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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Todas tenemos la llave de la paz y la vida digna

Ucrania y la necesidad de sentirnos bien con nosotros mismos - por Alejandro José

 

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Ucrania y la necesidad de sentirnos bien con nosotros mismos - por Alejandro José, activista antiimperialista

 

El conflicto bélico en Ucrania ha despertado una gran ola de sentimentalismo, producto de la profunda hipocresía de la "sociedad occidental". Un conflicto que lleva casi una década activo, pero que hasta ahora no le había dado relevancia casi nadie, ¿ahora, de repente nos hemos vuelto todos pacifistas?

Lo que no sale en la TV no existe, según nuestra concepción. Si la TV no "señala con el dedo" el conflicto X, la problemática Y, ni la pensamos. Está ahí, y sabemos a veces de su existencia, pero no forma parte de nosotros, por lo que no la tenemos presente, la desechamos.

Lo más triste del asunto no es tanto el no afrontar nuestra realidad, que es un problema muy grande, origen de todos nuestros males, sino que además somos participes activos de los avasallamientos bélicos. Cogemos "un malo" (llámese Putin, Husein, Assad), lo hacemos origen, sustancia y potencia de todos los males del momento, y aplaudimos que mueran civiles, que mueran militares, que muera la decencia y la solidaridad, que triunfe el imperialismo y gane el capital. Que muera el hijo de alguien nos importa poco, porque lo pensamos menos; si muere el nuestro, la culpa no será de quienes lo mandan a una guerra por el control mundial sino de "un talibán", "un ruso", "un rebelde" , la cuestión es tener nuestra conciencia tranquila, y entre más "malo" sea el otro y más "justificados" estén "los nuestros", más reforzamos esa pusilánime "valentía" que supone aceptar una guerra.

Y aquí volvemos al punto de antes, al origen de todo: Nuestra enorme apatía, nuestro miedo a liderar y no a servir, nuestra necesidad de sentirnos víctimas y "seres de luz", que solo queremos que no nos perturben y sobrevivir a sus designios, que queremos "paz" sin ganarla de verdad. Confundimos velocidad y tocino. Al no estar la guerra en nuestra puerta, sino en nuestra TV, creemos que con apagar la TV y quejarnos (que votando, que creando hastags, que hablando con la vecina) resolveremos la cuestión, y cuando al mes siguiente la TV nos hable de otra cosa, habremos cumplido y quedaremos "libres de cargos". Eso no es así, nunca lo fue y nunca lo será. Si queremos paz tenemos que ganarla, y para ganarla no hace falta irse a Somalia o a Samoa, hay que empezar en nuestra tierra, en nuestro barrio, en nuestra nación. Ser vanguardia y no dejarnos aplastar. No creer en ellos, sino en nosotras. Tenemos que dejar esa enfermiza actitud de sociedad "niña chica malcriada y azorada" y hacernos "mayores de edad", independizarnos de toda opresión y tomar las riendas de nuestras vidas, de nuestro entorno. Fraternidad y solidaridad, no limosna y penuria.

Ustedes que leen esto, yo que lo escribo ... Todas tenemos la llave de la paz y la vida digna. El día que dejemos de mirar para otro lado y la cojamos, "otro gallo cantará".

 

* Gracias a Alejandro José

 

 

MANCHETA FEBRERO22