Buscar
sábado, 20 de abril de 2024 11:34h.

Jerarcas del PP y algunos del PSOE coinciden - por Antonio Aguado

En caso de que la actual legislatura se haga realidad y no tengamos que acudir a unas nuevas elecciones, lo más probable será porque los jerarcas del PP y algunos del PSOE que se identifican y confunden entre ellos, se impondrán en sus preferencias por un pacto y gran coalición entre éstos dos partidos políticos, con los apoyos y presiones de los poderes económicos que cuentan con muchos medios a su alcance, entre otros los de comunicación que ejercen papeles de mediatización y las entidades bancarias, acreedoras de gran parte de las deudas contraídas por las organizaciones políticas, que se ven por ese motivo muy condicionadas.

Jerarcas del PP y algunos del PSOE coinciden - por Antonio Aguado *

Los resultados electorales de las pasadas elecciones generales han cambiado el panorama político, que estaba establecido desde el comienzo de la Transición con la configuración de gobiernos estables, gracias a las mayorías absolutas o simples pero bastantes holgadas de los partidos que los sustentaban, como ocurrió desde un principio y hasta su extinción con la UCD y ya posteriormente y hasta ahora con la alternancia  del PSOE y PP. Cuando no alcanzaban la mayoría suficiente, éstas tres opciones políticas han tenido que recurrir en algunas legislaturas a acuerdos con otros partidos políticos, fundamentalmente los nacionalistas CiU y PNV.

En caso de que la actual legislatura se haga realidad y no tengamos que acudir a unas nuevas elecciones, lo más probable será porque los jerarcas del PP y algunos del PSOE que se identifican y confunden entre ellos, se impondrán en sus preferencias por un pacto y gran coalición entre éstos dos partidos políticos, con los apoyos y presiones de los poderes económicos que cuentan con muchos medios a su alcance, entre otros los de comunicación que ejercen papeles de mediatización y las entidades bancarias, acreedoras de gran parte de las deudas contraídas por las organizaciones políticas, que se ven por ese motivo muy condicionadas.

Como se está comprobando en las negociaciones para configurar el gobierno, el PP con sus estructuras muy encorsetadas y desde su máximo jerarca Rajoy y pasando por todos los demás, lo tiene muy claro y pretende configurar un gobierno según ellos “estable”, con el PSOE y Ciudadanos. Éstos igualmente y como era de prever también lo desean, y achacan a los socialistas la falta de decisión para que se pueda lograr el referido gobierno.

El PSOE tiene la llave para que las pretensiones del PP y Ciudadanos se hagan realidad, pero a diferencia de éstos la decisión final no la tiene muy clara, o más bien ésta dividida. Aunque por una parte sale a relucir la postura “oficial” expresada por Pedro Sánchez, que fue la adoptada por el Comité Federal (creo que sin mucho sentimiento y/o convencimiento de una parte de sus componentes) del pasado 26 de diciembre, donde se decidió no apoyar a Rajoy como presidente, ni al Partido Popular para que forme gobierno, pero también se han venido manifestado otras voces de altos dirigentes socialistas, empezando por su máximo referente Felipe González, que desde semanas antes de las elecciones y ateniéndose a las encuestas, ya preconizaba el gobierno de gran coalición entre el PP y el PSOE.

Afortunadamente ésta tesis cada vez se ha ido alejando más, gracias a la incertidumbre y más que probable no investidura de Arthur Mas a la presidencia de la Generalitat, por la negativa de la CUP para que él no sea el candidato, lo que obligaría a celebrarse unas nuevas elecciones probablemente el próximo 6 de marzo, e igualmente por haber tomado la iniciativa Pedro Sánchez, para que en caso de Rajoy no poder formar gobierno sea él quien lo intente, con otras organizaciones políticas de izquierda y progresistas. Su reciente visita a Portugal para conocer a través de su primer ministro el socialista Antonio Cost, la experiencia que están viviendo, con el acuerdo de gobierno que tienen con el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista, la ha visto como muy positiva, con logros en tan poco tiempo conseguidos en materia de políticas sociales y económicas. Lo malo y como suele pasar, es que una vez más el PSOE (parte de sus dirigentes), “se tira piedras sobre su propio tejado”.

Si se ha logrado en Portugal, en España no debe ser una excepción. Las diferencias con Podemos se han aminorado y lo que antes planteaban como exigencia: “la celebración de un referéndum de autodeterminación para que el Pueblo Catalán decida su futuro”, ya con arreglo a las declaraciones de sus dirigentes, todo se puede negociar y si no renuncian al referéndum de autodeterminación, pero éste se podría convocar al final de la legislatura, aunque se tendría que hacer público antes de las nuevas elecciones catalanas. Medida que con toda posibilidad sería rentable para Podemos que afianzaría aún más ser la primera fuerza política en Cataluña y un mayor arraigo y ascenso del PSOE en esa comunidad. Aparte de esto y para desarmar más al independentismo catalán, que ahora al no estar de acuerdo con la elección de la presidencia de la Generalitat está dividido y enfrentado y en consecuencia debilitado, en caso de gobernar en Cataluña un gobierno de izquierda y progreso, lo prioritario tiene que ser realizar gestiones encaminadas a combatir la marginación y la pobreza (también en toda España), mediante políticas de justicia social, derechos y libertades. Transparencia de las instituciones y que sean más democráticas y participativas.

Tal y como pretende y extiende la derecha y algunos significativos socialistas, no hay que temerle al mencionado referéndum. En caso de celebrarse el no estaría más que asegurado con los votos de En Comú Podem, PSC- PSOE, Ciudadanos y PP. España no se romperá como dice el Partido Popular máximo responsable con su reaccionaria política de enfrentamientos del aumento independentista catalán (al comienzo de la legislatura no llegaba al 20% y al finalizar cuentan con 48%). Tanto Pablo Iglesias como Ada Colau y otros dirigentes de Podemos, se han pronunciado y dejado muy claro que están por el referéndum, pero que no son independentistas y en consecuencia, harán campaña en contra de la independencia.

Lo que no se puede hacer es estar todo la vida rehuyendo y no afrontando los problemas, haciendo que éstos se agraven mucho más. Las experiencias de referéndums en países occidentales, como dos veces en Canadá en su región francófona Quebec y en Escocia, han sido significativas y alentadoras con el triunfo del no a la independencia.

 

* En La casa de mi tía por gentileza de Antonio Aguado Suárez