan biopsias para saber con exactitud si el bicho fue quien ocasionó la muerte, o había una patología previa? Lo que sí sabemos con certeza es que Bill Gates, que cambió los virus informáticos por los virus humanos, hace poco hizo un ensayo de pandemia (Evento 201, en 2019), y pronosticó lo que hoy nos está sucediendo, punto por punto. El poder económico universal (ése al que defienden los grandes medios de comunicación, blanqueando sus siniestras maniobras), ahora que no es posible, ni operativa, una guerra atómica universal, provoca una guerra mundial bacteriológica. Y después, el auténtico negocio: las vacunaciones mundiales generalizadas.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana