Reflexiones sobre los 40 años del 23 de febrero - por Antonio Aguado, coherente veterano militante socialista *

La primera reflexión es que llegamos a esa fatídica fecha, con el aparato del Estado del régimen franquista prácticamente intacto, incluido el reinado de Juan Carlos I, designado por el dictador y genocida general Franco. De ahí su celebre frase, “se queda todo atado y bien atado”. Esa decisión fue refrendada por la Constitución con arreglo al referéndum del 6 de diciembre de 1978.

Los poderes fácticos seguían siendo los mismos, pero el militar era el que realmente inquietaba con los diversos “ruidos de sables”, acaecidos antes de producirse el golpe de estado del 23f. Para llevarlo a cabo, los militares tenían las excusas perfectas: el radical independentismo vasco y los atentados criminales de la banda terrorista ETA con 829 victimas, que producían grandes dramas y muchísima indignación, hasta que el gobierno del presidente José Luís Rodríguez Zapatero, con el ministro del interior el malogrado Alfredo Pérez Rubalcaba les derrotó, produciéndose su disolución el 20/octubre/2011.   

Adolfo Suárez dimitió de la Presidencia del Gobierno el 29/enero/1981 y en un escenario de incertidumbre y debilidad, el referido 23f Leopoldo Calvo Sotelo iba a ser investido como presidente. Por las circunstancias estaba en Madrid y pude asistir a la sesión. Comenzó la votación a las 18,00 horas y justo a las 18,23, irrumpió pistola en mano el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero Molina, pronunciando la celebre frase: ”quietos todo el mundo”. Momentáneamente no reaccioné viendo aquella extraña y muy grave escena. 

Estuve detenido hasta las 22,20 y al salir, la preocupación que tenía se me acrecentó, pues esperaba ver al pueblo de Madrid manifestándose por la libertad y la democracia, pero fue todo lo contrario y eran cada vez más los fascistas, que se manifestaban reclamando una España a su imagen y semejanza. Desde aquel entonces la sociedad española ha venido viviendo vertiginosamente. Han sido muchos los hechos acaecidos, que nos han dejado y en algunos casos nos siguen dejando huellas muy profundas. 

En octubre de 1982 el PSOE con Felipe González como candidato, llegó por primera vez a la Moncloa y de inmediato se empezó a ver unos cambios que presagiaban como inicialmente ocurrió, que íbamos a tener una sociedad con mayor libertad y justicia social. Se implantó a través de la LODE (Ley Orgánica Derecho a la Educación), la enseñanza obligatoria y gratuita. Lo mismo ocurrió con la universalidad y gratuidad de la sanidad. Las pensiones no contributivas fue otra realidad. Igualmente la transformación y modernidad del país.

Produjo un gran impacto la nacionalización de Rumasa, otro 23 de febrero pero de 1983. El apoyo ciudadano a esa medida se materializó en las elecciones municipales y autonómicas, del 8 de mayo de ese mismo año con el amplio respaldo que tuvo el PSOE, pasando a gobernar la mayoría de los municipios, entre otros los más importantes, comunidades autónomas y cabildos. El 1 de enero de 1986, nos integramos en  la Comisión Económica Europea (actualmente Unión Europea) y posteriormente en 1992, organizamos con gran éxito los Juegos Olímpicos en Barcelona y la Exposición Universal en Sevilla.

Debido a los atentados Yihadistas del 11/marzo/2004 en trenes de cercanías de la Comunidad de Madrid, que causaron 193 fallecidos y 2057 heridos que el Partido Popular con falsedades quiso instrumentalizar, el PSOE ganó las elecciones celebradas el 14 de ese mismo mes, pasando a ser Zapatero presidente del Gobierno y de las primeras medidas que adoptó, fue retirar las tropas españolas de Irak, enviadas con mentiras e ilegítimamente por el anterior gobierno de Aznar. Se caracterizó también la primera legislatura de Zapatero por el logro de derechos y libertades, siendo uno de las más importantes, el matrimonio de personas del mismo sexo, estando al frente de esa reivindicación el malogrado Pedro Zerolo.

Otros logros fueron la ley de la Memoria Histórica y de la Dependencia. Debido a la reaccionaria y mezquina obstrucción del Partido Popular, no lo consiguió, pero intentó el encaje territorial de Cataluña en España. La segunda legislatura de Zapatero fue muy diferente a la primera. Tuvo que afrontar la crisis económica de 2008 y lo hizo pesimamente, llegando incluso a modificar al margen de la ciudadanía el articulo 135 de la Constitución, para obligarnos a cumplir con los designios de la Troika, que nos impuso hacerle frente prioritariamente a las deudas contraídas con la Unión Europea. Esto motivó que el PSOE perdiera las siguientes elecciones del 9 de marzo de 2008.  

Pedro Sánchez llegó al gobierno después de una travesía muy tortuosa del Partido Socialista, debido al bochornoso Comité Federal del 1 de octubre de 2016, que le obligó a dimitir de la secretaria general. Tuvo fortuna y después de muchos avatares, volvió a ser elegido secretario general el 21 de mayo de 2017 y obtuvo la Presidencia del Gobierno el 1 de junio de 2018. A ésta llegó después de muchas contradicciones y desdiciéndose en más de una ocasión, pactando con Unidas Podemos, quienes están poniendo el acento social en las políticas del Gobierno, aunque en ocasiones no son correspondidas por la parte socialista del ejecutivo. De continuar estos desencuentros, lo más probable le pasará factura a ambas formaciones políticas.

El PSOE ha realizado grandes cambios y mejoras en nuestro país, pero desde la época de Felipe González, ha venido haciendo dejación de principios y convicciones y actuando, como un partido socialdemócrata europeo más, que con políticas conservadoras y actuaciones impropias, sus electorados le han pasado factura y en algunos casos, sometiéndoles con la propia desaparición. 

El colmo del PSOE (Pedro Sánchez, homólogos y acólitos), es el apoyo que le viene dando a la Monarquía incluido al rey emérito, con todas las indecencias y presuntos delitos que ha venido cometiendo y sin tener en cuenta, los valores republicanos que desde su fundación el 2 de mayo de 1879, por Pablo Iglesias Posse ha caracterizado al Partido Socialista. 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Antonio Aguado Suárez