Vacaciones en Canarias este verano. ¿Y después? - por Nicolás Guerra Aguiar *

Como si el covid-19 fuera ya solo una macabra pesadilla y España toda hubiera salido al fin de la epidémica enfermedad, las miradas de los ciudadanos españoles están puestas ahora en los viajes (unos, con posibles; otros, con magua). Tanto, que las compañías aéreas elevan sus ofertas de verano a límites insospechados cuatro meses atrás, con una diferencia de solo cinco puntos respecto a las de 2019.

  Y ante tal previsible torbellino o vorágine de pasajeros, distintas empresas turísticas ofrecen paquetes especiales desde Madrid hacia Baleares / Canarias (Gran Canaria, Tenerife, Lanzarote). Y lo hacen como si al menos en nuestra tierra multiinsular la manifestación del bichito estuviera rigurosamente controlada, en mínimos casos de infección. Algo así como una presencia puramente simbólica o figurada (por tanto, muchísimo más peligrosa). Lo cual, claro, actúa como el búmerang: se vuelve contra nosotros.  

  Las propuestas de la compañía “Especialista en vacaciones” son muy tentadoras: vuelo directo (ida y vuelta); estancia de siete noches en el hotel Mogán Princess – Beach Club (cuatro estrellas) con todo incluido… ¡desde quinientos treinta y dos euros por persona! El precio asciende a setecientos treinta y dos si se trata de un hotel en Lanzarote y a cuatrocientos cuarenta y nueve en el Blue Sea Interpalace de Tenerife con las mismas prestaciones y categoría. Así, claro, la invitación publicitaria: “Ve haciendo la maleta, coge ese bañador que tienes tantas ganas de estrenar y... ¡reserva ya tu Vuelo+Hotel  a la isla que más te guste!”. 

 Ante tales seducciones, se me ocurre entrar en la página de la más conocida compañía aérea española para saber el costo actual de un billete normal de ida y vuelta Gran Canaria - Barajas (dejo fuera hotel y manutención) por las fechas propuestas a través de páginas publicitarias y, a continuación, hacer las pertinentes comparaciones. 

  Así, según la oferta, si embarco el miércoles 7 de julio con destino a la República Popular de Madrid -no es menester pasaporte, por más que tal ayusiana nación no pertenece a la Unión Europea- y regreso el domingo 11, debo pagar tilín tilín ciento treinta y ocho euros (vuelo directo) con un inconveniente: sale de GC a las 20:35h y llega a Madrid a las 0:20, lo cual significa un día perdido. Es el precio más barato. Pero si no quiero viajar por la noche, hay otra opción: salida a las 13:50h… con duración de cinco horas y cuarto, pues hace escala. El precio, algo más caro: doscientos cincuenta y un euros. Y llegaría por la noche.

  Las agencias no son las únicas interesadas en distensiones, relajamientos y semana de placer en las tres islas nuestras arriba nombradas. La Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias oferta a empresarios de hoteles, apartamentos, casas rurales o viviendas de alquiler vacacional la modalidad del llamado “bono turístico”: veinticinco mil bonos de doscientos euros serán sorteados entre los canarios inscritos para su obtención. Los beneficiados deberán aportar doscientos euros para una modalidad o invertir el premio en una agencia de viajes para adquirir un paquete turístico y abonar la diferencia con el precio definitivo.  (Por cierto, nada original: varias comunidades autónomas han puesto en marcha el mismo plan.) 

 Pero aquel remanso de maleta, bañador no estrenado e isla seleccionada no siempre corresponde a la realidad, ni tan siquiera ante las notables y aplaudibles victorias de la Ciencia y los sanitarios sobre la infección: Tenerife es el más claro ejemplo de la profunda inestabilidad hasta el momento actual. Que este viernes 25 de junio Canarias registrara 185 nuevos casos (¡casi el 82% de infecciones y dos muertos solo en Tenerife!) no invita, precisamente, a echar las campanas al vuelo, aunque a veces suenan a ánimas.

  Muy al contrario: algo rigurosamente imprescindible se está dejando de hacer en la Nivaria. Que haya pasado al nivel 3 por tercera vez no es casualidad ni culpa de los vientos alisios: acaso pudiera llamarse excesiva permisividad desde semanas anteriores y dejación de responsabilidades por parte de quienes tienen la obligación de hacer cumplir las normas sanitarias ante continuadas situaciones extremas. Y no imagino: simplemente constato lo que, como en Lorca, vieron mis ojos. 

  ¿Por qué la entrañable isla siguió manteniendo el nivel 2 hasta el pasado miércoles si los fríos y exactos datos matemáticos y epidemiológicos traducían una muy arriesgada situación infecciosa… desde varias semanas atrás? ¿Acaso influyó la secular y nefasta comparación con Gran Canaria -nivel 1-, cuyos índices de infección fueron mucho menores, para que el Gobierno regional mostrara debilidad y falta de coraje en la toma de radicales decisiones? ¿Temió herir susceptibilidades?  ¿Acaso sospechaba pérdida de votos?

 ¿O tal vez, quizás, no lo tiene muy claro? ¡Fueron los vecinos del barrio santacrucero de San Andrés quienes llamaron a la policía municipal la noche del pasado sábado, absolutamente desbordados por los centenares de jóvenes que habían tomado la playa de Las Teresitas, ajenos a las más elementales normas antipandémicas! Y no fue aquella la primera vez. Ni la segunda. La situación se repetía semana tras semana.

  Por tanto, me desestabilizan y perplejan las palabras del alcalde santacrucero tras el paso al nivel 3:  “Algunos/as están intentando cargar contra la ciudadanía de Santa Cruz de Tenerife siendo tremendamente injustos con esta ciudad”. La reacción es inmediata: ¿Quiénes son, señor Bérmúdez, los “algunos” señalados por usted? (Pero el presidente del Gobierno, la ministra de Sanidad, el consejero autonómico correspondiente y el director del Servicio Canario de Salud son canariones. ¿Es pura coincidencia?)

  Visto lo visto, y reiterada por enésima vez la experiencia negativa cuando la relajación campea a sus anchas (Gran Bretaña bloquea la llegada de sus ciudadanos), lo urgentemente urgentísimo  es rebajar a niveles “normales” el altísimo índice de infección. Es algo imprescindible para, luego, desentumecer la maquinaria turística y recuperar miles de puestos de trabajo. 

  ¿Y después de? ¿Volverá Canarias al monocultivo turístico o, acaso, el Gobierno autonómico -al margen de su actividad recuperadora- trabaja ya en proyectos que reduzcan la monopolizadora dependencia económica de nuestras Islas?

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar