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viernes, 29 de marzo de 2024 10:20h.

La ruptura entre el nacionalismo catalán y el nacionalismo españolista: más allá de la independencia de Cataluña - por Samuel Espino

 

SAMUEL ESPINOEs por ello que el origen de la deriva independentista del PDeCAT (la antigua Convergencia) está precisamente en el uso partidista que hizo el PP del Tribunal Constitucional para tumbar el Estatuto del año 2006. Si se hubiera llegado a un acuerdo fiscal, Cataluña no estaría planteando en la actualidad la independencia.

La ruptura entre el nacionalismo catalán y el nacionalismo españolista: más allá de la independencia de Cataluña - por Samuel Espino Rodríguez, historiador por la ULPGC

 

En Cataluña hay un golpe de Estado de un régimen neodictatorial”. Con estas palabras calificaba Josep Borrell, ex dirigente del PSOE, las actuaciones del Govern sobre el referéndum por la independencia de Cataluña. Unas palabras que lejos de querer explicar el problema, ayudan a oscurecer más un conflicto que aún es desconocido en sus orígenes por la población española. Es por ello, que el fín de este artículo es presentar un análisis de las contradicciones políticas que este proceso contiene para poner algo de luz sobre un tema que produce tanta crispación social.

Para poder comprender la situación catalana debemos irnos al año 2006, momento en el que el catalanismo político buscaba aprobar un nuevo Estatuto de Autonomía. Un Estatuto que entre otras cuestiones, contemplaba la posibilidad de un pacto fiscal, a partir del cual Cataluña podría disponer de sus impuestos recaudados, eso sí, bajo acuerdo previo con el Estado central. Con esta medida, Cataluña intentaba equiparar sus competencias autonómicas al País Vasco y Navarra, que ya disponían de un pacto fiscal llamado: “concierto económico vasco”, que se aprobó junto con la constitución en el año 1978.

A pesar de las resistencias del PP, el Estatuto de Autonomía de Cataluña fue aprobado durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, aprovechando que el president de la Generalitat era Pascual Maragall.

A pesar de estar aprobado por el congreso de los diputados, es decir, que era “legal”, el Estatuto de Autonomía de Cataluña no pudo aplicarse, debido a que el PP recurrió al Tribunal Constitucional porque estaba en contra de las aspiraciones catalanistas. El Tribunal Constitucional, tras cuatro años, declaró en el año 2010 la inconstitucionalidad del texto, un tribunal que por cierto, está compuesto por magistrados elegidos por afinidad política. Es por ello que el origen de la deriva independentista del PDeCAT (la antigua Convergencia) está precisamente en el uso partidista que hizo el PP del Tribunal Constitucional para tumbar el Estatuto del año 2006. Si se hubiera llegado a un acuerdo fiscal, Cataluña no estaría planteando en la actualidad la independencia.

Estos hechos han llevado a una ruptura en las alianzas de poder entre el catalanismo político y el bipartidismo español. Aunque las relaciones entre la derecha nacionalista y el estado siempre han estado dominadas por un “tira y afloja” históricos, CIU siempre tuvo presente pactar con la fuerza que le garantizara sus objetivos más inmediatos. Este pragmatismo fue asumido por el bipartidismo, que también lo usó en su beneficio.

Esta ruptura que podría resultar una obviedad, no lo es, cuando se trata de analizar que este conflicto solo ha afectado a la derecha catalana y no a la vasca, con unas reivindicaciones de independencia históricas. Pero, ¿Por qué se da esta situación?

Pues en primer lugar, porque a la derecha vasca no le interesa la independencia en estos momentos, ya que con su Estatuto de Autonomía cubre sus aspiraciones en materia fiscal [1]; en cambio, Cataluña ha visto frustrada sus intenciones con el pacto fiscal, es por ello por lo que emplea como instrumento de presión la independencia. No obstante, han sido las alianzas políticas que ha tenido que realizar la derecha nacionalista la que ha dado dinamismo al proceso. La necesidad del PDeCat de apoyarse en ERC y en las CUP, ha terminado por darle un mayor protagonismo a la población catalana que el 1 de octubre sale a la calle para defender el derecho a decidir que le niegan desde Madrid.

