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viernes, 19 de abril de 2024 08:52h.

La prostitución que se pretende abolir - por Nicolás Guerra Aguiar

 

frase guerra

La prostitución que se pretende abolir - por Nicolás Guerra Aguiar *

 

prostitución monedas

La palabra prostitución deriva del latín prostitutio. Y si esta lengua comienza a manifestarse hace ya tres mil años, el nacimiento del  comercio carnal como oficio o profesión se esconde en las sombras de lejanísimos tiempos. (El Poema de Gilgamesh -2500 a. C.- cita como prostituta a una esclava en tiempos del rey de Uruk, trescientos años antes. Por tanto, cuatro milenios y medio nos separan del texto.)

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  Es ocupación tan multiespecializada que nuestra lengua, sin gagueos, sobrepasa la treintena de sinónimos para sus ejercientes (pípila, barragana, meretriz, perendeca, magalla, pelandusca, hetaira, güila, bordiona… o visitadora, de la novela vargasllosana). Añadamos otras tres variantes intituladoras de Izas, rabizas y colipoterras (1971), novela de Camilo José Cela. (¿Responde a un verso -”iças, rabiças y colipoterras”- de Adiciones de Amberes al Cancionero General, 1573, según leo en alfanje.wordpress.com/? Si así fuera habría que añadir otro -”hurgamanderas y putaraçanas”- con el mismo significado: ‘putas’. Por cierto: ¿el varón puto es también meretriz, femenino gramatical… o el femenino, excepcionalmente en este caso, es género no marcado, válido para los dos sexos?)

izas rabizas y colipoterras

  Tal profesional acoplamiento forma parte de nuestra cultura escrita en castellano desde, al menos, seiscientos años. Por tanto, estimado lector, va usted a permitirme que me detenga en este artículo con varias citas de una obra literaria, pues sus contenidos están directamente relacionados con la pretensión socialista de fulminar la prostitución o alcahuetería en España, voces ambas consideradas como sinónimas por  especializados diccionarios.

la celestina

  Se trata de La Celestina (en 1499, Tragicomedia de Calixto, Melibea y la vieja puta Celestina), irrepresentable obra teatral (21 actos) y cuya protagonista ejerció la prostitución en su juventud: “¡Pues fuego malo te queme, que tan puta vieja era tu madre como yo!”, le echa en cara al joven Pármeno, sirviente de Calixto. El criado le cuenta al amo que si alguien por la calle grita “¡Puta vieja alcoholada!” Celestina vuelve la cabeza inmediatamente, pues se reconoce como receptora del insulto.

la celestina

  La vieja lo asume con naturalidad; sus razones se basan en muy sólidos e indiscutibles argumentos de tipo social, convencen al lector sin regateo alguno. Desde quinientos veintidós años atrás ya sabemos el porqué de tal profesión, ministerio u ocupación. Lo explica la misma Celestina (acto III) a través de interrogaciones retóricas: “¿Qué pensabas, Sempronio? ¿Habíame de mantener del viento? ¿Heredé otra herencia? ¿Tengo otra casa o viña?  ¿Conócesme otra hacienda más de este oficio? ¿De qué como y bebo? ¿De qué visto y calzo?”.  

arcipesstre de hita

  Casi dos siglos antes el Arcipreste de Hita había escrito sobre “Del valor qu’el dinero ha”: “Aún al hombre necio y rudo labrador / dineros lo convierten en hidalgo doctor; / […] quien no tiene dineros no es de sí señor”. La conclusión, pues, resulta rotundamente demoledora. Lo reconoce Celestina: “Todo lo puede el dinero, las peñas quebranta, los ríos pasan en seco”.

  Es decir, la incuestionable realidad presente desde siempre siempre en la sociedad humana: todo lo puede el dinero. Por tanto, quien no lo tiene ha de buscarlo. ¿Qué otra cosa podrá hacer tal mujer analfabeta -e incluso Areúsa, su discípula-, atrapadas por la realidad económico-social de un tiempo -siglo XV-, donde la inmensa masa analfabeta depende de las minorías dirigentes? ¿Qué otra actividad para sobrevivir les corresponde en su momento si no es la prostitución? (Por cierto: ¿ambas serían felices sirviendo como esclavas en casas solariegas? Areúsa lo niega con rotundidad.)   

  La “puta vieja”, forzada por las circunstancias  (subsistir o dejarse morir) amplía su actividad laboral, gremial. Nadie mejor que Pármeno, su protegido, para darle información sobre ella a Calixto (I), acaso futuro cliente para la trotaconventos: “Ella tenía seis oficios, conviene saber: labrandera, perfumera, maestra de hacer afeites y de hacer virgos, alcahueta y un poquito hechicera”. (Por cierto: la voz “labrandera” -’Mujer que sabe labrar //  hacer labores de costura’-, ya en desuso, puede servir como ejemplo de la pausada pero sabia actividad vital de la lengua española y sus variantes significativas según la época. Así, la edición de 1970 del Diccionario sustituye “labores de costura” […] por ‘hacer labores mujeriles’). 

  ¿Inicia Celestina en nuestra literatura el tema de la alcahueta, ‘Persona que concierta, encubre o facilita una relación amorosa, generalmente ilícita? No, en absoluto. Ya en 1330 (¿1338?) el arcipreste de Hita, Juan Ruiz, dio a conocer su Libro de buen amor. La vieja Trotaconventos, quizás el antecedente más inmediato a Celestina dentro de la literatura en lengua castellana, es una comadre, encubridora o tapadera de los asuntos amorosos relacionados con el protagonista. (De ahí la similitud  de los sustantivos alcahueta, trotaconventos, celestina: aparecen como sinónimos.) 

sánchez  Todo me vino a la memoria (no al pie de la letra, claro), cuando escuché al señor Sánchez, presidente del Gobierno, pregonar en el 40 Congreso Federal del PSOE (Valencia) sobre la prostitución: esta “Esclaviza a las mujeres en nuestro país”. Y como partido abolicionista que es, el PSOE impulsará la consecución del consenso político y social “para erradicar la trata con fines de explotación sexual”. (Por cierto: ¿desconocen el señor Sánchez y el PSOE la prostitución masculina, la que se visiona en alguna calle céntrica capitalina o, al contrario, la ejercida en altos círculos del poder económico… al alcance de unos pocos, reflejada ya en varias películas?) 

   Aplaudible objetivo, por supuesto, por más que se trate de buenas intenciones. Pero el señor Sánchez, el PSOE y Podemos lo saben: la prostitución no es solo el acto de compraventa para mantener relaciones sexuales. Se trata de un emporio económico que maneja casi dos mil millones de euros anuales en España. Poderosísimas mafias protegen tal actividad carnal, y no se trata precisamente de navajeros escondidos en oscuras esquinas para asaltar y robar reloj, móvil y un par de billetes: es una estructura ramificada con poder, incluso, para meter sus tentáculos entre variados sectores y corromper.

club

 Y luego está lo otro, los terribles contrastes sociales y el paranoico consumismo. Combatir, perseguir, acosar al explotador…, ¡claro! Pero, ¿abolir, señor Sánchez? (Al menos no bombardearía prostíbulos, burdeles, casas de citas, de lenocinio, de putas, de éxtasis, de arrebatos, de sofocos, congales, lupanares… del Madrid de los Austrias, por ejemplo.)

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar

NICOLÁS GUERRA AGUIAR

 

 

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