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viernes, 29 de marzo de 2024 00:12h.

por la sanidad pública, que es la de todos

Requiem por la Sanidad -  por Antonio Cabrera de León

FRASE CABRERA SANIDAD

Requiem por la Sanidad -  por Antonio Cabrera de León *

Requiem por la sanidad pública, que es la de todos. La otra, la de quien pueda pagarla, engorda a la misma velocidad que la venta de alarmas para pisos que nadie va a robar. Pero la sanidad pública, la que ha dado su vida para salvarnos la vida, se nos va al carajo si no hacemos nada. Nos quedan horas para impedirlo. Las que faltan entre el día de hoy y la aprobación de los presupuestos generales del Estado para 2022.

Italia, que ha sufrido en esta pandemia incluso más que nosotros, dedicará más de 15.000 millones de los fondos europeos a su sanidad. España 1.000. El gobierno italiano añadirá 3.000 millones más para sanidad ¿Y el gobierno español? ¿Y los gobiernos de las Comunidades Autónomas?

Hace años que explico que el mejor indicador de un sistema sanitario es el tiempo de espera para que te atienda tu médico de familia. Ni la lista de espera quirúrgica, ni ningún otro. Si tu médico de familia no te atiende en 24 horas, todo lo demás está mal. Y ya no quedan sitios en España donde tu médico te atienda en el día.

Cuando sobre nosotros caían recortes y austeridad, en pleno 2012, hubo economistas ¿de la salud? que recomendaron nada menos que la sanidad pública se apretara el cinturón para contribuir a que el déficit público se redujera. Nos quitaron 50.000 sanitarios. No han dicho nada sobre si les pareció suficiente, ni sé si ellos sólo acuden a la sanidad privada.

Después de dos años de epidemia y cinco avalanchas de pacientes, a las puertas de la sexta, cuando soñábamos que la atención telefónica sería transitoria y los contratos de refuerzo se mantendrían, descubrimos que lo transitorio eran los refuerzos y lo perenne es la atención telefónica.

Tiene que surgir algo espontáneo o la perdemos. Un grito de basta salido de las entrañas de quienes demostraron cuál es su utilidad cuando el resto demostró no serlo tanto. Algo telúrico como el volcán de La Palma. Tiene que ser directamente la voz de los sanitarios. Sindicatos, colegios y asociaciones deben sumarse, pero no encabezar ni dirigir. Tiene que ser algo profundo, una llamada a sus pacientes, un cogerlos de la mano y decirles vamos todos a explicar quién se tiene que apretar el cinturón.

Médicos y enfermeras tienen que negarse a seguir manteniendo la atención telefónica como fórmula general. Negarse a la lista de espera. Negarse al despido de los colegas contratados como refuerzo. Negar que falten sanitarios cuando tenemos miles en Europa.

Si no hacemos algo, y lo hacemos ahora, sustituirán los centros de salud por locutorios telefónicos. Desparecerán las bibliotecas en los hospitales universitarios. Los médicos no tendrán sitio ni tiempo para estudiar. Desaparecerá la investigación. Y un día nos convertiremos en nuestros propios pacientes, hacinados en camillas de la sala de urgencias, aparcados en doble fila, defecando en público, mientras tu hijo te mira y te dice “lo siento papá, ésta es la sanidad que nos han dejado a los pobres”. No supimos defenderla.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Antonio Cabrera de León

ANTONIO CABRERA DE LEÓN RESEÑA

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