Buscar
jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Este verano se han batido todos los récords en la cantidad y gravedad de los incendios

Un pirómano pirado en Barcelona, la pandemia destructora que no cesa - por Erasmo Quintana

 

fr ersm qntn

Un pirómano pirado en Barcelona, la pandemia destructora que no cesa - por Erasmo Quintana *

El tan anunciado cambio climático, ese que muchos negacionistas ponen en tela de juicio, es sin duda el fenómeno natural que ha propiciado un número tan disparatado de incendios, convirtiendo a éste en el peor verano en décadas. La totalidad de la geografía hispana continúa afectada por ellos.

INCENDIO

En los restantes países de la UE, de forma inusual también, han sufrido los incendios, pero no con tanta asiduidad como la que se ha producido en nuestro país. Miles de hectáreas fueron pasto de las llamas aquí, en la Isla de Tenerife, afectando de lleno a Los Realejos y el Barranco de San Juan de la Rambla, entre otros incendios por lo general descontrolados.

BOMBERO FORESTAL

En tal sentido no sabemos qué decir con relación a los Cuerpos de Bomberos, si en estos momentos son los idóneos y si su número de efectivos es el adecuado. Partiendo de la gran dificultad que existe para sofocar un incendio por las condiciones climatológicas que acompañan de olas de calor durísimas y el viento inevitable de siempre avivándolo, nos preguntamos qué pasaría si por las autoridades competentes se prestara más atención a la prevención de riesgos, dejándolos lo menos posible al albur. Olvidémonos, si es posible, del dicho: Nadie se acuerda de Santa Bárbara...

LOS INCENDIOS SE APAGAN EN INVIERNO

Este verano se han batido todos los récords en la cantidad y gravedad de los incendios de todo el país. Lo último es enterarnos que tienen detenido a un pirómano descerebrado, al que acusan de haber provocado nueve incendios en Barcelona, que si ya los hay de manera inevitable al estar provocados por aparato eléctrico, se añaden los que nacen de la mano paranoica del hombre.

PIRÓMANO

Una adversidad imposible de evaluar, porque cuánto tiempo tendrá que pasar para que esos bosques quemados, arrasados por lenguas de fuego recuperen su antiguo esplendor. Podíamos aseverar que esta generación nuestra, a la que pertenecemos, no lo verá.

BOSQUE QUEMADO

Lo natural es que no sepamos cuánto tardarán esos campos calcinados en recuperarse, y veamos de nuevo el verdor de sus copas y ramaje, porque a más desierto en el horizonte dolorido, más páramo se tendrá en el futuro. Esta terrible vivencia es de esperar que suponga en los gobernantes un antes y un después, tomando buena nota que sirva de catarsis para reconducir actuaciones y los apoyos presupuestarios necesarios. Ya lo estamos viendo, el galopante cambio climático lo está haciendo aconsejable desde cualquier punto de vista. No hay más solución. O se invierte mayor cantidad en esta parcela de prevención de incendios, aumentando el componente humano junto con el celo y dedicación al suelo de nuestros bosques, o la próxima estación veraniega será más de lo mismo, con lo que lleva de aparejado: más destrucción del medio ambiente, y hasta dónde vamos a llegar.

PREVENCIÓN INCENDIOS

Pero, amigos que me siguen, permítanme que sea pesimista todo lo más que se  puede ser. Los políticos que tienen en sus manos la suerte de este territorio insular, troceado en ocho islas desparramadas en medio de la mar océana, parece que lo quiere y estima poco, pues están más en atender las aspiraciones de unos cuantos y en contra de la inmensa mayoría. El problema es el de siempre: a los ámbitos del poder no acceden el talento y la vocación de servicio a la comunidad; va el que pone su interés personal por encima de cualquiera otra cuestión. Lo vemos sin necesidad de usar lupa. Los políticos que mueven los hilos, aquí y en Pekín, se interesan por lo que les revierte ganancia o mejora de su condición. Piensan más en ellos mismos y en su bolsillo, que en todo lo demás.

PADYLLA
PADYLLA

Esta es la rémora con la que tenemos que contar, mientras no nos demuestren lo contrario. Los hay que (tal vez en su fuero interno incluso lo reconozcan), se abstienen de hacer una determinada y lógica actuación; no están haciendo lo que debieran, pues les puede más su interés personal. Que su gestión y los designios del partido al que representan se ven completamente viciados, porque no actúan según el interés primigenio y limpio que cabría, sino por intereses espurios que condicionan, las más de las veces, la misma marcha de la institución y del partido al que pertenecen. Yo he comprobado que algunos políticos se ponen por encima de su partido: hacen y actúan con criterio muy personal suyo, sometiéndolo incluso: él está por encima de su organización, y “se hace lo que yo digo”, no lo que en rigor convendría al resto de sus compañeros y a quienes les votan. Caudillismo es, pues, puro y duro.

 

POLÍTICOS ARROGANTES

Si a esto le añadimos el sistema que hemos heredado, vamos completos. Porque no nos engañemos: lo que tenemos hoy por hoy no es una “democracia plena”, como nos quieren hacer ver. Esto es un sistema impuesto por un dictador militar que eligió por todos nosotros (sin Referéndum del pueblo) una Monarquía parlamentaria, a la que le dejó los mismos privilegios y prerrogativas que él, Franco, tenía como dictador. Yo no sé, mis amigos (bueno, sí lo sé), que el crápula del emérito tenga tantos defensores, no dudando blanquearle todas las fechorías por él cometidas durante cuarenta años. Estamos en la pirámide: en la cúpula, Juan Carlos I, y ahora su heredero, de ahí para abajo la corrupción y el poder, y en la gran base, el pueblo llano que lo sufre todo. Los incendios me siguen preocupando, así como el perfecto equilibrio de la madre Naturaleza.

FRANCO JUAN CARLOS FELIPE

 

* En La casa de mi tía por gentileza de Erasmo Quintana

 

ERASMO QUINTANA

 

 

MANCHETA JULIO 22