En este país, España, ¿hay democracia? - por Erasmo Quintana *

En esta vieja, o nueva España -qué más da-, sempiterna en su manera de entender la unidad de acción en los temas trascendentales de país, cicatera y egoísta, incurren cuestiones de lo más peregrinas en hablando de Justicia, por ejemplo. Alguien comete un robo, maltrata, asesina a su compañera, incurre en delito con su coche en carretera, está mal aparcado, y al momento son buscados, multados, y detienen al presunto homicida, infractor o ladrón por el tiempo que determina la Ley en estos casos. Hay redes bien organizadas de okupas, que incluso ponen a la venta una vivienda (que no es suya). La última fue vendida por dos mil euros. Una dueña de vivienda ha sido denunciada por la okupa, porque al informar a un medio de comunicación su caso, la que se ha hecho dueña de su casa va para tres años, se cree herida en su honor al difundir su nombre. Quien no puede entrar en su casa está pagando la hipoteca y el IBI, el seguro de hogar y dos abogados. La Justicia que tenemos, se espera que no meta en la cárcel a la dueña de la vivienda, mientras permite que alguien se adueñe de algo ajeno, haciendo además “caja” con una propiedad que no le pertenece.

Miembros del Gobierno de la nación vienen recibiendo insultos tabernarios, como de alguien que empinó el codo más de la cuenta, y que lo mismo le salga tan gratis. Si acaso se le ocurre al dolido responder, defendiéndose con parecida virulencia, se arma la de dios es Cristo; porque a los periodistas que insultan envalentonados y soezmente (puesto que se saben impunes) hay que respetarlos. Están en su derecho de insultar, faltando no solo a la persona sino al cargo de representación ciudadana que desempeña, eso lo pueden hacer, ¿por qué no?, si hay libertad de expresión. Cosas de este país, con paisaje en el que fluyen diversos hontanares, esa España irredenta que todavía no ha salido de las tinieblas. Sin embargo, los españoles se encuentran encantadísimos de estar en su ignorante existencia. 

Y esto de la democracia que tenemos, es otra. La realidad contrastada es que no disfrutamos de una plena democracia en el estricto sentido de la misma. Si acaso, lo que hay es una Monarquía Parlamentaria al uso. Nada más. Lo de ir a depositar una papeleta en la urna cada cuatro años, no significa que en rigor disfrutemos del régimen ese que conocemos como “la soberanía reside en el pueblo.” Aquí no es verdad. El pueblo español no es soberano; posiblemente lo sea a medias, porque al Jefe del Estado ya lo eligió por todos nosotros ad infinitum el Generalísimo, y porque la jefatura se hereda de padres a hijos primogénitos, estén o no preparados para el cargo. Este fue el regalito envenenado que nos legó el dictador Francisco Franco antes de morir, con aquella frase lapidaria: “Todo está atado y bien atado.”

El jueves de esta semana, muy a hora temprana, se celebró en la Plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid el funeral civil de Estado y la ofrenda de rosas blancas en memoria de todas las víctimas del Covid19 en nuestro país. A él asistió, encabezado por la Corona, la princesa y la infanta, así como las máximas autoridades de la nación (Congreso y Senado), presidentes Autonómicos, cuerpo diplomático, directivo de la OMS y representantes y altas autoridades de la Unión Europea. Fue un acto sencillo y muy emotivo por los intervinientes, los cuales dejaron patente el desgarro que produjo a infinitos pacientes, en su soledad, que no tuvieron ocasión de la despedida de sus familiares. El acto, muy solemne, habrá acallado las tempranas voces críticas canallescas, esas que rechazan por sistema todo lo que provenga de la izquierda. El periodista Jesús Maraña, lo ha descrito con rigor: “La sobriedad del acto cívico organizado en recuerdo de todas las víctimas del Covid ha permitido poner en el centro lo que de verdad importa: la memoria compartida. Este país siempre ha escuchado más a los capellanes que a las enfermeras. Ya era hora de avanzar.”

Vox, ERC y Felipe González, fueron los grandes ausentes en tan magno acto civil en memoria de los fallecidos por la pandemia en nuestra nación. Aquéllos hicieron lo que se esperaba de ellos, pero lo de González, no tanto. Se excusó diciendo que está, temeroso, en confinamiento. Ello no le ha impedido salir en defensa del Rey emérito, reclamando para él la presunción de inocencia. Esto parte de que son iguales. Aquél tuvo su papel (hay opiniones), y ahora vean en lo que ha parado; González también tuvo un buen comienzo, pero su periplo lo ha llevado a ser un gran burgués con puertas giratorias incluidas. Yo le digo: “No temas, Felipe, que nadie te va a quitar nada del patrimonio que has amasado. Lo único -si te queda algo de socialista no te importará-, es pagar a Hacienda según tu riqueza.” 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana