El PSOE: metamorfosis de la rosa roja - por Erasmo Quintana *

Un afiliado del PSOE con más de veinte años de antigüedad y funcionario de la Junta de Extremadura, ha puesto en solfa recientemente a Pedro Sánchez por su andadura en el seno del partido. Le acusa de que han sido varias líneas rojas las que ha traspasado, esas que nunca pensó que podría rebasar, para que él se tuviera que ir del partido. Acusa a Sánchez de que se ha desideologizado, convertido en narcisista y antidemocrático. El exvicesecretario del PSOE extremeño recuerda que Pedro Sánchez fue defenestrado por los barones del partido y tuvo que renunciar a su escaño de diputado, optó por recorrer todo el país visitando las agrupaciones más alejadas en su particular campaña cara a las primarias que pronto tendrían lugar. Recuerda que cuando Sánchez recaló en Extremadura, él fue el primero en poner toda la carne en el asador haciendo campaña en favor de Pedro Sánchez. Hoy lo hace responsable con su deriva hacia la derecha, de su petición de baja del partido.

Reconoce que Sánchez “nunca tuvo que ver con el PSOE ni con España, sino consigo mismo”. Que no había nada más detrás: ni una ideología, ni una ética, ni una visión o misión histórica. Lo que había era su propio interés como persona. Puro cesarismo personal decimos nosotros, que lo seguimos hace algún tiempo. Pero volvamos a ese desencantado socialista, afirmando que Sánchez es responsable de que el PSOE prácticamente desaparezca como partido mediante el “estrangulamiento de la función orgánica, quitándole la voz a los militantes y practicando políticas liberales que nada tienen que ver con la Internacional que cantaba al término de cada mitin en 2017”.

En realidad, Pedro Sánchez se valió de las estructuras, todavía democráticas, del partido para reivindicarse y que lo eligieran mayoritariamente frente a la andaluza oficial, Susana Díaz, en unas Primarias muy duras porque ésta contaba con el apoyo de los barones y “vacas sagradas” del PSOE. Una vez Sánchez alcanzó la cima, ha arrumbado las estructuras que quedaban en la Organización (Estatutos), que imposibilitará que alguien haga lo mismo que él pudo hacer.

En el último Congreso se vio: los afiliados militantes (los que pudieron asistir) fueron invitados de piedra y no pudieron aportar ideas e iniciativas que se discutieran, y los participantes incluso lo fueron “a dedo” de los responsables de cada Región. Pedro Sánchez, juez y parte, ha logrado maniatar a las bases del partido y todo se hace según su santa palabra. Esto es lo que ha hecho que un militante del PSOE desde el año 2000, se despida recordando a Sófocles: “Más vale caer con honor que ganar con fraude”, en clara referencia al presidente del Gobierno, que gana elecciones afirmando ser socialista, cuando en realidad hace tiempo dejó de serlo.  

Hubo una firme promesa de que se “derogaría” la Reforma Laboral de Rajoy (RDL 3/2012) y, al parecer, se ha cambiado algo, pero nada de lo medular, por lo que cabe afirmar que no se puede hablar con propiedad de cambio de la Ley. De la misma continúa: la reducción de los días de indemnización; la minoración parcial de la cuenta de resultados; la simple previsión de minoración de ingresos; los despidos; salarios de tramitación, etc., esta supuesta revisión de la reforma laboral de Mariano Rajoy no será, y permanecerá inalterable. Una ley laboral de 2012 calificada como un ataque contra el derecho consolidado de los trabajadores, alcanzado a base de mucha lucha y movimiento obrero sindical de CC.OO y UGT; éstos, el Gobierno y la Patronal nos venden esa supuesta derogación como un triunfo de las negociaciones.

Pero lo más llamativo y sorprendente es que, estando en un tiempo histórico de mayoría parlamentaria las izquierdas para liquidar la actual Ley Laboral de Rajoy, la impresentable socialdemocracia que gobierna ha optado por la continuidad del esperpento que supone mantener algo tan oneroso de legislación, que consagra la esclavitud y explotación de la   clase trabajadora.

Ya nos había sorprendido con aquel paso seguro y alegre su semblante, cuando el presidente de la Patronal, Antonio Garamendi, se dirigía a la mesa de negociación. Ahora, una vez conocido los términos del acuerdo, no nos extraña tanto aquel buen semblante, radiante de felicidad. La Patronal ha triunfado al quedar lo mollar como estaba. 

¿Qué ha quedado de la promesa de cambiar la actual Ley Laboral del PP de 2012, para lograr un nuevo Estatuto de los Trabajadores, firmada a bombo y platillo en el acuerdo PSOE-Podemos de Gobierno? Consistía en primar el convenio sectorial sobre el de empresa, limitando la subcontratación; la limitación de modificar unilateralmente las condiciones de trabajo por parte de la empresa; la revisión de las causas de despido y la reordenación de las modalidades de contrato para limitar la temporalidad. Ya la Ley apareció en el BOE, y ahora el Congreso tiene treinta días para convalidar o rechazar el real decreto-ley, decidiendo si lo tramita o no como Proyecto de Ley.    

*  La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana