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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

¡De ilusiones no se vive, la esperanza es sólo un deseo! - por Isidro Santana León

 

isidro santana leónNo hay duda de que Canarias y su pueblo pueden vivir con garantías como Estado soberano dentro del concierto internacional, con unas posibilidades de desarrollo en todos los sectores, inimaginable para nuestro alienado y desgraciado pueblo.

¡De ilusiones no se vive, la esperanza es sólo un deseo! - por Isidro Santana León *

No hay duda de que Canarias y su pueblo pueden vivir con garantías como Estado soberano dentro del concierto internacional, con unas posibilidades de desarrollo en todos los sectores, inimaginable para nuestro alienado y desgraciado pueblo.

Canarias y su pueblo, por hechos y datos contrastados en los propios balances económicos de la metrópoli, es una gran mina de oro a la que no han vendido ni soltado por sus altos rendimientos económicos. España, rapiña más de nuestras rentas que lo que recibimos de ella, añadiendo que el residuo o la limosna que nos devuelven ni, si quiera, revierte en el pueblo sino en la casta esbirril que cuida de la finca ultramarina. Por este y otros motivos de supervivencia, no queda otra salida que romper con el aherrojamiento secular que nos ha convertido en sus siervos y nuestra patria en su prostíbulo.

La cuestión radica en cómo cambiar esta deplorable e humillante situación, conociendo que la metrópoli cuenta con todos los medios para la distorsión y el engaño, el aparto de adiestramiento desde las universidades hasta la primaria, su maquinaria bélica y, sobre todo, con una mayordomía lacayil que le hace en trabajo sucio –nauseabundo–   a cambio de enriquecerse de la miseria de su pueblo.

No, no tienen excusa, no hay efugio para todos los que treparon hasta las administraciones coloniales –inclusive partiendo del campo independentista– para unirse a los caiques e hijos y nietos de éstos que han subyugado a nuestro pueblo. No me cansaré de decir, que quien entra a formar parte de la estructura colonial terminará pudriéndose y los tenemos a todos enchufaditos y a la vista, prestándose a los dictámenes de la madrastra arbitraria en detrimento de nuestro pueblo.

La mayoría de nuestros paisanos, creen que es imposible vivir como Estado soberano, dando por hecho que España es fundamental o imprescindible para la supervivencia de Canarias, desconociendo que la servidumbre a que estamos abocados deviene del axiomático estatus colonial que nos atenaza: “sólo es utopía lo que no se intenta” –expreso yo en un tema musical mío.

Empero, está la otra parte que tiene magna responsabilidad en el anquilosamiento del soberanismo y el arraigo del colonialismo en la psique de nuestro pueblo, sector que antaño estaba unido en el proyecto anticolonial y que, por mor de los personalismos y el despreciable afán de notoriedad, han atomizado y esterilizado lo que hoy podría ser ese el gran Movimiento de Liberación Nacional y, quién sabe, si de no caer en el envilecimiento, hoy ya hubiéramos sido un Estado soberano con nuestro asiento en las Naciones Unidas.

Este fin de semana me encuentro con un antiguo compatriota, que me dice que “hay que tener esperanza y todo saltará en su debido momento”: nada se consigue por casualidad ni por mandato divino sino por la acción en bloque contra el colonialismo, no caben los milagros.

Retomando lo de la atomización y la evidente dispersión propagada por estos personajes en el campo nacional, se le ha hecho al colonialismo español una labor “encomiable”. Cada cual, con su narcisismo enfermizo, han montado clanes que, de forma cainita y fratricida, han aleccionado en su verdad absoluta a las nuevas e ingenuas generaciones, que practican con la ignorancia más supina, sin imparcialidad ni contrastación de lo sucedido, el ataque contra otros clanes o bien contra los hombres que, por decoro, señalan el mal ya endémico e irremediable en nuestra patria.

Sí, todos dicen tener la razón y haber sido víctimas de algo, pero cada uno de los profetas o líderes de postín, tienen su nefasta historia de rupturas de proyectos que podrían ser funcionales, de acciones políticas impúdicas y reprobables, individuos que incluso usan como arma la vida personal del otro, usando la más mendaz puñalada con el fin de dañar, desprestigiar, buscar la animadversión y toda la estrategia vil que se les puedan ocurrir.

Tantos que alegan que no tenemos medios para articularnos ni aparato para contraatacar el coloniaje, cuando me consta que hay una clase media, empresarios canarios asfixiados por las multinacionales y las políticas anticanarias llevadas a cabo (que han desmantelado casi todos nuestros sectores productivos para beneficiar a importadores amigos y familiares de políticos vasallos), que estarían dispuestos a la cooperación en la emancipación de Canarias… Claro, el requisito primordial de este sector de nuestra nación, es que exista una estructura aglutinadora, con un proyecto viable, serio y pragmatismo, para ellos poder dar el paso. Sí, estoy hablando de empresarios sin ideología y que tienen claro que lo primordial es engrandecer Canarias.

Yo, ojala me equivoque, digo que, con lo que pulula por estos lares, no hay solución ni remedio, a no ser que surja una nueva generación que no se deje manipular ni pudrir por estos los clanes cuyos logros es vivir del cuento histórico de lo que hicieron –o lo que mal hicieron–, que maduren como verdaderos militantes y activistas, que trabajen al margen de cualquier intoxicación e injerencias mesiánicas y que su norte sea exclusivamente la liberación nacional de Canarias. Mi padre me dijo, antes de morir, que se iba con la pena de no poder ver su Canarias independiente… recuerdo que mis palabras fueron: “quizás yo tampoco la vea, pero no voy a dejar de luchar por ello”.

* En La casa e mi tía por gentileza de Isidro Santana León

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