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viernes, 29 de marzo de 2024 10:20h.

Todos a la calle - por Antonio Cabrera de León

 

FRASE CABRERA

Todos a la calle - por Antonio Cabrera de León *

“Todos a la cárcel” es una de esas películas corales que nos regaló Berlanga. Hoy, como en la película, tenemos presos de conciencia en España. Ninguna democracia puede considerarse bien desarrollada si mantiene presos políticos. Ninguna democracia con un poder judicial independiente encarcela a las personas por sus manifestaciones políticas, si no son violentas.

Tenemos en la calle algunos jueces que sentencian que la violación de una chica por un grupo de hombres es un jolgorio. Estos jueces están en la calle y ejerciendo. Tenemos en la calle fiscales capaces de preguntarle a una chica violada qué ropa llevaba puesta el día que la violaron. Estos fiscales están en la calle y ejerciendo. Tenemos en la calle jueces que comentan entre ellos que todas las rumanas son putas y todos los rusos son mafiosos. Estos jueces están en la calle y ejerciendo.

Tenemos en la calle algún político fascista que considera, tras la condena de la manada de violadores, que a los pobres hombres ya no nos queda más sexo seguro que el de las putas. Ese político fue juez y está en la calle. Tenemos en la calle políticos fascistas que aseguran que las mujeres tienen derecho a comer, cortarse el pelo y pintarse las uñas, pero no a abortar. Están en la calle y ejerciendo.

Tenemos en la calle a Carles Puigdemont, diputado europeo que no está huido de la justicia española sino que utiliza la justicia europea, a la cual está sometida la española. Sometida, sip, como lo está nuestra soberanía monetaria al euro y al BCE. Antes de ser diputado europeo el señor Puigdemont estuvo a disposición de la justicia española a través de los jueces belgas y alemanes. También tenemos en la calle a Toni Comín, igualmente diputado europeo y que tampoco está huido de la justicia española. Ambos están en la calle y ejerciendo. Como lo está la profesora Clara Ponsatí en Escocia, siempre a disposición de la justicia española a través de la escocesa. En las calles suizas está Anna Gabriel, que vive y trabaja en ese país y está a disposición de la justicia española a través de la justicia suiza.

Tenemos en las calles belgas a un rapero mallorquín que canta letras que a mí no me gustan, pero que son sólo letras de canciones. Como las palabras de los fascistas que mencioné antes son sólo palabras. En las calles de Madrid tenemos diputados de Bildu en las Cortes, uno de los cuales fue detenido hace 40 años por cantarle un Eusko Gudariak a un rey que mataba elefantes y que tenía una cuenta soleada en Suiza. No les gusta la música a los Borbones parece, a menos que sea música militar.

Y esa es la cuestión. Mientras no haya violencia, o mientras no haya un robo importante, mejor todos libres y hablando. Los que nos gustan y los que no nos gustan. Aceptar convertirse en brazo ejecutor del Estado es propio de los jueces de las dictaduras. Marchena debe decidir: o acata la sentencia europea y los excarcela a todos, o une su nombre para siempre a la lista de jueces gloriosos del supremeo. Él sabrá con quién se junta: el nivel de incompetencia de Llarena, Espejel, Lesmes o Lamela no se tapa con una toga de ningún tamaño. Si no acata une su prestigio al de éstos y otros similares. Pero si acata es un TODOS A LA CALLE. No hay un solo juez europeo que diga otra cosa. Es con Europa y la democracia o con el supremeo.

 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Atonio Cabrera de león

ANTONIO CABRERA DE LEÓN RESEÑA

MANCHETA 10