Buscar
jueves, 25 de abril de 2024 00:27h.

Otra campaña infame sobre la violencia machista - por Cristina Serrano

 

FRASE SERRANO

Otra campaña infame sobre la violencia machista - por Cristina Serrano, coordinadora del Partido Feminista en Catalula y miembro de la comisión Política *

VIOLENCIA MACHISTA

 

El verano pasado estuve “ayudando” a una mujer maltratada. No podía hacer gran cosa ya que nos separaban 900 km, le busqué una asociación de mujeres maltratadas cercana a ella que la estuvo ayudando, y yo desde la distancia la atendía por teléfono cada vez que me llamaba. Fueron muchas las llamadas, sus llantos y mis consuelos. Alguna vez tuve que llamar a la policía de su población para que fuera a socorrerla. Si hubiera sido abogada o psicóloga la hubiera podido ayudar mejor por muy lejos que estuviera de ella. Un día debí hacer algo mal, o eso debió pensar ella, porque se enfadó conmigo y me bloqueó.

En otra ocasión, otra mujer en situación de violencia extrema me llamó por teléfono y en susurros me pidió que la fuera a buscar en coche porque la iban a matar. A esta mujer la había conocido, esta vez sí en persona, un año antes cuando ya por aquel entonces necesitaba ayuda y yo le busqué abogadas feministas y vivienda. Al final se fue a vivir a otra provincia y durante un año no supe nada de ella hasta que recibí esa llamada tan alarmante. Había vuelto a mi provincia, pero aún así estaba a casi 60km de distancia, yo sin coche y la urgencia era “ven a buscarme que me va a matar”, así que llamé a los Mossos d’Esquadra y se los envié. Después, angustiada, lo expliqué en un grupo de feministas y una de ellas me interpeló por haberle enviado a los Mossos. No me avergüenza decir que me entró un ataque de pánico con llanto desconsolado incluido pensando que había cometido un error fatal y que aquel hombre iba a asesinar a la mujer que me había llamado pidiendo que fuera a buscarla. Pero mi amiga Reis me tranquilizó recordándome que tenía la obligación ciudadana de ayudar a cualquier persona que estuviera en peligro, al no haberlo hecho hubiera cometido delito de omisión del deber de socorro, así que hice bien.

Hace pocos días una camarada del partido me pidió permiso para facilitar mi contacto a una mujer que está en situación de violencia machista, y todavía no la he respondido. Porque no sé cómo ayudarla. Puedo tener las mejor de las intenciones, pero no soy una persona con una profesión que pueda ayudar realmente a una mujer maltratada. No tengo ni la formación ni los recursos. Podré escucharla, podré consolarla, podré acompañarla a la policía e incluso podré esconderla en mi casa. Pero no podré asesorarla jurídicamente ni ofrecerle terapia alguna, mucho menos parar a su maltratador.

Y ahora me entero de que la ministra de Igualdad, Irene Montero, anuncia a bombo y platillo su nuevo plan contra la violencia machista, que no es otro que responsabilizar a las personas del entorno de mujeres que están en situación de violencia, que sean las que las asesoren y protejan. Se pueden descargar de internet unas pegatinas con un punto violeta para pegarlas en sus establecimientos, e imprimirse una guía de instrucciones para asesorar a la víctima. Como si se hubieran comprado un mueble en Ikea.

O sea, yo, que acudo a los cursos de Lidia Falcón, leo sus libros, sus artículos, los artículos de decenas de mujeres feministas, acudo a webinarios…. Yo, que no hay semana que no reciba una clase magistral de Lidia Falcón. Con mi perspectiva feminista, mi empatía y mis experiencias personales de violencia machista, soy consciente de que no estoy capacitada para ayudar a una mujer en situación de violencia machista. Sin embargo, el Gobierno de España considera que el panadero, el reponedor del supermercado, o la regente de una tintorería puede ser perfectamente la persona responsable en tratar y asesorar a una mujer maltratada cuya vida está en peligro. Personas que no han sido formadas y que con la mejor de las intenciones pueden hacer mucho daño.

Lo que estamos pidiendo, exigiendo, las feministas desde hace mucho tiempo, mucho más tiempo que Irene Montero lleva en el Ministerio, es que se forme al personal profesional que trata a las víctimas de terrorismo machista. Desde el taxista que la lleva al hospital o a la comisaría, pasando por el agente que le toma la denuncia, los enfermeros, las médicas, las juezas y fiscales, las terapeutas….

El Ministerio de Igualdad, en lugar de invertir dinero y recursos en erradicar la violencia que sufren las mujeres, en formar a las personas que las van a tratar, y en solucionar este problema de Estado, lo deja en manos de los vecindarios.

Otro de los motivos “nobles” en pasar el testigo a la gente del barrio según la ministra es, “concienciar a la sociedad" de que erradicar la violencia machista es "responsabilidad de todos". Pero eso ya se sabe y está legislado ¿no?, porque no ayudar a quien está en peligro, es cometer el delito de omisión del deber de socorro, como mi amiga tan sabiamente me recordó en su momento. (artículo 195 del Código Penal)

El novedoso plan de los puntos violeta es otra de las campañas de concienciación infames que el Ministerio de Igualdad y el Gobierno en sí, se dedican a crear para tener a la gente entretenida. Unas veces el mensaje va dirigido a la víctima diciéndole en esos horribles spots televisivos “denuncia” “te mereces ser feliz”, “cuéntalo”, como si la responsabilidad de estar siendo maltratada fuera de la víctima porque no lo cuenta, o que no es feliz porque no sabe que lo merece, y allí están los vecinos para iluminarla con la idea fantástica de que denuncie, y de paso hundirla psicológicamente haciendo que se sienta responsable de lo que su maltratador hace con ella y con sus hijos e hijas.

VIOLENCIA DE GÉNERO

Otras veces, como ahora, el mensaje va dirigido al vecindario, diciéndole a vecinos, amigos y familiares que son ellos los que tienen pararle los pies al maltratador.

https://www.youtube.com/watch?v=m70HJd92Ds8&list=RDCMUCcXqGTblo8rqS_Ros9jFZ4w

¿Habéis visto el spot? para Juanjo el maltratador no hay ningún mensaje, no hay ninguna campaña que le diga, si agredes a tu mujer, novia, madre, hermana, hija, cuñada, suegra, vecina, desconocida, te vamos a meter en prisión.

La responsabilidad siempre es de la víctima o de su entorno. El Estado nunca es responsable.

Un día, estando de voluntaria en plena campaña de recogida de alimentos en un supermercado, un hombre entró a la tienda a comprar, y cuando una compañera le ofreció una bolsa para llenarla con productos para el Banco de Alimentos, el hombre enfurecido se giró hacia todos los voluntarios que estábamos allí y nos gritó que era culpa nuestra que el Estado no se ocupara de las personas en situación precaria, porque le estábamos haciendo el trabajo, y además gratis. Mis compañeros y compañeras se sintieron muy ofendidos y le llamaron desagradecido. Yo entendí y aprendí esa lección.

Al Gobierno le resulta de lo más útil que la ciudadanía sea solidaria. Mientras existan asociaciones que se ocupen de prestar ayuda a las personas más desvalidas, el Gobierno no tendrá que invertir dinero ni recursos humanos ni técnicos a tales tareas.  Mientras los tenderos del barrio se impriman una pegatina violeta, la peguen orgullosos en su establecimiento y lean bien las instrucciones, el Gobierno no tendrá que invertir en erradicar el terrorismo machista.

 

CRISTINA SERRANO SAINZ

 

mancheta 36