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jueves, 18 de abril de 2024 23:26h.

A Juan Martín: ni hijo pródigo ni nada que se le parezca - por Miguel Ángel Pulido

Creo, Sr. Martín, que se confunde cuando refiriéndose a mi persona, habla del “hijo pródigo”, porque yo no me incorporo a Nueva Canarias desde el arrepentimiento, ni buscando ningún tipo de perdón, me incorporo para trabajar, desde el compromiso político y social, para intentar avanzar en la construcción de una sociedad más justa.

A Juan Martín: ni hijo pródigo ni nada que se le parezca  - por Miguel Ángel Pulido

Creo, Sr. Martín, que se confunde cuando refiriéndose a mi persona, habla del “hijo pródigo”, porque yo no me incorporo a Nueva Canarias desde el arrepentimiento, ni buscando ningún tipo de perdón, me incorporo para trabajar, desde el compromiso político y social, para intentar avanzar en la construcción de una sociedad más justa. El que opina lo contrario, que está en su derecho, no me conoce personalmente, ni creo que esté analizando mi trayectoria política de manera global y objetiva, tanto en mi etapa de oposición en el Cabildo de La Palma como luego, más tarde, ocupando responsabilidades en el Gobierno de Canarias, pues se queda sólo con unos ejemplos puntuales para intentar emborronarla.

Estoy seguro que, en esta vida, todos y todas tenemos nuestras propias contradicciones y que, en ocasiones erramos en nuestras decisiones. Desde esa convicción, yo acepto la responsabilidad que pudiera tener y me someto a la crítica de aquellos que no comparten algunas de esas medidas que apoyé en la acción de Gobierno. Porque, como decía Goethe, “el único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada”. Ese, estoy convencido, no es mi caso, porque siempre entendí que gobernar era decidir, actuar, tomar decisiones, siempre en defensa del interés colectivo, aunque a veces esas decisiones no fueran entendidas o compartidas por todo el mundo.

Y aprovecho para aclarar algunas de las acciones que me critica. En relación con el Plan General de Tazacorte, aprobado definitivamente en la COTMAC –órgano colegiado en el que están representadas todas las Administraciones Públicas Canarias, así como otras entidades públicas y privadas- se incorporó el suelo de la Avda. de Los Tarajales, con la clasificación de urbano, como corroboraban la práctica totalidad de los informes técnicos y jurídicos que constan en el expediente, así como el informe de la Ponencia Técnica. Y yo me pregunto, ¿No se nos hubiese acusado de prevaricación si con los informes favorables dictáramos un acto contrario a los mismos?. Ahora bien, ha recaído una sentencia del Tribunal Supremo en la que se invalida ese acuerdo, sentencia que acato pero no comparto, porque los Tribunales también se equivocan.

Y no la comparto, porque ese suelo de la Avda. de Los Tarajales contaba y cuenta con los servicios básicos para ser declarado urbano -esto es, vía asfaltada, encintado de las aceras, alumbrado público, red de abastecimiento de agua y saneamiento-. ¿Y en qué situación se queda el edificio de “Los Tarajales”. Dice usted que es ilegal, y yo quiero aclararle que ese edificio es legal, que se construyó con una licencia en base a un Plan General vigente, que no fue recurrida por nadie y que, por tanto, tiene la presunción de legalidad de todo acto administrativo, pues no hay ninguna sentencia que ordene su demolición. En todo caso, en aplicación de la sentencia del Supremo, que invalida la ordenación del suelo, ese edificio ha quedado en una situación legal de “fuera de ordenación”, como hay miles de viviendas en Canarias.

En relación con los Puertos de Granadilla (Tenerife) y Arinaga (Gran Canaria), yo mantuve y mantengo una posición favorable a su construcción. Creo que Canarias, por su situación geográfica, puede y debe convertirse en una plataforma de intercambio comercial entre continentes y que, para ello, debe contar con las infraestructuras de comunicación y transportes necesarias. En el caso de Granadilla, permite desplazar todo el tráfico de mercancías industriales y peligrosas del centro de la capital, reservando el Puerto de Santa Cruz para el tráfico comercial y de cruceros, como elemento que permite reactivar la actividad económica, comercial y turística de la Ciudad, y con ello la generación de empleo. Así lo creía y así lo sigo creyendo.

