La Manipulación como sistema de supervivencia - por Erasmo Quintana *

El cronómetro, al parecer, camina en contra de la nueva Ley electoral canaria, cuyo plazo de aprobación alcanza al próximo noviembre. Todas las fuerzas políticas están de acuerdo en no modificar la propuesta realizada por la Mesa y los servicios jurídicos del Parlamento, y se limita a cambiar algo para que nada cambie. Lo más curioso de todo es que hemos estado votando y eligiendo en cuantos comicios fueron necesarios con una disposición transitoria del Estatuto de Autonomía de Canarias, que era (es) el que rige el sistema electoral hasta 2019. Dicho en román paladino, durante todo ese tiempo se han hecho modificaciones en porcentajes y topes, pero todavía no tenemos una Ley electoral canaria, hecho que ocurre desde el inicio de la etapa Autonómica, allá por la década de los años 80 del siglo pasado.

Habría que tratar de averiguar el porqué no se ha podido aprobar una Ley después de varias décadas en democracia. Lo de ahora, que parece va en serio, es otro intento dilettante para perpetuar los siete chiringuitos que supone en el fondo alimentar el “insularismo”. Prefieren -los partidos- alimentar el dragón de las siete cabezas antes que hacer algo por un sistema que convierta a este Archipiélago en una nacionalidad canaria, un proyecto común que aúne políticamente las siete Islas en una sola voluntad.

Me extraña que en lo de no mover lo ya propuesto estén de acuerdo todos los partidos. Si lo hicieran únicamente ASG y Coalición Canaria tendría más sentido, porque son los que sacan provecho del disparate en la asignación de parlamentarios por islas. 350.000 ciudadanos de Lanzarote, Fuerteventura, La Palma, La Gomera y El Hierro, tienen 30 diputados, los mismos 30 que corresponden a Tenerife y Gran Canaria con 1,750.000 ciudadanos. Con 6.215 votos, el 0.7% del total, el partido gomero ASG obtiene 3 escaños, el 5%, que le otorgan a su líder el poder prácticamente absoluto.

Resultado, que 1,400.000 personas son virtuales, incorpóreas, no existen. La engañifa consiste en “la triple paridad”, teniendo más en cuenta el territorio que los habitantes. Este sistema de darle más valor a los votantes de las islas “menores” para que no estén mal representadas se da en toda la nación, pero con parámetros no tan disparatados.

¿Qué partidos sacan provecho de esta anomalía? Los de poca implantación, pertenecientes a esas islas mal llamadas menores, y CC, que con mucha habilidad se apropia de su voluntad usando la prebenda de rigor.

Esta siniestra práctica electoral, tratando de corregir una injusticia, incurre en otra mayor alcanzando proporciones de muchísimo daño. Ello es lo que todos los partidos quieren perpetuar. Me parece bien que las islas no capitalinas tengan la representación que se merecen por dignidad; para  evitarlo, que se corrija, pero nunca el disparate que es ahora. Hubo hace algún tiempo en Las Palmas de G.C. y Santa Cruz de Tenerife, sendas manifestaciones a favor de la non nata Ley electoral, para muchos insuficiente, entre los que me encuentro, porque no proponía la Circunscripción Única, conditio sine qua non para hacer una efectiva Nación Canaria frente a los siete reinos de taifa que mantienen separados a los canarios actualmente sine die.

El desencuentro que existe entre islas es debido a que no tenemos un proyecto electoral común y único, que englobe a las siete Islas (hoy ya ocho), con una Circunscripción Única, que recoja propuestas donde estén representadas todas las Islas. Éstas elegirían a un cabeza de lista, candidato a presidente, y si es elegido, al llevar un equipo de personas de todas las islas, cada canario se verá representado. El individualismo del cabecilla de cada circunscripción desaparecerá. Con el sistema que tenemos hoy no existe un solo proyecto como nacionalidad canaria, pues hay siete aspiraciones. Cada isla vota a lo suyo, que es lo que importa, no los problemas de las otras. Primero está mi Isla (se dicen) luego lo de las demás, en detrimento de la Región o nacionalidad. 

A la inmensa mayoría de los canarios, con independencia de si son semi analfabetos o inteligentes y cultos, les da por despreciar este cuadro de Gustav Klimt que es nuestra política regional: muy bello por la tonalidad y excelente disposición de los colores, pero en el fondo sin contenido concreto. Cada Isla es un mundo aparte con muy poco feeling entre ellas. No hay ninguna que haga como suya propia la problemática de las demás, siendo lo normal que se inhiba diciendo para sus adentros como en Cuba los cubanos de color, en situaciones parecidas, “allá ellos, que son blancos”. Los que más tajada sacan de este impropio sistema electoral canario son CC y ASG, rechazando la lista que engloba a todas las islas. Por el contrario, mantienen las siete actuales circunscripciones insulares. Quién duda de que esta es la circunstancia que conserva y alimenta el veneno democrático que supone el “insularismo”. Mientras éste persista, la “nacionalidad canaria” será un espejismo.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana