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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Recursos naturales, medio ambiente, racionalidad económica y democracia - por Federico Aguilera Klink

 

federico aguilera libro

FEDERICO AGUILERA KLINKNota de Chema Tante: El profesor Aguilera Klink ejerce la generosidad permitiendo publicar este lúcido, argumentado y documentado escrito suyo que apareció en el volumen "Desarrollo desde lo local y dinámicas territoriales" de la colección Argumentos, de la Universidad de Guanajuato, editado por Fontamara en 2016. Aguilera escribe sobre el particular: "Creo que todo lo que está pasando no hace nada más que mostrar con más claridad lo que digo en el artículo, desgraciadamente. Por eso, todo lo que escribamos me parece poco frente a tanta barbarie y tanta confusión deliberada." Y yo, Chema Tante no puedo estar más de acuerdo con tan sabias palbras.

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Recursos naturales, medio ambiente, racionalidad económica y democracia - por Federico Aguilera Klink, Catedrático de Economía Aplicada en la ULL *

eduardo-galeano-2Crímenes contra la gente, crímenes contra la naturaleza: la impunidad de los señores  de la guerra es hermana gemela de la impunidad de los señores que en la tierra comen naturaleza y en el cielo engullen la capa de ozono.

Las empresas que más éxito tienen en el mundo son las que más asesinan al mundo; y los países que deciden el destino del planeta son los que más méritos hacen para aniquilarlo.                   

Eduardo Galeano. Patas Arriba. La escuela del mundo al revés. 1998

 

FRED MAGDOFFUna economía ecológicamente sensata y socialmente justa se puede definir como aquella que fomenta que todo el mundo desarrolle su pleno potencial humano de tal forma que el medio ambiente –con toda su complejidad, ciclos esenciales y relaciones- permanezca intacto, en funcionamiento y saludable.

 

 Fred Magdoff. Una economía ecológicamente sensata y socialmente justa. 2014

 

 

INTRODUCCION

medioambiente democraciaHay una cuestión básica sobre la que reflexiono en este capítulo. Trato de mostrar que el agotamiento de los recursos naturales y el deterioro del medio ambiente son el reflejo directo del deterioro de la calidad de la democracia y de la aplicación de una racionalidad económica estrecha que solo considera la maximización de los beneficios monetarios ignorando los costes sociales que generan las empresas. Por deterioro de la calidad de la democracia entiendo fundamentalmente : a) la vinculación existente entre las corporaciones empresariales y los gobiernos, que lleva a ambos a tomar decisiones no transparentes sino corruptas y a crear reglas de juego que benefician a los intereses privados y no al interés público y b)  El maltrato a las personas y a la naturaleza por parte de los grupos anteriores para los que sólo contamos (las personas y la naturaleza) como simples mercancías de las que extraer el máximo beneficio y, con frecuencia, como estorbos a los procesos de saqueo y de acumulación de beneficios.

democracia

En consecuencia, frente a las respuestas que habitualmente repetimos cuando se nos pregunta por ¿Cuáles son los principales problemas ambientales?, que identificamos como el cambio climático, la erosión, la pérdida de biodiversidad, la contaminación,…etc., entiendo, al contrario,  que los principales problemas ambientales son, originalmente, a) la falta de democracia real, b) la racionalidad económica violenta y c)  los hábitos de consumo que se nos inculcan como normales cuando ni son normales ni son generalizables ni son ‘nuestros’.

 

LA AUSENCIA DE DEMOCRACIA Y LA RACIONALIDAD ECONOMICA COMO ORIGEN DE LOS PROBLEMAS AMBIENTALES Y DEL AGOTAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES

Lo paradójico de lo anterior es que sabemos que no es nuevo pero tampoco es habitual gar aperowitzverlo con claridad y hablar sobre ello pues hemos aprendido a no ver lo obvio. “…hay que ser ciego para no ver que la estructura de poder en los dos sistemas tradicionales (capitalista y socialista) es tal que genera resultados finales que no son compatibles con la sostenibilidad ecológica (…) En parte, lo que tiene que suceder es que la gente hable en voz alta de lo obvio. Y, en cierto modo, la comunidad académica y la comunidad intelectual son las principales responsables de este silencio” (Entrevista a Gar Alperovitz, 1996).

En otro lugar he planteado ya este problema de las universidades y la enseñanza de la economía (Aguilera, 2013) por eso solo insisto ahora en que “Las universidades se han convertido en amplia medida en las criadas del sistema corporativista. Y esto no se debe sólo a  las especializaciones académicas y sus impenetrables dialectos, que han servido a su vez para ocultar tras multitud de velos la acción gubernamental e industrial…si las universidades son incapaces de enseñar la tradición humanista como parte central de sus más alicortas especializaciones, es que se han hundido otra vez en lo peor del escolasticismo medieval”  (Ralston, 1997: 81-82), el resultado final es que las miradas críticas, humanistas o, simplemente, conectadas con las preocupaciones reales de las personas son poco habituales en las universidades.

owen jonesha joon changEn relación con la situación en Inglaterra, Jones señala que “…los departamentos universitarios de economía se han quedado vacíos de oponentes del statu quo” (Jones, 2015, 69) y cita este mismo autor una entrevista al economista disidente Ha-Joon-Chang, profesor de economía en la universidad de Cambridge, según el cual “En la universidad, yo formo parte de una minoría de aproximadamente el 5 por ciento” (Jones, 2015, 70), algo que Jones califica de optimista.

KARL WILLIAM KAPPQuizás esto ayuda a entender lo poco que se conoce el trabajo del economista alemán Karl William Kapp que escribía con toda claridad en 1950 sobre lo que él calificaba como costes sociales expresando su relación con la racionalidad económica y con la política. Merece la pena incorporar una larga cita de él en la que expresa la relación e interdependencia entre economía, medio ambiente y democracia. “…el término <costes sociales> abarca todas las pérdidas, directas o indirectas, soportadas por terceras personas o por el público en general, como resultado del desarrollo ilimitado de actividades económicas. Estas pérdidas sociales (…) pueden tomar la forma de daños a la salud humana (…) la destrucción total o deterioro de los valores a la propiedad y el agotamiento prematuro de los recursos naturales(…) y de las que los empresarios privados no se consideran responsables (…) Las causas fundamentales de los costes sociales deben hallarse en el hecho de que el empresario privado debe minimizar los costes privados de la producción de acuerdo con su fin de incrementar los beneficios (…) puede considerarse que a lo largo del proceso económico se efectúa, por este motivo, una redistribución de la renta. Mediante la traslación de parte de los costes de producción a terceras personas o a la comunidad entera, los empresarios pueden apropiarse de una proporción del producto nacional mayor que la parte que normalmente les correspondería…también los consumidores comprarán a más bajo precio que el que deberían pagar si los empresarios cargaran con todos los costes de producción. Y también tendría un efecto redistributivo cualquier tipo de medidas de prevención…al tratarse de efectos distributivos…se trata de materias sujetas a la controversia política y al juego de las fuerzas políticas” (Kapp, 1950, 53-56).

Kapp mostró con gran claridad que la economía es un sistema abierto y en interdependencia con el sistema social y el ambiental, algo que la economía académica se sigue negando a ver disfrazando con el término de ‘externalidades’ (caja vacía las llamaba Kapp) o impactos ambientales ocasionales y poco relevantes, estas interdependencias inevitables con lo que dicha economía mantiene, consciente o inconscientemente, un sistema de pensamiento obsoleto e irreal pero funcional a unos intereses académicos y monetarios.

economía ecologica

Por otro lado, la línea de trabajo mostrada por Kapp es muy fructífera en el sentido de que permite comprender con claridad dónde estamos y muestra el conflicto distributivo que subyace en estas cuestiones y que no es ajeno al marco institucional bajo el que la economía se vincula con el medio ambiente y las personas. ¿Por  qué los empresarios no se consideran responsables de esos costes sociales? Porque cuentan habitualmente con un marco legal permisivo o que no los penaliza adecuadamente, gracias a las presiones de estos empresarios sobre los gobiernos para configurar dichos marcos legales favorables o, simplemente, porque son los propios intereses empresariales y corporativos los que presiden las decisiones de los gobiernos. “La producción y el consumo ponen en movimiento procesos complejos que tienen graves consecuencias negativas sobre el medio ambiente físico y social y que ejercen un efecto inevitable en la distribución; estas interdependencias implican una forzosa transferencia de costes sociales «no pagados» que constituyen una redistribución secundaria del ingreso real primordial (pero no exclusivamente) para los miembros económicamente más débiles de la sociedad, así como también para las generaciones futuras. Además, los individuos y grupos cuyo ingreso y salud se ven afectados negativamente por las tecnologías destructivas, bajo disposiciones institucionales específicas, son las víctimas de un proceso de producción sobre el cual ellos no tienen control alguno y en contra del cual no cuentan con ninguna compensación legal adecuada. Estas relaciones inter-sistema, con efectos redistributivos, no son relaciones de intercambio o de mercado. Tienen relación directa con los costes y beneficios reales; no son «externos» ni voluntarios o contractuales. En resumen, son fenómenos extramercado y los precios de mercado no proporcionan (en el caso de hacerlo) criterios adecuados para su evaluación” (Kapp, 1978, 206-207). (La negrita es mía).

En definitiva, tenemos una lógica o una racionalidad económica que es incompatible con el medio ambiente y con los derechos de las personas pues ambos son violados por esa lógica y por el amparo institucional que le dan los gobiernos. Tenemos ejemplos recientes en la decisión del gobierno norteamericano de Bush para que las empresas que lleven a cabo el fracking no sean penalizadas por incumplir las leyes que protegen el aire y el agua e, indirectamente, la salud de las personas. Claro que la empresa más importante en aplicar esta técnica es Halliburton cuyo presidente es Cheney que era vicepresidente con Bush cuando se aprobó esta despenalización. [1] En cualquier caso tampoco es nuevo saber que el gobierno de  Bush ya había aprobado otra ley limitando la responsabilidad de las empresas petroleras en el caso de los derrames como el que ocurrió en el Golfo de México. [2] Tampoco está de más recordar que las centrales nucleares están exentas por ley de la responsabilidad de compensar los daños generados por los desastres y escapes nucleares (en el caso de que fuera realmente posible), excepto un mínimo porcentaje, siendo el Estado, lo público, el que cargaría con esa responsabilidad. Ahora lo que se pretende, si se aprueba el TTIP, es que se compense e indemnice a las empresas a las que no se les permite contaminar impunemente. Avanzamos en la consolidación de ‘El mundo al revés’ del que ya nos habló Galeano hace muchos años.

fracking forges

costes ambientalesTodo esto nos lleva, por un lado, a la desvinculación entre costes reales y precios, es decir a que los precios que pagamos por las mercancías no reflejen sus costes reales ya que los daños ambientales y los daños a la salud son sistemáticamente ignorados. No quiero decir que habría que añadir esos daños en términos monetarios a sus precios actuales, pues entiendo que no todos los costes se puedan expresar en moneda, sino que es necesario aprender a incorporar los costes biofísicos como umbrales que no se pueden traspasar para evitar daños irreversibles lo que nos llevaría, sencillamente, a prohibir técnicas y prácticas cuya inocuidad no se haya demostrado o no se pueda demostrar de acuerdo con el principio de precaución.

Para que lo anterior sea factible, tendríamos que ver con claridad la vinculación entre daños ambientales, racionalidad económica y democracia. Este planteamiento, bien argumentado y empíricamente documentado por Kapp es ignorado por la mayoría de los economistas y por  los grandes empresarios, es decir, por las corporaciones. La razón fundamental consiste en que si se acepta este enfoque lúcido y obvio es necesario replantearse tanto la propia economía como la democracia que se practican actualmente.

De manera más clara “…la corporación moderna controla los precios y los costes, organiza a los proveedores, persuade a los consumidores, guía al Pentágono, configura la opinión pública, soborna a los políticos y es, de otras maneras, una influencia dominante en el Estado (…) Lo que necesita la gran corporación en materia de investigación y desarrollo, obras públicas, apoyo financiero de emergencia, socialismo cuando las ganancias dejan de ser probables, se transforma en política pública (…) Sus intereses tienden a convertirse en interés público (…) Cuando la corporación moderna adquiere poder sobre los mercados, poder sobre la comunidad y poder sobre las creencias, pasa a ser un instrumento político, diferente en forma y en grado, pero no en esencia, del Estado mismo. Sostener algo contrario –negar el carácter político de la corporación moderna- es más que evadirse de la realidad. Es disfrazar esta realidad. Las víctimas de este encubrimiento son los estudiantes a los que formamos en el error. Los beneficiarios son las instituciones cuyo poder disfrazamos de esta manera. No puede haber duda: la economía, tal como se la enseña, se convierte, por más inconscientemente que sea, en una parte de la maquinaria mediante la cual se impide al ciudadano o al estudiante ver de qué manera está siendo gobernado o habrá de estarlo” (Galbraith, 1972, 123 y 189). (1982).

El problema es que se nos sigue ‘bombardeando’ con afirmaciones sobre la existencia de los mercados libres o la necesidad de una mayor o menor (des)regulación. Pero no se trata de más o menos regulación sino de ¿Quién configura las reglas? ¿A quién beneficia la regulación? ¿Quién va a cargar con los costes y por qué? Es decir, se nos crea un marco erróneo y tramposo de discusión bajo la apariencia de que es el marco adecuado, en lugar de mostrar con claridad el conflicto distributivo que subyace continuamente en las decisiones económicas igual que en las relaciones entre economía y medio ambiente, tal y como señalaba Kapp más arriba.

dean bakerComo muy bien señala Dean Baker, “No hay fundamentalistas del mercado libre. Lo que hay son conservadores que quisieran que nos creyéramos que sus normas equivalen al natural funcionamiento del mercado. La derecha tiene tanto interés como los progresistas en que el sector público se implique en la economía pero hay que tener en cuenta dos diferencias:

1. Los conservadores quieren que el sector público intervenga de un modo que redistribuya el ingreso en provecho de los más pudientes.

2. La derecha es lo suficientemente lista como para ocultar estas intervenciones, tratando de que parezca que las estructuras que redistribuyen el ingreso hacia los de arriba no son más que el resultado del funcionamiento natural del mercado”. [3] En suma, necesitamos replantear los términos de la discusión y del marco adecuado bajo el que discutimos  para poder comprender de qué estamos hablando.

 

LA ACTUALIDAD DEL DIAGNOSTICO DE ‘NUESTRO FUTURO COMUN’

Por eso me resulta muy interesante señalar que, a pesar de que se ignore a Kapp, sea el Informe Brundtland (Nuestro Futuro Común) publicado en 1987 por la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo y tan citado para divulgar la idea de desarrollo sostenible, el que menciona que ‘los países industriales predominan en la adopción de decisiones de ciertos órganos internacionales clave y ya han utilizado gran parte del capital ecológico del planeta. Esta desigualdad es el principal problema <ambiental> del planeta’. (CMMAD, 1987, 26).

brutland

 Efectivamente, esta desigualdad en la toma de decisiones (léase imposición violenta de decisiones) y en la apropiación del capital ecológico del planeta por parte de los países industriales (léase saqueo del planeta por parte de estos países) es una buena y ‘delicada’ manera de definir cuál es el principal problema ambiental. Sólo tenemos que prestar atención a las guerras que ‘Occidente’ declara y promueve una y otra vez para saquear los recursos naturales en nombre de la democracia, los derechos humanos, la competitividad y el mercado. ¿Se puede considerar como gobiernos democráticos aquellos que promueven y practican, directa o indirectamente pero de manera habitual, este comportamiento violento de saqueo del planeta causando daños personales (miles de muertos) y ambientales irreversibles sea en otros países o sea en el propio país?

Nadie puede aceptar honestamente que las guerras recientes y actuales de Irak, Afganistán, Libia y Siria, la creación del Estado Islámico, el golpe de Estado en Ucrania apoyado por EEUU y la Unión Europea, los años de presión e intimidación a Venezuela, Bolivia y Ecuador, sin olvidar los golpes de estado promovidos por EEUU en América Latina así como los intentos de involucrar a Rusia y China en una nueva, y quizás última y definitiva, tercera guerra mundial, insisto, nadie puede honestamente aceptar que toda esta violencia sea ajena al deseo de apropiarse ilegal y criminalmente de los recursos naturales. [4] Por otro lado, la ausencia de guerras no significa que no haya violencia y crímenes pues, con frecuencia, las corporaciones ‘pactan’ con, o imponen a,  los gobiernos de algunos países el saqueo impune de sus recursos, como la Shell en el Delta del Niger (Nigeria), uno de los casos de contaminación más salvajes. [5] Peor o igual es el derrame deliberado de Texaco en Ecuador, aunque a diferencia del gobierno de Nigeria, el gobierno de Ecuador sí ha hecho frente a esta empresa. [6] Y no podemos olvidar el acaparamiento de tierras y sus implicaciones.

Toda esta violencia es consustancial a la racionalidad económica. “La economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado. Los organismos internacionales que controlan la moneda, el comercio y el crédito practican el terrorismo contra los países pobres, y contra los pobres de todos los países, con una frialdad profesional y una impunidad que humillan al mejor de los tirabombas” (Galeano, 1998, 6). El problema es que no ‘podemos’ ver esa violencia con claridad puesto que aprendemos a verla como normal, habitual, sin relacionar su existencia con el comportamiento de nuestros gobiernos y ‘nuestras’ empresas. La vemos como algo que es ajeno a nosotros puesto que ni los medios ni, habitualmente, el pensamiento (si se puede llamar así) vinculado a las universidades nos relaciona estas cuestiones. “La memoria del norte se divorcia de la memoria del sur. La acumulación se desvincula del vacia­miento. La opulencia no tiene nada que ver con el despojo. La memoria rota nos hace creer que la riqueza es inocente de la pobreza, que vienen de la eternidad y que así son las cosas” (Galeano, 1998, 35).  En esa misma línea pero más recientemente, “En el imperio de la vergüenza, gobernado por la escasez organizada, la guerra ya no es episódica, sino permanente. Ya no constituye una patología, sino la normalidad. Ya no equivale a un eclipse de la razón. Es la razón de ser del propio imperio” (Ziegler, 2006).

Pero esta violencia también la tenemos en ‘casa’ aunque no de manera tan salvaje ya que las guerras son de otro tipo aunque porque cada vez es más ignorado el ejercicio de la razón pública (debate argumentado) y la defensa del interés público que ha sido secuestrado hace mucho tiempo por unos Parlamentos vacíos de contenido democrático. “En el reino de los negocios la democracia, tal como la contemplaron los fundadores, está ahora en suspenso. Todo lo que nos queda son los mecanismos, los rituales, la toda importante imagen de la democracia que invocan los mismos traficantes de poder que la subvertirán. En Washington D. C. las corporaciones actúan igual que lo hacen en el mercado: juegan para ganar. El problema es cómo ganan ya que su usurpación del poder político destruye el proceso democrático. Quizá de manera inquietante nosotros como ciudadanos nos hayamos habituado a estas incursiones y las aceptamos como parte de los avatares de la política” (Hawken, 1997, 132). En otras palabras, “En los Estados Unidos, nuestros resultados indican que la mayoría no gobierna – al menos no en el sentido causal de que determina los resultados de la política. Cuando una mayoría de ciudadanos discrepa de las élites económicas o de los intereses organizados, habitualmente pierden” (Gilens M. y Page B., 2014, 576).

éticaTenemos ejemplos en la construcción de obras públicas innecesarias, las prospecciones petrolíferas basadas en argumentos tramposos, la autorización del uso del fracking ignorando sus impactos ambientales dañinos y su carácter de burbuja financiera, la autorización para cultivar transgénicos, la minería contaminante, el uso del amianto, la agricultura contaminante intensiva, la burbuja inmobiliaria, la desidia deliberada sobre el cambio climático,…etc. Y eso sin tener en cuenta que la ‘denominada crisis financiera’ no es sino un saqueo violento ocasionado por los bancos que deja a los gobiernos con el ‘papel’ de comparsas que aprueban leyes en perjuicio de las personas y en beneficio de los bancos con la complicidad de los medios de comunicación. “Los periodistas continúan leyendo los mismos informes de bancos, a los mismos “expertos” y a los mismos medios de prensa ‘de referencia’, que demostraron su completa incompetencia, su cinismo, o las dos cosas a la vez, antes de la crisis. Para valorar los mensajes que hoy nos están lanzando, simplemente hay que recordar los disparates que nos lanzaban antes de la quiebra, cuando el ‘servicio de estudios’ del Deutsche Bank aseguraba, por ejemplo, que en ‘España, la fiesta continuará hasta el 2020’ ” [7].

joaquín costaPor otro lado, la noción de corrupción abarca al propio concepto de democracia y lo peor es que los cómplices de este fraude son la mayoría de los propios políticos votados por las personas. El preciso diagnóstico que hacía el notario español Joaquín Costa en 1901, sigue siendo completamente válido actualmente: “No es nuestra forma de gobierno un régimen parlamentario, viciado por corruptelas y abusos, según es uso entender, sino, al contrario, un régimen oligárquico, servido, que no moderado, por instituciones aparentemente parlamentarias… O, dicho de otro modo, no es el régimen parlamentario la regla, y excepción de ella los vicios y las corruptelas denunciadas  en la prensa y en el Parlamento mismo durante sesenta años; al revés, eso que llamamos desviaciones y corruptelas constituyen el régimen, son la misma regla” (Costa, 1969, 26).

Esta idea de un Parlamento al servicio de la oligarquía se ha ido reforzando por todo el USA UE 2mundo. Un excelente ejemplo de ello es el Parlamento Europeo en la manera de ‘negociar’ el TTIP (Tratado Trasatlántico de Libre Comercio entre Europa y Estados Unidos). Es fundamental destacar que “…estos tratados proporcionarían un poder sin precedentes a las empresas multinacionales y el capital financiero. Los riesgos serían: la pérdida de más de un millón de empleos directos, mayores recortes salariales, una ola de privatización de los servicios públicos y la eliminación de normas ambientales así como un ataque a los derechos de las y los trabajadores. Para expresar esta oposición, una alianza de más de 230 movimientos sociales, sindicales y organizaciones ciudadanas que luchan por la justicia social y ambiental, de 20 países europeos, registró la Iniciativa Ciudadana Europea. El objetivo es contribuir a un debate público y democrático sobre las negociaciones y sus consecuencias (…) La Comisión Europea ha rechazado la propuesta para realizar una Iniciativa Europea Ciudadana contra los acuerdos comerciales UE-Estados Unidos y UE- Canadá. Esta decisión impide a la ciudadanía recoger un millón de firmas para obligar a la Comisión Europea a que revise su política comercial y a que se celebre una audiencia pública en el Parlamento Europeo sobre la materia (Negrita en el original). [8]

Pero además, impide la difusión de los borradores de los documentos que se están negociando y, para continuar con la cadena de secuestro de la democracia, se impide a los propios parlamentarios europeos tomar notas de esos borradores y difundirlas. Así pues, se permite “… el acceso a una parte de los documentos sobre el TTIP a todos los eurodiputados, cuando hasta la fecha sólo siete europarlamentarios tenían acceso a la reading room para consultar los textos. Y esto, después de pedir cita, indicar exactamente qué documentos desean consultar durante un periodo máximo de dos horas por visita, y sin poder contar una sola palabra de lo que vean, bajo la amenaza de sufrir sanciones administrativas y exponiéndose incluso a afrontar un proceso penal. Tampoco pueden reproducir los documentos con marca de aguas que les entregan en sobres con su nombre, ni tener ningún tipo de contacto con el exterior. En todo momento son vigilados por un funcionario de la UE que incluso debe revisar que los folios estén enteros y los parlamentarios no hayan arrancado partes para robarlas, y deben dejar fuera de la sala todos sus aparatos electrónicos, pero también relojes y en muchos casos incluso los bolígrafos”. (Negrita en el original). [9]

CORRUPCIÓNSe puede afirmar que estamos en manos de criminales, pues no puede darse otro nombre a gobiernos, parlamentos y corporaciones que van en contra de las personas y del medio ambiente, violando los valores democráticos y  priorizando el beneficio monetario privado. “La crisis económica ha demostrado que la banalidad del mal disimulada bajo un modelo de empresa ampliamente aceptado puede poner al mundo entero en peligro (…) En la crisis de 2009, la creciente evidencia de fraude, conflictos de interés, indiferencia ante el sufrimiento, rechazo de la responsabilidad y la ausencia sistémica de un juicio moral individual, generó una masacre económica y  administrativa de tal tamaño que constituye un crimen económico contra la humanidad” [10]

SUSAN STRANGEYa señalaba hace años Strange (1988) que tener poder es tener capacidad para fijar las reglas de juego y para cambiarlas arbitrariamente. Yo añadiría que tener poder es, también, violar las reglas impunemente en cualquier momento. Esto es lo que estamos viviendo de manera cotidiana y, en Europa, con más intensidad en los últimos años.

No hay nada más que prestar atención a los vínculos existentes entre los políticos y sus negocios, por si no lo teníamos claro todavía, “… los ministros de finanzas de Europa no están todos a favor de equilibrar el presupuesto, si el presupuesto tiene que equilibrarse cargando de impuestos a los ricos: los bancos saben que todos los impuestos que los ricos son capaces de evadir terminan en manos de los bancos. De modo, pues, que ahora han caído las máscaras, y la guerra de clases ha vuelto a la escena de forma descarnada. Al YANIS VAROUFAKISprincipio, Varoufakis pensaba que estaba negociando con la Troika, es decir, el FMI, el BCE y la Comisión Europea. Pero estos vinieron a decirle: no, no, usted está negociando con los ministros de finanzas. Y los ministros de finanzas en Europa …son lobbystas de los grandes bancos…. Y lo que se dicen es: ¿cómo podemos dar otra vuela de tuerca aquí, y convertir a Grecia en objeto de escarmiento, al estilo del trato dispensado por Norteamérica a Cuba en los 60?”. [11] De acuerdo con esta afirmación, parece razonable suponer que los demás ministros son lobbystas de otros grupos empresariales. ¿Habrá alguno/a que no cumpla ese papel en su ámbito de interés y sea lobbysta del interés público de acuerdo con los principios elementales de una democracia?

 

MEDIO AMBIENTE, HABITOS DE CONSUMO Y DIGNIDAD HUMANA

De acuerdo con el ‘Programa comunitario de política y actuación en materia de medio ambiente y desarrollo sostenible’ elaborado por la Unión Europea en 1992,   “Los auténticos ‘problemas’, responsables de las pérdidas y daños ecológicos, los constituyen las pautas de conducta y de consumo de los seres humanos en la actualidad”. Claro que este diagnóstico ‘olvida’ que muy raramente somos los ‘consumidores’ los que exigimos determinadas mercancías sino que son las empresas las que nos van ‘construyendo’ o inculcando las ‘demandas’ y ‘necesidades’ hasta hacerlas ‘nuestras’.

ERICH FROMEn realidad somos seres humanos social y culturalmente construídos reflejando nuestros esquemas mentales, consciente o inconscientemente, la sociedad en la que vivimos y la ‘normalidad’ con la que la vemos. Por eso Erich Fromm se  preguntaba en ¡¡¡1963!!! ¿Qué clase de hombre requiere esta sociedad para funcionar bien?, Y su respuesta era: «Hombres que cooperen dócilmente en grupos numerosos, que deseen consumir más y más, y cuyos gustos estén estandarizados y puedan ser fácilmente influidos y anticipados. Hombres que se sientan libres e independientes y que estén dispuestos a ser mandados, a encajar sin roces en la máquina social. Que puedan ser guiados sin fuerza, conducidos sin líderes, impulsados sin meta, salvo la de continuar en movimiento, de funcionar, de avanzar. Es el hombre enajenado, en el sentido de que sus acciones y sus propias fuer­zas se han convertido en algo ajeno, que ya no le pertenecen» (Fromm, 1981, 11-12). 

STANLEY RESORAsí pues, el sistema educativo, los medios de comunicación y las agencias de publicidad  construyen nuestras ‘preferencias y demandas’. Como expuso Stanley Resor, presidente de la J. Walter Thompson, agencia de publicidad de Estados Unidos, “Cuando los ingresos aumentan, lo más importante es la creación de nuevas necesidades. Cuando se pregunta a la gente: “¿Sabe usted que su nivel de vida aumentará un 50 % en diez años?”, no tiene idea, ni por asomo, de lo que eso quiere decir…A menos que se les llame con insistencia la atención al respecto, no se reconocen en la necesidad de un segundo auto. Esta necesidad debe ser creada en sus mentes, hay que hacerles darse cuenta de la ventaja que les brindará el segundo auto. A veces, hasta son hostiles a esa idea. Considero que la publicidad es la fuerza de educación y de activación capaz de provocar los cambios en la demanda que nos son necesarios. Inculcar a mucha gente un nivel de vida más elevado, hace aumentar el consumo al nivel que justifican nuestra productividad y nuestros recursos” (Gorz, 2012, 77-78).

Y, efectivamente, nos ‘inculcan’ continuamente deseos y preferencias para mantener la máquina en marcha. Por eso es tan importante y, a la vez, nos cuesta tanto darnos cuenta de que “…el poder más grande es el de preformar a alguien de tal modo que haga por sí mismo lo que se quería que hiciera sin necesidad de dominación o de poder explícito. Conforma un conjunto de capacidades, disposiciones y potencialidades que quedan incorporadas en nuestras prácticas antes de que el sujeto pueda tomar conciencia de ellas…lo que imposibilita (al menos de entrada) su cuestionamiento. La atención a este tipo de poder obliga a ampliar el terreno de la política y asumir como tarea primordial la formación de los individuos autónomos.” (Castoriadis, 2005, 26).

Darnos cuenta de que somos ciudadanos y, ocasionalmente, consumidores es fundamental para empezar a preguntarnos cómo vivimos y qué consumimos, en el sentido de empezar a conocer cuáles son las condiciones laborales y ambientales bajo las que vivimos y bajo las que se fabrican los productos que consumimos. “Lo que está en juego es “una revolución cultural”, ante una sociedad plagada de gente bienintencionada que “no quiere ver”. Frente a ellos, una inmensa minoría comienza a cuestionarse que hay modos de “vivir bien” alternativos al consumismo desenfrenado que nos impone la publicidad”. [12]

 Se trataría de integrar nuestra parte de ciudadano con nuestra parte de consumidor para hacer del consumo un acto responsable. Esto es lo que quizás sea el inicio de lo que Fromm calificaba como el carácter revolucionario, en el sentido de “… una persona sana, viva y cuerda. Es un hombre  desobediente, libre e independiente (…) La persona sana en un mundo insano, el ser humano plenamente desarrollado en un mundo tullido, la persona completamente despierta en un mundo semidormido, es precisamente el carácter revolucionario”. (Fromm, 1981, 64-77). De una manera similar se expresa Castoriadis, precisando que “Revolución significa una transformación radical de las instituciones de la sociedad (…) Pero para que tal revolución exista, hace falta que haya cambios profundos en la organización psicosocial del hombre occidental, en su actitud con respecto a la vida (…) Hace falta que se abandone la idea de que la única finalidad de la vida es producir y consumir más (…) hace falta que se abandone el imaginario capitalista de un seudocontrol seudorracional, de una expansión ilimitada”. (Castoriadis, 1992, 272).

Esto nos permitiría, quizás, empezar a dar el paso hacia procesos que no sean solo intelectuales ni individuales, sin excluir su importancia, sino políticos, psicosociales y CASTORIADIScolectivos que planteen la necesidad del debate público y también la necesidad de la movilización social para liberar la democracia del secuestro al que está sometida. “Al mismo tiempo que hay un movimiento colectivo, los individuos se transforman y, al mismo tiempo que los individuos cambian, emerge un movimiento colectivo. No tiene sentido preguntarse cuál es anterior al otro: ambas presuposiciones dependen una de otra y se crean al mismo tiempo” (Castoriadis, 2006, 287).

Todo el ‘enriquecimiento’ intelectual y psíquico del ser humano es fundamental para poder cambiar esta situación. Por eso me resulta tan atractivo y tan relevante el planteamiento que hace Maslow sobre lo que considera los dos Grandes Problemas para todos los seres MASLOWhumanos. “El primer Gran Problema y el de mayor alcance es la formación de la Persona Buena. Necesitamos seres humanos mejores, porque si no es muy posible que nos aniquilen a todos, e incluso si no nos aniquilan, es seguro que viviremos, como especie, en la tensión y la angustia (…) A la Persona Buena se la puede llamar también persona que evoluciona, persona responsable-de-sí-misma-y-de-su-propia-evolución, persona plenamente esclarecida, despierta o lúcida, persona plenamente humana, autorrealizadora, etc. (…) ninguna reforma social, ninguna constitución, programa ni ley, por hermosos que sean, surtirá ningún efecto a menos que la gente sea lo suficientemente sana, evolucionada, fuerte y buena como para entenderlos y querer llevarlos a la práctica de forma adecuada.

Otro Gran Problema de igual urgencia…es el de crear la Sociedad Buena. Existe una especie de feedback entre la Persona Buena y la Sociedad Buena. Se necesitan mutuamente, son el sine qua non la una para la otra…su desarrollo simultáneo y en tándem es evidente (…) Por Sociedad Buena entiendo…una sola especie, un solo mundo” (Maslow, 2008, 38-39).

Para algunos científicos sociales, el problema es el capitalismo, no las personas, no se trataría de una cuestión de personas buenas o malas. Desde mi punto de vista el capitalismo nos construye a las personas de una determinada manera, nos acostumbra a una  ‘normalidad malvada’ y la legitima, como creo que ha quedado claro, aunque no se hable de maldad sino de racionalidad económica o capitalista. En cualquier caso, lo cierto es que la práctica de esa racionalidad, el capitalismo realmente existente, es criminal. Pero lo importante es que el capitalismo lo ‘hacemos’ funcionar las personas, consciente o inconscientemente, por lo que, de la misma manera, somos las personas las que podemos ZUBOFFparar su funcionamiento y cambiarlo. Hablar de capitalismo o de racionalidad económica de manera impersonal sólo sirve, en mi opinión, para desdibujar la responsabilidad del orden criminal en el que nos encontramos. El que la universidad o las escuelas de negocios enseñen esta racionalidad, como indica Zuboff, no puede servir de excusa, al contrario, lo que indica es ‘la terrible quiebra moral’ normalizada que apenas percibimos.

ISAAC ROSA.Como dice el periodista y escritor español Isaac Rosa, “Tenemos un discurso muy crítico con el capitalismo, pero el capitalismo somos nosotros y no lo vemos. Hablamos de transformar la sociedad, pero no estamos transformando nuestras actitudes, expectativas, costumbres, a lo que estamos dispuestos a renunciar y a hacer”.[13] Obviamente no es nada fácil, ni verlo, ni cambiarlo, ni enfrentarse a una violencia brutal en diferentes ámbitos. Pero no hay otra opción. Intentarlo es hacer algo que tiene sentido para uno mismo aunque no sepamos bien cuando se va a conseguir.

 

REFERENCIAS

Aguilera F. (2013), “Sobre la deshumanización de la economía y de los economistas”, pp. 15-28 en, Aguilera (Coordinador), Para la rehumanización de la economía y la sociedad. Mediterráneo Económico 23. Cajamar. Caja Rural.

http://www.publicacionescajamar.es/publicaciones-periodicas/mediterraneo-economico/mediterraneo-economico-23-para-la-rehumanizacion-de-la-economia-y-la-sociedad/

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Castoriadis C. (1999), “¿Qué democracia?”, 129-142 de Escritos políticos. Antología. Edición de X. Pedrol. Ediciones de La Catarata. Madrid. 2005.

Castoriadis C. (1993). “Una sociedad a la deriva”, 281-293 de Una sociedad a la deriva. Entrevistas y debates (1974-1997). Katz Editores. Buenos Aires. 2006.

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Ziegler J. (2006). El imperio de la vergüenza. Taurus. Madrid.

 

 


[1] https://www.youtube.com/watch?v=yH3HxJXHO2A

[2] El Gobierno de Estados Unidos eximió a la petrolera británica BP de tener un plan de emergencia en caso de que la plataforma Deepwater Horizon,que alquiló a la subcontrata Transoceanic, provocara un vertido. Hace dos años, la administración del presidente George Bush dejó de exigir estrategias concretas de respuesta a fugas de petróleo a un nutrido grupo de perforaciones en el golfo de México, práctica que ha mantenido la actual Administración.

 http://elpais.com/diario/2010/05/11/sociedad/1273528805_850215.html

[3] http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3241

 

[4] http://www.presstv.ir/Detail/2015/04/27/408267/US-military-plans-WWIII

[5] http://www.laveudafrica.com/viaje-a-las-tinieblas-del-petroleo/

[6] https://rsechile.wordpress.com/texaco-en-ecuador-el-peor-desastre-petrolero-del-mundo/

[8] http://www.nuevatribuna.es/articulo/espana/comision-europea-rechaza-peticion-ciudadana-realizar-recogida-firmas-tratado-comercial-ue-estados-unidos-ttip-obligaria-realizar-audiencia-publica-materia/20140912114419107041.html

[10] http://www.businessweek.com/managing/content/mar2009/ca20090319_591214.htm

 

[11] ‘Con quién está negociando exactamente Varoufakis, y cuál es la estrategia del gobierno de Syriza. Entrevista de Shermine Peries a Michael Hudson’. http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=7770

[12] Palabras pronunciadas por  Ana Etchenique en el acto de presentación de ‘Carro de combate. Consumir es un acto político’. http://www.carrodecombate.com/2015/03/02/el-consumo-como-acto-poltico-debate/

[13] http://www.elconfidencial.com/cultura/2013-09-16/no-necesitamos-entrar-en-habitaciones-sino-salir-a-las-calles_28925/

* En La casa d mi tía por gentileza de Federico Aguilera Klink

FEDERICO AGUILERA KLINK