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martes, 19 de marzo de 2024 10:18h.

“Salvar los Salesianos” o botar el dinero público -  por Paco Vega

 

FRASE PACO

 

“Salvar los Salesianos” o botar el dinero público -  por Paco Vega *

Desde el mismo comienzo de esta reivindicación, de “recuperar” el edificio de Los Salesianos para Residencia Sociosanitaria por parte de una plataforma creada al efecto, surgieron  grandes interrogantes sobre el asunto. Nunca expresé públicamente mi opinión porque era conocedor de la necesidad de una mayor atención a los mayores de esta comarca. Lo que no tenía tan claro era si lo que se proponía por parte de la citada plataforma era el mejor modelo posible. Siempre albergué serias dudas sobre el “cómo” y el “dónde”. No terminaba de verlo claro y las dudas aumentaban a medida que íbamos conociendo detalles del asunto. 

En esta reivindicación se mezclan dos cuestiones extremadamente  sensibles para la población del Norte grancanario, como son la necesidad imperiosa de poner en marcha herramientas válidas para la atención de nuestros mayores, ya sea por la vía de la disponibilidad de plazas suficientes en residencias o por la puesta en marcha de más y mejores recursos eficaces -eminentemente humanos- para la asistencia en sus propios domicilios; y por otra parte la sensación de impotencia en la población por el progresivo deterioro del famoso edificio de Los Salesianos, por cuyas aulas hemos pasado varias generaciones de norteños -incluido el que suscribe. La cuestión fundamental está en quién debe hacerse cargo de esa rehabilitación, si el propietario del edificio (en este caso El Obispado), o bien el Cabildo mediante la solución propuesta de cesión temporal. Habría otra solución intermedia y más lógica, desde mi punto de vista, como es “la donación” a la administración pública que pueda hacer frente a la citada reconversión (en este caso al Cabildo), habida cuenta de que el Obispado no puede o no tiene interés en rehabilitar su propio patrimonio -adquirido por la donación de Dª Eusebia de Armas.

Paralelamente a este incremento en las necesidades de atención a nuestros mayores acontece una desastrosa gestión, por parte del Gobierno Canario, en la concesión y gestión de las ayudas a la dependencia.  Años de desesperante silencio preceden al fallecimiento de miles de mayores   que se fueron sin recibir sus ayudas. 

Algunos de los interrogantes que, desde mi punto de vista, impiden ver con claridad este proyecto son los siguientes:

1.- ¿Es una residencia el mejor lugar para que nuestros mayores pasen los últimos días de su vida?

Evidentemente yo no soy técnico en la materia, pero son muchos los geriatras, psicólogos y otros especialistas que aconsejan otro tipo de modelo asistencial para pasar el último tramo de “nuestras vidas”. Concretamente son muchos los que opinan que, “como en nuestro hogar en ningún sitio”... 

Existe otro modelo de atención a domicilio que puede mejorar la salud física y psicológica del mayor. El mayor seguiría viviendo en su domicilio. Por lo tanto puede seguir con sus rutinas así como estar en contacto y cerca de su familia, ya que los cambios bruscos, la pérdida de intimidad y el no estar con gente conocida -dicen- puede desencadenar en un deterioro cognitivo precoz y desorientación.

La clave podría ser, articular todas las necesidades del mayor, totalmente personalizadas en función de su salud en cada momento, en su propio domicilio, con los lógicos beneficios personales en cuanto a  los estímulos cognitivos y sociales antes mencionado, que son clave para su salud emocional. A pesar de las limitaciones el mayor se siente así con cierta independencia y libre, ya que sigue viviendo en su hogar y en un entorno conocido.

Este es sin duda un modelo de atención mucho más amable y humano que el de una fría residencia, por mucho empeño, dedicación y profesionalidad que ponga el personal destinado a su atención, puesto que los imponderables laborales, económicos y de todo tipo pueden mermar la calidad de su asistencia. En esta reciente pandemia, que aún estamos padeciendo, hemos podido comprobar las indeseables consecuencias de esta realidad en múltiples residencias privadas de toda España. 

Todos hemos podido conocer, personalmente o por familiares y amigos, toda una red de “cuidadoras o cuidadores” que sin ser profesionales cualificados consiguen mejorar de forma extraordinaria la calidad de vida de nuestros mayores, que en caso de poder articular una red pública para su gestión (desde Cabildo, Mancomunidades o Ayuntamientos), bien podrían cubrir, previa formación, una faceta muy deseada por ancianos y familiares, al tiempo que generaría un nicho de empleo legal y cotizante que redundaría en beneficios para todos.

Nadie ha dicho que lo bueno sea fácil, pero hay que intentarlo porque TOD@S, antes o después, nos veremos abocados a vivir esta situación, por lo que será mucho mejor hacerlo en unas condiciones de vida dignas, junto a los nuestros y en nuestro entorno familiar. Quizás esta sea la clave del asunto, abordar el tema no sólo pensando en nuestros mayores de ahora, que también, sino en nuestros mayores de mañana, o sea en nosotros.

