Seguridad Alimentaria o Soberanía Alimentaria de Canarias - por Rafael Delgado *

Con harta frecuencia vemos un eslogan institucional de la Comunidad Autónoma de Canarias en que aparece la frase “SOBERANÍA ALIMENTARIA”, sin ningún texto que aclare o avale tal supuesto de “soberanía”. ya que según el DRAE, en su segunda acepción, soberanía es “Poder político supremo que corresponde a un Estado independiente”. En otras ocasiones se usan eslóganes como “Canarias en positivo”, “Futuro sostenible”, el más modesto “Plan de desarrollo regional” o, cuando se refieren al proyecto del bombeo Chira-Soria, “Salto a un futuro sostenible”. 

La palabra Soberanía, evidentemente, no tiene ningún sentido que se utilice en este Archipiélago, no tan solo para la cuestión alimentaria, sino para cualquier otra cuestión, como la política social o la económica, que conforman los poderes de un Estado independiente. Por lo tanto, al carecer Canarias de “soberanía” ya que la misma está en poder de la metrópoli, opto por hablar de “seguridad alimentaria”, lo que es más adecuado dada su condición de colonia, en este caso refiriéndonos a la agricultura.

El origen de la expresión Soberanía alimentaria y su concepto se encuentra en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación auspiciada por la FAO - Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura-, celebrada del 13 al 17 de noviembre de 1996, en la que tuvo un papel preponderante la que se llamó “vía campesina”, una coalición de 182 organizaciones de alrededor de 81 países, que representaban a más de 200 millones de campesinas y campesinos, que defendían una agriculturafamiliar y sostenible. Esta coalición lanzó el concepto de soberanía alimentaria como el derecho de los pueblos a definir sus políticas agropecuarias y de producir alimentos a nivel local. Es evidente que Canarias, como colonia, carece de ningún derecho, como ya hemos dicho, sea político, social, etc. ya que estos poderes residen en la metrópoli.

La Cooperativa de Agricultores (COAG), desde su implantación en Canarias y de forma reiterada, nos ha informado de que la producción alimentaria ha estado siempre en torno a un 9 y 10% y que nuestra dependencia de fuera es cada vez mayor. Tiene su lógica, ya que tanto el irrefrenable crecimiento demográfico, como el aumento imparable del turismo, ante los que carecemos de cualquier tipo de capacidad de control hacen inalcanzable el aumento de tal porcentaje del 10%.

En cuanto a lo que representa el Sector primario dentro del Producto Interior Bruto, en el año 2019, solo representa el 1,6%.

Atendiendo a los datos anteriores se hace muy difícil o casi imposible que se pudiera alcanzar un porcentaje más allá del 9 o 10% de lo necesario para nutrir a la, cada vez más, creciente población canaria, tanto a los residentes fijos como a los turistas que llegan, en un número muy superior al que permiten nuestros escasos recursos propios.  Resulta paradójico que fuera el turismo quien provocó en los 60 el éxodo de agricultores y ganaderos de los campos, otrora cultivados, al sector servicio y la construcción. Ello ha posibilitado, junto a una pluviometría pobre y una mala gestión de los recursos hídricos y su carestía, una sequía física, ya que, a día de hoy, las nuevas generaciones carecen de estímulos para trabajar las tierras de que disponemos. Por otra parte, Canarias tiene el   46% de su superficie como espacios protegidos, unas 130.000 hectáreas cultivables aproximadamente de las que dos tercios (unas 86.000 hectáreas) están en desuso y convertidas en tierras totalmente abandonadas.

Por otro lado, sabemos que la ” inseguridad alimentaria ” se circunscribe a un reducido número de productos producidos, y digo producidos, pues otra cuestión son los elaborados, que son productos manufacturados aquí a partir de materias primas provenientes de importaciones. Como es bien sabido, entre los producidos tenemos: la vid, el plátano, la papa, tomate, hortalizas, naranjas y otros frutos, queso, agua desalada, sal marina y poco más. Un caso extremo es el de los cereales, de los que solo producimos el 1% de lo que se consume, por lo que de hecho se nos condena a depender de lo que se produce fuera, un ejemplo más de nuestra dependencia, de nuestra falta de soberanía.

