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viernes, 29 de marzo de 2024 10:20h.

Migrar, la segunda oportunidad - por Francisco Morote (2008)

 

FRASE MOROTE

Cuando Francisco Morote escribió en 2008, este ponderado artículo, probablemente no era optimista, sabía que era difícil y lento el proceso de conciención sobre el fenómeno de la migración. Pero lo que Morote -ni nadie- podía imaginar es que la mentira, la codicia y el egoísmo infundado haría que diez años más tarde, el problema ha crecido de una manera pavorosa. La conjunción entre xenofobia y desigualdad planetaria está generando una perspectiva muy alarmante.

 

Migrar, la segunda oportunidad - por Francisco Morote (2008), presidente honorario de Attac Canarias *

No estamos en el mundo porque lo hayamos escogido o decidido. Ha sido fruto de un acto puramente biológico y no siempre convenido entre una mujer y un hombre que, muchas veces, ni siquiera pretendían e incluso temían " traernos", como si de un azaroso destino se tratara, al mundo.

Partiendo de la constatación de este sencillo hecho somos luego el producto de una serie de circunstancias sociales, económicas, culturales, que nos marcan con la impronta del grupo social al que venimos o nos traen al mundo.

Pero es singularmente trágico que bajo esas circunstancias tantos millones y millones de seres humanos, a lo largo de la historia, no hayan tenido siquiera la oportunidad de escenificar el papel humano que su condición de tal les otorgaba.

Al representarnos así la tragedia, la injusticia de tantos destinos humanos, hallamos que la responsabilidad de esa suerte radica en los sistemas históricos que han presidido la vida de las sucesivas generaciones. La tragedia, la injusticia estriba en el orden, en el sistema.

Por lo tanto, cualquier sistema que no le de al ser humano que sea traído al mundo la oportunidad de vivir una vida que si no es digna no será humana, es un sistema indeseable, prescindible, sorteable.

El sentido de la vida se presenta, por eso, como un lujo para los millones y millones de seres humanos a los que los sistemas históricos de organización social condenaron a penar, simplemente, para sobrevivir. En la brutalidad en la que transcurrieron tantas vidas, la humanidad difícilmente podía florecer.

Y todavía hoy continentes enteros, millones y millones de seres humanos carecen de las menores oportunidades y derechos. Así es que, ¿alguien en su sano juicio puede extrañarse de que después de haber sido traídos a esos mundos sin esperanza emprendan un segundo viaje en busca de alguna oportunidad? Migrar es volver a nacer y jugar con unas cartas mejores que las que se recibieron al nacer.

Por consiguiente, debería estar bastante claro; la gran mayoría de los que vienen hasta nosotros -los que sí tuvimos oportunidades y derechos-, no son delincuentes que huyen de la justicia, como el discurso xenófobo y aporófobo al uso trata de hacer creer, sino seres humanos que de lo que huyen, precisamente, no es de la justicia, sino de la injusticia, porque un orden económico tan injusto como el que impera hoy en el mundo es, necesariamente, la razón de que tantos y tantos millones de seres humanos emprendan el viaje, esta vez elegido, de la segunda oportunidad.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Francisco Morote

FRANCISCO MOROTE ATTAC

 

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