Es evidente que pueden haber residencias para grandes dependientes u otros mayores con necesidades especiales, pero considero no debe ser el modelo ideal de futuro para acabar nuestros días.

2.- ¿Por qué se elije el edificio de Los Salesianos?

Un edificio que fue donado por doña Eusebia de Armas al Obispado con la finalidad de “sostener un colegio donde también se atendieran todos los gastos de al menos 20 niños pobres en régimen de internado y el máximo que fuera posible de niños externos” y que ellos (El Obispado) dejaron caer en el abandono y desinterés más absoluto a los pocos años de su inauguración. 

Y ahora se pretende que el Cabildo desembolse SIETE MILLONES DE EUROS de dinero público en un edificio que pasados cuarenta años volverá a manos de sus actuales propietarios. Es decir, a pesar de haber recibido edificio -en su día- mediante donación para un fin social concreto, ahora se pretende su cesión a un organismo público como el Cabildo de Gran Canaria, que va a invertir esa elevadísima suma de dinero en habilitar sus instalaciones para el fin antes citado, sufragar su mantenimiento durante cuarenta años y, transcurrido ese periodo, devolverlo a su legítimo propietario. Disculpen la expresión, pero NO LO VEO… 

Estos días hemos conocido la inminente construcción del nuevo Instituto de Gáldar por un importe de nueve millones de euros, con una dotación de veintidós aulas y seis talleres, entre otras instalaciones, para un edificio nuevo que será de titularidad pública a su finalización; clama al cielo por la inevitable comparación con la inversión que se pretende realizar en Los Salesianos de Guía, por un importe que asciende a siete millones de euros en la rehabilitación de una propiedad privada, para revertir a su propietario una vez transcurrido el tiempo de cesión. En este caso las comparaciones son realmente odiosas.

“Otro cantar” sería que el Obispado donase el edificio, en igualdad de condiciones a como lo recibió de Dª Eusebia -ya sea al Cabildo o Ayuntamiento-  a la vista del fin social al que va destinado y que ellos no han sabido o podido conservar.

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Por otra parte, seguro que el Ayuntamiento de Guía u otro de la comarca estarían encantados, llegado el caso, de donar un solar para la construcción de un edificio nuevo (económicamente más rentable y con las máximas garantías de una nueva construcción) y que, en este caso si, pasaría a ser de titularidad pública.

Es lamentable que un edificio de estas características se encuentre en ese estado de abandono, pero no hay que perder de vista que es una propiedad privada, siendo su titular el responsable de su conservación. Hay más de una casa o edificio emblemático en la comarca Norte que también se encuentra en estado de abandono, pero a nadie se le ocurriría realizar en ellos una inversión millonaria sin esperanza alguna de revertir el gasto.

3.- ¿Qué tipo de gestión se hará cargo del futuro centro, pública o privada?

Por supuesto no es lo mismo que la gestión del futuro centro se realice a través de una empresa privada, con lógicos intereses económicos, al que sólo tendrían acceso los mayores de holgados recursos económicos; a que la gestión sea 100% pública, con precios tasados y al alcance de todos, como la residencia Tarazona, por poner un ejemplo, que próximamente ampliará sus plazas en 62, ascendiendo entonces a 92 el número total de plazas disponibles. Las residencias de gestión privada son eso, un negocio privado en el que tiene que haber un claro beneficio económico -con todo lo que eso conlleva- mientras que en la pública, en la que a veces interviene más de una administración, tiene como único objetivo el fin social para el que fue creada, el bienestar y la salud de nuestros mayores. En esta actuación que se pretende llevar a cabo en Los Salesianos no queda claro por tanto, qué empresa va a gestionar la futura residencia... 

Es esta una cuestión que no aparece nunca entre las numerosas notas de prensa publicadas hasta ahora. 

Ya adelanto que, si esta operación se va a convertir en un suculento negocio de gestión privada, va a tener mi rechazo más absoluto. Es decir, que si esta actuación va a representar una millonaria inversión de dinero público para que sea una empresa privada quien haga su agosto con la gestión de la Residencia, mi respuesta va a ser NO.

Por supuesto no tengo ningún poder de decisión o influencia, pero me siento libre de dar mi opinión, sin ataduras políticas ni económicas de ningún tipo. No tengo plataforma alguna que me respalde, medios de comunicación ni contactos influyentes que amplifiquen mi mensaje más allá de esta comarca, pero puedo dar mi opinión, como vengo haciéndolo desde hace más de diez años sobre los asuntos que considero de interés para mi tierra.

Existen otros modelos de gestión, como el enunciado al comienzo del presente texto, mucho más apropiado a la razón y el objetivo del que se trata, pero si finalmente se apuesta por el residencial reivindico una GESTIÓN 100% PÚBLICA de cualquier centro destinado a la atención de nuestros mayores.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Paco Vega

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