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sábado, 20 de abril de 2024 08:39h.

La tournée bubónica - por Antonio Cabrera de León

 

frase cabrera

 

La tournée bubónica - por Antonio Cabrera de León *

Llegaron esos dos seres, en el vuelo de Vueling del mediodía. Leticia y Felipe, en ese orden. Echaron escalerilla abajo, en camiseta y bermudas, con la mochilita a la espalda porque las maletas de ruedas se las llevó el padre.

Traía Felipe las rodillas doloridas. Es que es largo como la esperanza de un pobre de Jinámar, y con el poco espacio entre sillones se las machacó contra el respaldo de la fila delantera. Es lo que tiene viajar en clase turista, pero son tiempos de sacrificio en busca del aplauso perdido. Como alternativa al referéndum, la familia siempre prefirió unas aceras organizadas de gentes con banderitas. Pero éstos son otros tiempos y todo sea por España.

Había calor en Gando pero venían preparaos. Sobre todo él, que conoce cada barrio del país, cada familia con dificultades y cada niño de la escuela pública. Si sabrán ellos de penurias, que no salieron de casa entre marzo y mayo porque les daba vergüenza ir al comedor social. Han salido ahora porque ya no quedaba en palacio ni sopita para Leonor. Todo se lo llevó el campechano, que desde que no tiene sueldo rapiña cuanto puede. No como antes.

No fue a recibirles el Presidente Ángel Víctor porque estaba nombrando a su decimocuarto consejero de sanidad; es que era martes, que es su día de nombrar. Pero ellos no se arredraron porque estaban dispuestos a todo. Cogieron la guagua de Global, que venía de Maspalomas. Leticia escogió ventanilla y le dejó el asiento del pasillo a Feli para que pudiera estirar las rodillas, pero él tardó porque se maneja mal en las guaguas y estaba intentando pagar con un billete de 500 euros. Otro pasajero, negro por más señas, se sentó con ella. Felipe se quedó de pie en el pasillo, como vigilando. Ahí se oyó el alarido: ¡Agárrate a la barra¡ ¡Que como te caigas te joderás una cadera, que eso es muy de tu familia!

Al final, ahí parado, la cabeza le repiqueteaba contra el techo y el chófer lo mandó sentarse junto a una inmigrante dominicana que venía almorzando. Fueron sociables y pegaron la hebra. Leti le preguntó a su compañero si todos los canarios eran negros, pero él no supo decirle porque acababa de desembarcar en Arinaga. La compañera de Feli le ofreció un mordisco del bocadillo de pata y un buche de Clipper. Aún medio esñugao, él le elogió su acento canario. Soy de Santo Domingo, dijo ella. Ah, sí, eso está cerca del cementerio de Las Palmas, que me he estudiao la Wikipedia antes de venir.

Bajaron en el Hoyo. Y ahí los tienes, paseando por San Telmo. Cortadito, botellín y vuelta a Gando, que hay mucha etapa en este tour. Dicen que en la guagua de vuelta él se lanzó a por el asiento de ventanilla y al llegar al aeropuerto tuvieron que desencajarlo entre el chófer y Leticia. Hay otras versiones del viaje.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Antonio Cabrera de León y exhorta a la Casa Real que lo nombre Cronista Oficial de los viajes de S.S.M.M.

ANTONIO CABRERA DE LEÓN RESEÑA

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