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viernes, 29 de marzo de 2024 07:19h.

Iglesias, vicepresidente de Garzón - por Alejandro Floría Cortés

ALEJANDRO FLORÍA CORTÉSEs de esperar que Pablo Iglesias preferiría ser vicepresidente de Alberto Garzón antes que del alero social-liberal Pdr Snchz. Eso, si las intenciones del Secretario General de Podemos son las de cambiar algo más que las caras y las siglas en espacios políticos acotados y predefinidos; algo que entre la deriva de su discurso, su operativa histriónica y las influencias a las que se refiere, no termina de quedar claro a fecha de hoy.

Iglesias, vicepresidente de Garzón - por Alejandro Floría Cortés *

Es de esperar que Pablo Iglesias preferiría ser vicepresidente de Alberto Garzón antes que del alero social-liberal Pdr Snchz. Eso, si las intenciones del Secretario General de Podemos son las de cambiar algo más que las caras y las siglas en espacios políticos acotados y predefinidos; algo que entre la deriva de su discurso, su operativa histriónica y las influencias a las que se refiere, no termina de quedar claro a fecha de hoy.

Hoy, que todo es líquido, no sabemos si Pablo Iglesias considera que para las medras temporales "la simulación de la virtud aprovecha; la misma virtud estorba" [1], y si hará suyo aquello de que "yo no digo nunca lo que creo, ni creo nunca lo que digo, y si se me escapa alguna verdad de vez en cuando, la escondo entre tantas mentiras, que es difícil reconocerla.” [2]. Quizás sea todo lo contrario, o según convenga, pues la liquidez supone cambiar de forma, pero no de volumen.

¿No es, acaso, cuestión de volumen el alcance de un programa electoral? Debo admitir que se me ponen los pelos como escarpias cuando se hablan de amplias coincidencias programáticas entre PSOE y Podemos o cuando Podemos explica a qué se disponía a renunciar para alcanzar un acuerdo ("Cesiones que he trasladado" y "Aceptaremos medidas que no nos convencen"). Aunque sólo fuera por la evidente y limitante circunscripción de la acción política a las instituciones y, peor aún, a un gobierno.

La experiencia siempre ha demostrado que jamás suceden bien las cosas cuando dependen de muchos, citó Maquiavelo y practicó el príncipe de Podemos con su labor de artificiero con los espacios de participación, movilización y acción política que una vez se conocieron como Círculos. ¿Pretende, de veras, Podemos ir más allá de esa mera reposición, qué queda del discurso inicial? ¿Habrán mareado la perdiz más de la cuenta en virtud de una estrategia política, absolutamente alejada de las personas, si es que alguna vez la hubo?

No han sido pocos los análisis sobre la formación morada en este sentido, desde su escasa consistencia ideológica [3] y su indisoluble adscripción al sistema establecido desde su procedencia [4]; más allá, por otra parte, de la amplia hemeroteca que denuncia el paracaidismo y el posicionamiento de afines a las cúpulas en los ámbitos más locales. En este momento en el que su panfleto partidista (im-Público) vuelve a hablar de la confluencia con IU (desde las mismas posiciones de predominio y cutre-condescendencia pero con un tono claramente más interesado), ¿existe realmente un espacio de encuentro entre ambas formaciones o, mejor, con una lectura desde abajo,para simpatizantes de ambas formaciones y, por descontado y primero, para todos aquellos movimientos, agrupaciones, colectivos, sindicatos,... desde el que se puedan articular las luchas, desarrollar iniciativas de organización, participación, cooperación y relación,...?

Aunque perdura en el recuerdo un Podemos original de ruptura y transformación, hoyIzquierda Unida va muy por delante de la formación morada en este sentido, a pesar del vergonzoso apagón mediático al que fue sometida en la pasada campaña electoral del 20-D y de la convenientemente mediatizada situación de la organización en Madrid, aderazada con otros elementos espectaculares como Tania "no voy a entrar en Podemos" Sánchez.

Si bien hay un amplio debate en este momento, parece resultar evidente quedifícilmente se puede abordar una acción política de ruptura y transformación sólidamente fundamentada si no se articula fuera de las limitaciones que establece el propio sistema. Quizás sea por eso que suenen tanto determinados autores que, lejos de anclarse en etiquetas, hacen gala de una encomiable visión de conjunto, imprescindible para plantear nuevas posibilidades. Muy ilustrativas son las palabras de David Harvey en este sentido:

"Murray Bookchin, que era anarquista y dejó el anarquismo, dijo [...] que él pensaba que el futuro de la izquierda dependía de poder juntar lo mejor del anarquismo con lo mejor del marxismo, y que mientras no aprendamos a hacer eso no vamos a ir a ningún lado. Me inclino a estar de acuerdo con eso, porque pienso que muchas de las ideas que se encuentran en los grupos autonomistas y anarquistas en términos de organización social y relación con la naturaleza son muy positivas, y merecen ser miradas y trabajadas. Me gusta la idea del socialismo confederal, un modo de gobierno basado en asambleas locales y asambleas macro, que buscan formas de desplazar al Estado capitalista con otras formas de gobierno. Son ideas muy interesantes."

Efectivamente, más allá del tradicional conflicto de ambos pensamientos, parece que tiene mucho sentido plantear soluciones en las que se combine un municipalismo profundamente participativo, autogestionado y colaborativo con una supraestructura que gestione lo común que, operativamente, trasciende al municipio.

Con la intención de promover el debate en torno a la referida idea de que "el futuro de la izquierda dependía de poder juntar lo mejor del anarquismo con lo mejor del marxismo", me permito recomendar el libro "Rutas sin mapa - Horizontes de transición ecosocial", de Emilio Santiago Muiño, en el que se manejan conceptos (tan) comunes a ambas posiciones. Así, para una transformación del sistema socieconómico y político jurídico, es evidente que se precisa:

  • Un proceso constituyente ecosocialista y libertario.

  • La socialización de sectores económicos estratégicos.

  • La auditoría pública de la deuda económica, social y ecológica.

  • Unas medidas radicales de redistribución de la riqueza.

  • Una reforma fiscal y contable de signo ecológico.

  • El blindaje y rediseño de servicios públicos gratuitos y universales.

  • El fomento, conservación y gestión de bienes comunes.

  • Un impulso del cooperativismo

dentro de un cambio indispensable de paradigma cultural y económico-energético, que sería objeto de amplia reflexión, debate y puesta en común, además de la imprescindible pedagogía.

Pero, como vemos, ninguno de los puntos anteriores ha sido omitido de las campañas electorales de las formaciones que lideran los "Ayuntamientos del Cambio". También sabemos de las muchas dificultades y de las contradicciones en las que han incurrido estas corporaciones, a falta de experiencia en articular la participación y desarrollar su implementación, pero eso sería cuestión, también de otras líneas.

Cómo no iba a preferir Pablo Iglesias ser vicepresidente de Alberto Garzón antes que de Pedro Sánchez, si cuando habla de cambio lo hace con honestidad. De otra forma, parecería no estar saliendo de todo lo que aprendió en su Erasmus, cuando no todo es la cosa académica:

"Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie".

"¿Y ahora qué sucederá? ¡Bah! Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos, y, después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado".

"…una de esas batallas que se libran para que todo siga como está"

El gatopardo Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957)


 

[1] Benito Jerónimo Feijoo: Teatro crítico universal

"El centro de toda la doctrina política de Maquiavelo viene a estar colocado en aquella maldita máxima suya de que para las medras temporales, «la simulación de la virtud aprovecha; la misma virtud estorba». De este punto sale, por líneas rectas, el veneno a toda la circunferencia de aquel dañado sistema. Todo el mundo abomina el nombre de Maquiavelo, y casi todo el mundo le sigue. Aunque por decir la verdad, la práctica del mundo no se tomó de la doctrina de Maquiavelo; antes la doctrina de Maquiavelo se tomó de la práctica del mundo. Aquel depravado ingenio enseñó en sus escritos lo mismo que él había estudiado en los hombres. El mundo era el mismo antes de Maquiavelo que es ahora; y se engañan mucho los que piensan que los siglos se fueron maleando así como se fueron sucediendo."

[2] Maquiavelo, Carta a Francesco Guicciardini, mayo de 1521

[3] "La influencia de Laclau y Mouffe en Podemos: hegemonía sin revolución"

(http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article90411)

"Tres son los elementos que Laclau y Mouffe deben desechar o reformular en su esencia para poder utilizar a Gramsci: su concepto de hegemonía socialista, la “guerra de posiciones” y la noción de conciencia contradictoria. Estas tres reinterpretaciones se fundamentan en la negación de la clase trabajadora como agente principal del cambio social y como portadora potencial de una propuesta global para la sustitución del capitalismo por un sistema más justo."

[4] "Nada bueno puede venir de la universidad"

(https://revistanada.com/2014/07/29/tolays-universitarios/)

El éxito social de las alternativas políticas nacidas en las universidades no reside en su capacidad para conquistar ciertas parcelas de poder (actualmente en un nuevo impulso electoralista), sino en imponerse como fuerza reconocida y aceptada bajo la forma de grupo de presión aparentemente apolítico diluido en la sociedad (de ahí que no se constituyan como partidos, sino como movimientos, círculos, etc.). Constituyen el elemento moderno de la pacificación social, portadores de la concepción de la sociedad civil y del ciudadanismo. Lejos de atacar el principio del Estado, protestan contra las desviaciones y las limitaciones de los regímenes liberales para la realización del Estado democrático.Una sociedad fundada en la explotación y la separación sólo puede lograr cohesión interna por medio de una mentira de pretensión universal

 

* En La casa de mi tía por gentileza de Alejandro Floría Cortés