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miércoles, 24 de abril de 2024 08:07h.

Treintaidós razones para el Museo de la Ciudad en LPGC - por Nicolás Guerra Aguiar

Si uno llega a aquel impresionante monumento que es Praga, debe hacer al menos dos visitas al mismo lugar para conocer su historia. Porque el Museo de la Ciudad reúne en salas –racionalmente ordenadas según la linealidad cronológica- todo aquello que es preciso saber, cómo se fue formando al paso de siglos… E impacta la maqueta de la ciudad (la llaman “el valioso tesoro”),  de exquisita precisión (inicios del siglo XIX).

Treintaidós razones para el Museo de la Ciudad en LPGC - por Nicolás Guerra Aguiar

Si uno llega a aquel impresionante monumento que es Praga, debe hacer al menos dos visitas al mismo lugar para conocer su historia. Porque el Museo de la Ciudad reúne en salas -racionalmente ordenadas según la linealidad cronológica- todo aquello que es preciso saber, cómo se fue formando al paso de siglos… E impacta la maqueta de la ciudad (la llaman “el valioso tesoro”),  de exquisita precisión (inicios del siglo XIX).

 

   Lo mismo ocurre en Londres: el Museo –cuyas salas también están ordenadas de forma cronológica- nos llevan desde los iniciales pobladores (“Londres antes de Londres”) hasta la inmensa urbe actual. Pero entre una y otra se encuentran el Londres romano, el medieval, el de la Guerra Civil, el del gran incendio… Es el Museo de la Ciudad, de gran riqueza (arqueológica; de vestimenta; de reproducciones de calles, casas…).

   Sin embargo, hay ciudades que no tienen con un inmenso edificio –normalmente de estilo clásico, aunque ya los hay de avanzadísima arquitectura absolutamente innovadora- para mostrar la historia que las define: así, por ejemplo, Granada. Se trata de un inmenso Museo que abarca Bellas Artes, Ciencias, Arqueología, de Costumbres Populares, de Libros y Tapices, e incluso barrios completos como Sacromonte, junto al Albaicín, museo y esencia del cante flamenco, mientras desde arriba se contempla la majestuosidad de lo más emblemático de Granada, La Alhambra. Otros espacios tampoco son museos a la manera tradicional, pero Generalifes, Alcazabas, palacios nazaríes, patio de los leones, jardines palaciegos… se dan la mano con El Zacatín, La Alcaicería, las calles judías, las árabes, entrecruzadas todas ellas con otra espectacularidad granaína, bares y tabernas a cientos donde se degustan a precios mínimos esencias de la huerta de Graná, de su costa, de su interior…

   Pues bien: don Alfredo Herrera Piqué (investigador, ensayista, filósofo del saber científico) envió en 1997 al señor concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de LPGC (don Jorge Rodríguez) un preciso, detallado, riguroso y exhaustivo documento de ocho folios para la posible creación del “Museo Histórico de Las Palmas de Gran Canaria” en cuanto que la ciudad se lo merecía pues, por ejemplo, su historia muy singular y su personalidad urbana y arquitectónica son básicas garantías para que cuente con él. De entre sus diez objetivos, por ejemplo, “información didáctica del pasado y del ser de la ciudad entre alumnos, jóvenes, ciudadanos, visitantes”… Y aunque en principio propuso su ubicación en las Casas Consistoriales, al paso de los años piensa en el actual Castillo de Mata.

   Este primer Proyecto propone su estructuración en treinta salas que abarcarían desde el medio natural hasta “la ciudad del futuro”. Así, se completaría cada una de ellas con maquetas y materiales diversos relacionados con el período prehispánico; la fundación y primeros tiempos; pasos de Colón; la ciudad del silgo XVI; la cultura; el Modernismo; la ciudad vista por los pintores; patrimonio artístico del Ayuntamiento… Así, como digo, hasta treinta salas. La número XXIII –por entrar en alguna- estaría dedicada a pinturas y esculturas de artistas de la Escuela Luján Pérez, dibujos de Santiago Santana…

   Dos años después, noviembre de 1999, insiste ante el Ayuntamiento, ahora con un más ambicioso Proyecto (diez folios, en los que se incluyen dos salas más y otros cinco objetivos) que eleva a la señora concejal de Cultura. El alcalde de LPGC, don José Manuel Soria, no solo ve posible el Museo de la Ciudad sino que coincide con el señor Herrera Piqué en que las grandes ciudades deben contar con un edificio o conjunto arquitectónico en cuyos interiores se muestre la historia que les es propia. En ambos casos manifestó su apoyo, aunque dejó en manos de los correspondientes concejales  -en Cultura figuraba doña Josefa Luzardo- su estudio y discusión a través de alguna comisión especial que se crearía.

   Pero lo cierto es que pasan los años, cambia el milenio  y de aquello nunca más se volvió a hablar hasta 2001, año en que presenta ocho propuestas más a la señora García Bolta, concejal de Cultura: silencio administrativo. En 2007 le habla a don Alcalde (señor Saavedra) sobre la candidatura de la ciudad como Patrimonio Mundial (Unesco) y del Museo de la Ciudad. Don Carmelo Padrón (director general del Área Urbanística) lo anima. El presidente del Cabildo coincide con el anterior: el sitio ideal es San Martín. Interviene un arquitecto municipal, aunque responde de forma evasiva. Todo queda en el aire. Ya en 2008, don Alcalde vuelve a interesarse por el Museo. Pero plantea ciertas dudas sobre la historia de la Ciudad. Y la gran proyección del señor Herrera Piqué en torno al Museo de la Ciudad queda en el olvido.

   Hace unos días se inauguró una exposición pictórica. En ella escuché a tres personas que debatían en torno a una idea, la creación del Museo de la Ciudad de LPGC. Por supuesto, no intervine porque yo casualmente pasaba por su lado. Pero sobre la marcha recordé los dos proyectos que el señor Herrera Piqué había presentado hace ya diecisiete y quince años, respectivamente.

   Los responsables culturales de hoy  (al igual que los de ayer) saben quién es el señor Herrera Piqué. Y son conscientes de que si quieren un detallado, preciso y reflexivo proyecto sobre el hipotético Museo de la Ciudad deben acudir a aquellos dos de los que vengo hablando y que se encuentran en la concejalía de Cultura del Ayuntamiento. Se trata, a fin de cuentas, del intelectual de amplísima bibliografía y rigurosa preparación histórica, artística, literaria e, incluso, del medio natural canario, como demuestra su dirección científica de la recién editada Geografía botánica, traducción de un volumen de Sabino Berthelot (1840).  Y don Alfredo “sabe la tira” sobre la ciudad. Tres ejemplos: Las Palmas de Gran Canaria: patrimonio histórico y cultural de una ciudad atlántica; La ciudad de las Palmas: noticia histórica de su urbanización y  El nacimiento de una ciudad: escritos para celebrar su conmemoración (1966-2005), son una mínima parte de su investigación.

También en:

http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=341631