Buscar
viernes, 19 de abril de 2024 10:24h.

Ruido de sables - por José Manuel Castellano

 

FRASE CASTELLANO

Ruido de sables - por José Manuel Castellano *

DON QUIJOTE CAMBIAR EL MUNDO

Mi fiel y leal escudero, no oyes a lo lejos ruido de sables. No mi Señor Quijano, es tan sólo el feroz y frío viento que golpea las ramas desnudas de los guayacanes. Sigamos pues, cabalgando hacia la Sierra, hacia el frente del campo de batalla, que ésta calor, amigo Sancho, alimenta tu espíritu plebeyo.

Días más tarde, los alaridos de un pregonero detienen su marcha. “De parte del señor Alcalde, a partir de este momento, ante la amenaza de una invasión diabólica invisible, queda prohibida toda faena en el campo, toda reunión pública y se clausura obligatoriamente todas las tabernas y homilías”. Ves Sancho, que no era el murmullo del viento.

Obligados por las circunstancia se hospedan en un húmedo pajal. Pasaban los días, las semanas y meses. Las muertes aumentaban, la miseria y el hambre invadían todos los rincones y los ecos de robos en el Concejo Municipal, a manos de los propios dignatarios, se esparcían y retumbaban por toda la vecindad. Sancho levanta, ha llegado la hora de enfrentarnos al infiel con espada en mano. Primero la muerte que la indignidad en vida.

La bancarrota estaba servida en vísperas de un nuevo proceso de designación de dignidades. Las fuerzas estaban fragmentadas, todos disparaban contra todos. El exilado se frotaba las manos allende los mares. La hoja de ruta diseñada para impedir su retorno había fracasado.

El descontento del populacho subía de tono ante la descomposición generalizada, que anunciaba un caos inevitable. Algunos síndicos reclamaban una suspensión de los nuevos nombramientos y algunos alguaciles se reunían en secreto para abordar una salida, espada en mano, bajo una defensa de la legalidad vigente y un juramento de provisionalidad. Usurparían el Concejo, dado el estado de emergencia general, con la finalidad de devolver, en un futuro cercano, el restablecimiento a la normalidad.

No oyes, pues, ruidos de sables, amigo y fiel escudero Sancho. No pierdas tiempo, ensilla a Rocinante, hay que liberar a Dulcinea de las garras del pasado.

DON QUIJOTE SAURA

José Manuel Castellano, Cuenca (Ecuador) junio de 2020

* La casa de mi tía agradece la gentileza de José Manuel Castellano

josé manuel castellano reseña

 

mancheta 23