Sin embargo, mientras que para el PDeCAT la deriva hacia la independencia es una muestra de su oportunismo político; para ERC y las CUP es en cambio una oportunidad para poder realizar una transformación social. La confrontación con el Gobierno, ha llevado al PDeCAT a presentar una imagen caricaturesca sobre la cual, la independencia de Cataluña supondría una mejora social y económica para los ciudadanos. Es una imagen que como insisto es caricaturesca porque el PDeCAT (la antigua CiU) y el PP no son tan diferentes, ya que ambos son partidos neoliberales y que ha colaborado en recortar el gasto social desde el inicio de la crisis. Ambos son partidos fuertemente nacionalistas, que defienden un sentimiento de pertenencia, ya sea de “españolidad” o de “catalanidad” respectivamente y que toma por bandera la exaltación irracional de elementos patrios. La corrupción es algo que también tienen en común, pues aunque cambien las formas o la estética en la que se presentan al electorado ambos han construidos redes clientelares político-empresariales.

De forma interesada, el nacionalismo españolista representado por el bloque PP-PSOE y Ciudadanos, enmascara sus posiciones nacionalistas haciéndolas parecer como “neutrales”, a pesar de que en la práctica emplean el mismo sentimiento irracional y los mismos elementos de justificación que el independentismo catalán. Ambos nacionalismos presentan el problema de forma muy simplista e interesada, dejando ver que esto va de demostrar cuán español o catalán se siente uno. Desde luego, presentar la situación de esta manera está beneficiando a ambos bloques, que sin duda, lo usan para ganar el apoyo popular, pero no desde el apoyo racional sino desde la exaltación y la crispación social. Dicho esto convendría recordar que el sentimiento de pertenencia es algo artificial, y que el exaltar uno u otro patriotismo no nos hace entender lo que sucede, al contrario lo único que produce es el enfrentamiento de la población.

 

CONCLUSIONES

1- El PP es el partido que tiene la hegemonía en el espacio político de la derecha, lo cual le asegura en estos momentos el apoyo de la burguesía nacional española, así como de las multinacionales españolas que están registradas en el territorio catalán, y que en la actualidad están deslocalizando su sede social. Esto demuestra que el PP tiene el apoyo de la clase capitalista, sin la cual el PDeCAT no puede forjar un proyecto político de independencia a la “burguesa” como bien reflejan sus actuaciones políticas. A pesar de que el PDeCAT es un partido de los negocios, no es tan trasversal como el PP, hecho que en el juego político pierde siempre contra la derecha españolista.

2- A pesar de salir reforzado en este proceso, el PP ha fracasado en su tarea por neutralizar a sus enemigos políticos en Cataluña. Esta situación muestra que el Partido Popular es un partido que carece de inteligencia política y se mueve entre la torpeza, ya que a pesar de los medios empleados, no se ha podido parar al independentismo. Entre sus medidas ha estado: el uso del Ministerio del Interior [2] con la colaboración de medios afines para fabricar titulares que pudieran desprestigiar a políticos catalanes, la judicialización de los cargos públicos del Govern, asociaciones independistas y cargos policiales de la generalitat, la instrumentalización de las manifestaciones por la unidad de España (convocadas por partidos y asociaciones de ultraderecha afines al PP), así como la represión policial del 1 de octubre. El Gobierno del Partido Popular podría haber acabado con el problema de forma más democrática, ganando un referéndum por el “no a la independencia” anticipándose a sus rivales políticos cuando aún estaban organizándose y desinflar el movimiento de independencia con los datos de participación.

Después de las cargas policiales del 1 de octubre, la situación en Cataluña parece irreversible y el proceso parece imparable. El gobierno de Mariano Rajoy puede aplicar el artículo 155 de la constitución e incluso el 116, meter a todo el Govern en la cárcel y solo habrá conseguido convertir en mártires a la clase política a la que pretendía neutralizar.

 

(*) En La casa de mi tía por gentileza de Samuel Espino Rodríguez

 

 

REFERENCIAS EMPLEADAS Y ANOTACIONES

Aroca, Jaume y Lecumberri, Jockin. ¿Por qué los vascos sí y los catalanes no?. Periódico La Vanguardia, día 07/05/2017. Enlace: http://www.lavanguardia.com/politica/20170507/422339102883/financiacion-comunidades.html

Marcet, Joan (2017). Auge y declive de la derecha nacionalista. Del Palau de la Música al PDCAT. Catarata: Madrid.

[1] No obstante, estos ya intentaron reformar el Estatuto de Autonomía del País Vasco, una reforma más política que económica, con el famoso “plan Ibarretxe”, durante el año 2005. Sin embargo, su propuesta de reforma fue tumbada en el congreso de los diputados y el plan Ibarretxe murió en el congreso. Era otra coyuntura y no existía una crisis tan profunda como la actual.

[2] Documental titulado “Las cloacas de Interior”. En él aparece dentro de la trama el ex ministro Fernández Díaz. Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=nK5b1W9OPok