Cuando nos encajaron (nos pasaron descaradamente de una jaula a una caja) en la Unión Europea y la clase política de turno abandonó el Protocolo II, encandilaron a la población canaria con el Poseican y crearon el REA (Régimen Específico de Abastecimiento), mecanismo a través del cual se conceden ayudas para el suministro de determinados productos agrícolas y agroindustriales, pero no se tuvo en cuenta que la Unión Europea ya tenía la PAC o Política Agraria Común, creada en 1962, con los objetivos de proporcionar alimentos asequibles a los ciudadanos de la UE y un nivel de vida equitativo a los agricultores, aunque la realidad ha sido el favorecer de forma onerosa a los agricultores terratenientes europeos y a su sector agroindustrial, por lo cual los productos agrícolas e industriales que se importan en Canarias hacen imposible competir con ellos, amparados por la vieja fórmula del dumping (subvenciones en origen), por lo que la agricultura en el archipiélago está entrando en vía de extinción.

La falta de soberanía hace que no tengamos mecanismos para contrarrestar las subvenciones, beneficios fiscales o crear barreras técnicas agrarias para los productos importados que sirvan de respaldo a la producción local. Así las cosas, entre las barreras técnicas agrarias tenemos las fitosanitarias que han resultados funestas, de tal forma que hoy contamos, según la COAG, con unas 70 plagas (Canarias7 2.10.2019), introducidas en los últimos años, y todo ello a pesar de haber incrementado el gobierno español a 6 inspectores en cada provincia para la atención de 6 aeropuertos y 7 puertos.

Por otra parte, existen diversos factores que justifican la necesidad de apostar por la seguridad alimentaria en Canarias, ya que el Archipiélago tiene una notablemente frágil situación alimentaria debida a su extrema dependencia del exterior, motivado por la desregulación y liberalización de los mercados agrarios externos de las que se abastecen, junto a la especulación que afecta gravemente a las islas También están presentes otros factores, como la pérdida de agroindustrias y que las existentes en manos fuereñas.

Los fondos de la Unión Europea que consignan a mantener la PAC, alcanzan un 38% del presupuesto total de Europa, unos 57.980 millones de euros en el año 2019, lo cual es reflejo de las numerosas variables que intervienen a la hora de mantener el acceso a unos alimentos de alta calidad.

Curiosamente, por otro lado, con fecha 5 de enero de 2021, apareció en el periódico El Día un artículo, bajo el título “El archipiélago produce el 20% de los alimentos que consume”, con la información de que expertos de la Universidad de La Laguna habían elaborado una herramienta que permitía medir el nivel de autoabastecimiento, que es mayor del que se calculaba hasta ahora. El artículo comienza con la frase “Se acabó el mito del 10% “, para después mezclar dos conceptos diferentes cuando se lee “ha sido producida o elaborada en la Comunidad Autónoma” refiriéndose al periodo 2012-2016”. El estudio concluye que los alimentos producidos en el archipiélago supusieron el 20,1% del valor total de los que pusieron a la venta. Leído esto, hay que entender que no es lo mismo producir que elaborar, de la misma forma que no es lo mismo desarrollo que crecimiento, a lo que tanto se recurre para hacer apología del colonialismo. Aunque desconocemos el citado estudio, curiosamente en el artículo, no se cita en absoluto la cuestión de la población, factor de una importante relevancia en cualquier estudio serio que se haga sobre la nutrición del pueblo canario o de cualquier otro pueblo. Además, expertos mundiales sobre la cuestión alimentaria proponen que los países deberían producir entre un 30 y un 40% de lo necesario para la alimentación de sus poblaciones.

Días atrás se daba a conocer un anteproyecto: Ley de biodiversidad y de los recursos naturales de Canarias, compuesto por nada más ni nada menos que 125 páginas. Solo esperamos que con esta ley sirva, por lo menos, para eliminar la especie invasiva llamada “rabo de gato” o la culebra californiana, que ya vemos en nuestros campos por doquier.

Terminaré con unas palabras de Mark Twain “es más fácil engañar a la gente, que convencerlas de que han sido engañados".

Así funciona la ética en Canarias.

RAFAEL DELGADO PERERA

Diciembre 2021

Fuentes consultadas:

-ISTAC, INE. -FAO., -COAG.

-Comisión Europea La política agrícola común en pocas palabras

-Trabajo fin de grado-Revisión bibliográfica de las plagas que afectan a los principales cultivos en Canarias. Potencial

-Agroterra Blog – Islas Canarias: Aumenta el número de inspectores fitosanitarios para el control de las importaciones. 18.11.2004.

-Radiografía de la agricultura en Canarias, una actividad en peligro de extinción. Iván Alejandro Hernández Las Palmas de Gran Canaria —14 de octubre de 2018, ElDiario.es

-Otros

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Rafael Delgado