Pero, además, me veo en la obligación de recordar algunas “pequeñas” cosas que se olvida de mencionar en su artículo. En mi etapa al frente de una política social, como es la vivienda, llevamos a cabo un intenso trabajo para conseguir que en torno a 20.000 familias canarias, que habían accedido a la vivienda por su situación de precariedad económica, pudieran acceder a la propiedad de sus casas a precios populares, habiendo realizado previamente un plan de rehabilitación para entregarlas en condiciones dignas. O se le olvida de que, en esa etapa, se construyeron más de 5.000 viviendas nuevas de promoción pública destinadas a familias sin recursos, lo que permitió, entre otras, demoler y realojar a más de 1000 familias que vivían en chabolas, cuarterías o ciudadelas, en condiciones infrahumanas. O se le olvida de que rehabilitamos y acondicionamos más de mil locales del parque público de viviendas, que llevaban décadas desocupados y que los pusimos al servicio de centenares de asociaciones, colectivos sociales y ONGs para organizar y potenciar el tejido social reivindicativo y solidario. O se olvida de cómo organizamos innumerables cursos de formación de Comunidades de vecinos, para fortalecer el tejido asociativo y mejorar la convivencia en los grandes grupos de viviendas sociales. Y así podría citarle innumerables acciones llevadas a cabo en aquella época, y que, para no cansarle, no voy a seguir relatando.

Este intenso trabajo, para el que conté con un gran equipo de hombres y mujeres comprometidos con los demás, para mejorar las condiciones de vida de miles de familias canarias, y al que dediqué 7 años de mi vida, me obligaba a salir de mi casa a primera hora de la mañana y regresar, casi cada día, sobre la media noche, después de haber finalizado cada una de las asambleas que programábamos a diario con los vecinos, a los que visité y con los que me reuní en todos y cada uno de los grupos del parque público, compuesto en aquella época por más de 40.000 viviendas en toda Canarias. Por cierto, en esta etapa coincidí con Román Rodríguez en el Gobierno, siendo él, primero, Director del Servicio Canario de la Salud y luego Presidente del Gobierno de Canarias. Con él compartí muchas de mis preocupaciones y conté siempre con su apoyo para recoger en los Presupuestos, de cada año, los recursos suficientes para afrontar aquella humilde tarea y dar respuesta a los problemas que, en relación a la vivienda, la gente nos planteaba.

En definitiva, Sr. Martín, yo se que hay gente que no comparte o no entiende mi trayectoria política, que hay gente que recrimina o censura mi evolución política, desde mi etapa en la juventud comunista, con poco más de 15 años y en plena dictadura luchando por la democracia, a mi militancia en Iniciativa Canaria y mi incorporación con esta organización a Coalición Canaria, hasta mi regreso actual a la casa común de la izquierda nacionalista que representa hoy Nueva Canarias. Y es comprensible que así sea, pero tengan la seguridad aquellos que no me conocen, porque los que me conocen lo saben, de que he cambiado de siglas pero no de ideología, pues siempre he defendido  los mismos principios de mayor igualdad, de solidaridad y justicia social. Los hechos están ahí para constatarlo. Por eso hoy, después de renunciar a mi nombramiento como miembro del Gabinete del Consejero de Obras Públicas y de causar baja en un partido de gobierno, me he incorporado a mi puesto como funcionario del Cabildo y a Nueva Canarias para trabajar de nuevo desde un partido de la oposición y desde la sociedad civil, para construir una nueva mayoría social que permita cambiar y mejorar esta dura realidad en la que vivimos. Un saludo.

 

Miguel Ángel Pulido

Secretario Insular de Organización de Nueva Canarias en La Palma