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miércoles, 24 de abril de 2024 06:56h.

Mi otra patria digna - por Alejandro Gómez Vázquez

Vivimos tiempos extraños. Aquel que contribuye a la manutención de un sistema socioeconómico basado en la corrupción, el blanqueo de capital en el extranjero o los recortes de servicios públicos es un patriota como dios manda. Por contra, todos los que nos oponemos al sistema de este país y que buscamos cambiarlo para poder darle al pueblo lo que le pertenece somos antiespañoles.

Mi otra patria digna - por Alejandro Gómez Vázquez *

Vivimos tiempos extraños. Aquel que contribuye a la manutención de un sistema socioeconómico basado en la corrupción, el blanqueo de capital en el extranjero o los recortes de servicios públicos es un patriota como dios manda. Por contra, todos los que nos oponemos al sistema de este país y que buscamos cambiarlo para poder darle al pueblo lo que le pertenece somos antiespañoles. Pero esta situación no es cuestión de la mentalidad de la persona, sino de lo que las clases políticas se han encargado de enseñar desde la Transición. Así, no hay ningún problema con todos estos banqueros, empresarios, deportistas y políticos con la pulsera de la rojigualda y su dinero en una cuenta secreta en Suiza, porque saben que tienen al gobierno comiendo de su mano (a no ser que el dueño de la cuenta sea catalán, ya que en tal caso es otro antiespañol más)

Como es obvio, yo nunca me he sentido orgulloso de nacer en un trozo de tierra con nombre, y menos cuando esta tierra no hace otra cosa sino avergonzarme de sus actos y de pertenecer a ella. Nadie debería sentirse orgulloso de vivir en un país con tantas familias viviendo bajo el umbral de pobreza, con tantos niños con crisis de subsistencia, donde mueren enfermos de hepatitis C, donde los inmigrantes “ilegales” son recluidos en centros de internamiento en condiciones pésimas. Pero mientras tanto se seguirá señalando a Venezuela. De todos modos, son curiosos todos estos partidos y periódicos que le hacen más oposición a un país a miles de kilómetros que al PP.

Se critica la falta de libertades en otros países de ideología cercana al socialismo, pero aquí en esta última semana se ha encarcelado dos años a un rapero, se ha encarcelado a miembros de la asociación antifascista Distrito 14 (aunque finalmente han sido liberados) y se ha censurado un concierto en Madrid del grupo de metal Soziedad Alkohólika por sus “mensajes radicales” y se mantienen presos en las cárceles que fueron juzgados y condenados aun con falta de pruebas.

Y pese a luchar por la gran mayoría que es despojada de su riqueza mediante varios métodos capitalistas se nos seguirá tachando de antiespañoles y radicales porque no defendemos su bandera. Estando así las cosas, prefiero ser un antiespañol que defienda el derecho de los/as compañeros/as inmigrantes, la igualdad entre el hombre y la mujer (una lucha complicada) y que asegure paz, pan y trabajo al obrero antes que ser un patriota que siga defendiendo la injusta desigualdad y el enriquecimiento de la clase oligárquica y explotadora.

Alejandro Gómez Vázquez

* Publicado con autorización del autor