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viernes, 19 de abril de 2024 10:24h.

¡Manda huevos, Federico! - por Erasmo Quintana

 

erasmo quintanaUna vez más asistimos a la ceremonia del despiste acostumbrada por miembros del Partido Popular, negando tres veces lo que es evidente y no pedir perdón para no asumir responsabilidades, hasta que la ministra actual no ha tenido más remedio que hacerlo, a regañadientes.

¡Manda huevos, Federico! - por Erasmo Quintana *

Una vez más asistimos a la ceremonia del despiste acostumbrada por miembros del Partido Popular, negando tres veces lo que es evidente y no pedir perdón para no asumir responsabilidades, hasta que la ministra actual no ha tenido más remedio que hacerlo, a regañadientes. Es el caso del ya exembajador de España en el Reino Unido, Federico Trillo, con el desgraciado accidente del Jak-42 en monte Pilav, cercano a Trebisonda (Turquía), mayo de 2003, en el que perecieron 75 personas, de las que 62 eran militares. Todos recordamos aquel fatídico espectáculo de un paisaje lleno de trozos irreconocibles de algo que fue un avión en un humeante y dantesco lugar, mientras personal de las fuerzas armadas buscaban como zombis restos humanos mutilados de entre tanta chatarra. Recordamos cómo, algo incrédulos, se hacía la recogida de los cuerpos de forma precipitada con la excusa de que había que hacer el funeral lo más rápidamente posible, sin causa razonable que lo justificara. Tanta prisa identificando los restos de cadáveres sin medios óptimos hizo posible que metieran en los ataúdes restos orgánicos, la mayoría sin placas de identificación, y lo único que resultó cierto era el nombre que le ponían a la caja; lo que llevaba dentro era otra cosa. Hubo casos en que en una de ellas lo que contenía eran los muñones de tres pies.     

Se fletó un vuelo al parecer ilegal y sin contrato de seguro -documentos que han desaparecido, alguien sabrá dónde están- de aviones que los mismos militares, comentando a sus familias, les provocaba miedo volar en ellos. Los contratos de estos aviones no eran Ejército-Compañía aérea, sino que discurría de una compañía interpuesta a otra, siendo la última quien se hacía cargo del vuelo por la cuarta parte de lo que se contrató. Esto lo hacía quien fue martillo de herejes de la oposición, retorciendo leyes para machacar a los contrincantes políticos. Uno de los que pusieron en valor la figura de José María Aznar ante el fundador del PP, Manuel Fraga, pues éste no lo veía con buenos ojos. Quien teniendo un buen sueldo como diputado en el Parlamento cobró 354.000 euros asesorando a una empresa constructora. Y chusco como el que más. Recordemos cuando, siendo presidente de la Mesa del Congreso, largó aquel ¡Manda huevos!, provocando la hilaridad de todos los presentes. El que en un acto oficial de ministro de Defensa en el extranjero gritó ¡Viva Honduras!, cuando estaba en el Salvador.

Falto de empatía no ha pedido perdón a las víctimas, para las que tras una reunión con la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, la asunción de responsabilidades del actual ministerio les ha supuesto “oro moral”. El Gobierno y Rajoy, después de hacerlo dimitir de embajador lo defiende para que vuelva al Consejo de Estado, ese mismo órgano que lo hizo responsable de las muertes en el Jak-42, con los mismos argumentos que a José Manuel Soria: debe incorporarse a su profesión, pues es letrado del Consejo de Estado. Aquí el sentido común dice un no rotundo, pues, quien como miembro público miente sobre algo tan grave, dejando víctimas marcadas de por vida, queda desautorizado para sustanciar temas públicos en tan alta institución.

Hubo un juicio relámpago del accidente en el que fueron condenados dos generales, a los que también de forma rapidísima los indultó Rajoy. Pensando bien acerca de lo actuado por la Justicia, vamos a suponer que fue un buen juicio exonerando a Trillo de su responsabilidad. Pero de lo que no hay duda es que no se entró en la tremebunda torpeza a la hora de identificar los cadáveres. Fue una siniestra chapuza. Por lo tanto, ¿qué se puede decir, en resumen, de aquel juicio? Muy claro: que no se hizo justicia. 

* En La casa de mi tía por gentileza de Erasmo Quintana

ERASMO QUINTANA RESEÑA