Feria del Libro y la Lectura 2020 en Guía de Gran Canaria

Una presentación libresca que fue un grito en el desierto - por Erasmo Quintana

Erasmo Quintana 11 de diciembre de 2020 (20:50 h.)

Una presentación libresca que fue un grito en el desierto - por Erasmo Quintana *

El domingo, día 6 del presente mes, tuvo lugar en la Plaza Grande de Guía de Gran Canaria las jornadas itinerantes de la Feria del Libro y la Lectura 2020, patrocinada por el Cabildo Insular. En ella presenté mi libro “Gritos en el desierto”, algo que al fin pude lograr después de toda una cadena de impedimentos, puesto que la pandemia, allá por el mes de marzo, echó el cerrojazo a todo tipo de actividad, y el libro, que llegó a la imprenta por esas fechas, quedó paralizado hasta que se levantaron las restricciones. Después de meses, al fin salió de imprenta, y luego, a esperar ante las severas instrucciones sanitarias. Como no hay mal que por bien no venga, estas jornadas del Cabildo fueron la solución como anillo al dedo.

Al no haber dos sin tres, el tiempo ni la hora acompañaron: una tarde-noche fría y desapacible, amenazando lluvia -como así fue- ahuyentó a muchos/as que les hubiera gustado estar presentes.

Foto Antonio Aguado

No obstante, tuve la oportunidad de hablar in extenso sobre mi libro. Escogí algunos temas que me parecían relevantes, aquellos que tienen que ver con Miguel de Unamuno coincidente con Benito Pérez Galdós; la misoginia del gran filósofo alemán Schopenhauer y nuestro desconcierto de que odiara tanto a las mujeres;

el curioso caso del paisano de Guía, Rafael Almeida Mateos, alcalde que fue de su ciudad y hombre emprendedor con grandes ideas, entre ellas mentalizar al ingeniero Juan de León y Castillo para hacer el muelle de El Refugio en Las Isletas, porque todos los años se debía hacer un dispendio arreglando los destrozos por los vendavales en el muelle de San Telmo.

El ingeniero logró convencer a su hermano Fernando, que en principio rogó no lo relacionaran con lo que consideraba “descabellado”; al fin consiguió el primer dinero para empezar las obras, y cuando se vio coronado el extraordinario muelle, Almeida Mateos sería su primer Administrador. Éste tiene rotulada una calle con su nombre, que confluye en la Plazoleta de Farray, Guanarteme. Curiosamente, en su Guía natal no tiene ninguna, ni nadie allí lo conoce. Cosas veredes amigo Sancho. Hombre de acción, decía, pues la vieja “máquina” que hay al final de Lomo Guillén, en la raya de Guía-Gáldar, fue construida por él, y es que, al fracasar la cochinilla por la aparición de la Anilina, un colorante industrial más eficaz y económico, introdujo el cultivo de la caña de azúcar.

También tuve oportunidad de hacer mención a otro de los artículos del apartado Nombres Propios, del obituario que le hice al entrañable amigo y paisano de Gáldar, temprano y lamentablemente desaparecido, Carmelo Padrón. Incidí en lo terriblemente injusto que fue con él la patraña que le inventaron, consiguiendo apartarlo de la política durante catorce años, en la que desempeñaba funciones que evidenciaban su integridad moral y su gran preparación y humanismo, del que siempre hizo gala. Era arquitecto, abogado en ejercicio y profesor universitario. La defensa que hizo de sí mismo, cuando al fin decidieron juzgarlo, fue al decir de los presentes, una magistral pieza oratoria, que debería figurar en los anales del Derecho de ciudadanía. Me hacía ilusión presentar el libro en la casa de la Cultura, pero no pudo ser: el coronavirus se puso de por medio. A este espacio cultural le tengo un especial afecto, porque en mi época de concejal de Cultura le pusimos la primera piedra, asistimos a su construcción y lo inauguramos. Le puse a las dos salas de exposiciones los nombres de José Luján Pérez y Pepe Dámaso, así como a la sala de estudio de la planta alta, el nombre de otro hijo de Guía, el recordado exdirector de la Biblioteca del Cabildo, Jesús Bombín, ya fallecido, dejando viuda a la directora de la Casa de Colón, Elena Acosta. Todo, en merecido homenaje a los tres.

Asimismo, tuve el calor afectuoso de Sibisse Sosa, concejala de Cultura en el Ayuntamiento de Guía, acompañándome en el acto.

Foto José Guaguero

Ya he dicho que me identifico con Mariano José de Larra (Fígaro), porque su vida de escritor fue una sufrida frustración al ver que su denuncia de lo que veía mal en el viejo Madrid pasaba sin pena ni gloria. Por esto, aquello de “Escribir ¿para quién? ¿Dónde está el sentido de un artículo que apenas puede influir sobre la realidad inmediata que denuncio?” (¿Para quién y para qué?, me hago yo la pregunta). “La juventud tiene que comprender que no es en los cafés donde se forman los hombres que pueden renovar el país.” “Allí donde está el mal, está la verdad. Lo malo es lo cierto.”