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sábado, 20 de abril de 2024 01:42h.

Venga la esperanza - por Carmen Hernández

La construcción de un estado social y de derechos fue uno de los grandes logros del siglo XX. El inicio del XXI pasará sin duda a los anales de la historia como el principio del fin del mal llamado estado del bienestar, por lo menos en lo que a la Europa mediterránea se refiere.

Venga la esperanza - por Carmen Hernández, candidata por Nueva Canarias a la Alcaldía de Telde

La construcción de un estado social y de derechos fue uno de los grandes logros del siglo XX. El inicio del XXI pasará sin duda a los anales de la historia como el principio del fin del mal llamado estado del bienestar, por lo menos en lo que a la Europa mediterránea se refiere.

Durante décadas erigimos un modelo de sociedad que perseguía mayores oportunidades para todos, una mejora progresiva de la educación pública, una sanidad universal y gratuita de calidad. Importantes avances en las condiciones de vida para la mayoría social que, aunque mejorables, dejaban atrás una visión asistencialista para avanzar en unas políticas sociales concebidas como un conjunto de derechos.

Ese modelo de sociedad hoy se derrumba, dinamitado por políticas depredadoras. Políticas perversas que cuentan con la colaboración de representantes sin apenas escrúpulos que un día decidieron que los intereses privados y de minorías podían estar por encima del interés general. Paralelamente hemos visto crecer en las calles la indignación y la rabia, y toda una serie de mareas humanas que expresaban el desencanto y el rechazo a unas élites políticas que ‘gobiernan’ en contra de la mayoría social.

Frente a los partidos que provocan un evidente desencanto político, y a aquellos otros que generan ‘encantamiento’, estamos los que proponemos que la ciudadanía tome las riendas, se empodere, adquiera el protagonismo necesario en la búsqueda de las soluciones a sus problemas, a nuestros problemas. No desde posiciones populistas o a la búsqueda del aplauso fácil, sino desde la responsabilidad que conlleva sabernos hacedores de nuestro presente y también del futuro.

He dicho muchas veces  que, diagnosticado el problema y sus causantes, debemos, sin perder un minuto, ponernos manos a la obra en la búsqueda de soluciones. De propuestas realistas que nos ayuden a retomar la senda de progreso que ha sido truncada por farsantes varios, auténticos trileros de la política. Tener la cabeza y el corazón en los problemas reales, que son muchos, es una responsabilidad política y moral de aquellos que gobiernan. Porque eso es lo que espera la gente de nosotros, y tenemos que pensar en la gente, en las personas que viven en durísimas condiciones, en los que pierden su casa por los desahucios, en los desempleados, en nuestra infancia sin escuelas infantiles públicas, en nuestros jóvenes, en los que se quedan y también en los que se van, que emigran obligados porque aquí no encuentran oportunidades para su porvenir. 

En Telde, donde padecemos todos los perjuicios de la mala política  -corrupción, pésima gestión, despilfarro, desmantelamiento de servicios esenciales y asfixia fiscal-, debemos también destacar por ser los primeros en sentar las bases del municipalismo comprometido con una verdadera higiene democrática. Debemos unir energías e inteligencias para rescatar a nuestra ciudad. Rescatarla, sacarla del pozo, de la depresión social y colectiva en la que se encuentra y devolverla a sus legítimos dueños, a los ciudadanos.

Resulta inaceptable, y solo se entiende desde el más absoluto menosprecio a la ciudadanía y desde la ausencia total de compromiso social, ver cómo los responsables de gobierno están ocupados única y exclusivamente en su carrera política. Cómo, mientras nuestra ciudad pierde día a día su autoestima como pueblo, otros la llenan de carteles gigantes demostrando que su ego y su ambición no tienen límites.

Yo creo en la gente, en la ciudadanía. Creo en los y las teldenses que aportan a nuestra ciudad valor, coraje y esfuerzo diario. Y estoy segura de que si somos capaces de aunar nuestras fuerzas podremos acabar con esa minoría de aprovechados que han confundido política con negocios inconfesables o con una vida de comodidades y privilegios.

Muchos me preguntan por qué lo hago. ¿Por qué quiere alguien estar al frente de un ayuntamiento hundido social y económicamente? Suelo recordar dos ideas que la gente me traslada a diario y que creo les lleva a hacerme esa pregunta: “Telde no tiene solución, por tanto no vale la pena el esfuerzo ni la dedicación” y “todos son iguales, y por tanto no hay nada que nos puedan aportar que no sea más de lo mismo”.

Y yo les digo que sí vale la pena intentarlo. Lo creo firmemente. Creo que un Telde mejor es posible. Y no se los expreso desde un optimismo ciego, no. Es una llamada a la esperanza. Esa misma esperanza que me transmiten cada día nuestras gentes, por ejemplo cuando hablo con la presidenta de la Plataforma por la Dignidad de las Personas y  me trasmite la necesidad urgente de dar una respuesta a las cientos de familias que viven hoy en nuestra ciudad sin poder atender sus necesidades más básicas. O cuando dialogo con los autónomos y pequeños empresarios emprendedores que me trasladan la ilusión de que sus proyectos salgan adelante y poder así generar empleo.

Y para responder al comentario de que “todos son iguales” siempre llego al mismo lugar: a repasar la historia de esta ciudad, con sus luces y también sus sombras. Los hombres y mujeres que conforman el proyecto de Nueva Canarias Telde, en otro tiempo y ahora, han jugado un papel clave. Y en esa historia tenemos magníficos ejemplos que demuestran que no todos son ni somos iguales.

Como diría el cantautor, que “venga la esperanza, pase por aquí, venga de cuarenta, venga de dos mil…”. Entre todos y todas la tenemos que traer. Debemos y tenemos que pasar página. A partir de mayo Telde tiene que comenzar a ser una ciudad nueva. Una ciudad limpia. La ciudad de los derechos sociales y del empleo, la ciudad de la tolerancia, escuela de democracia. La ciudad de los mayores, de la infancia y de las familias. La ciudad del deporte, del medio ambiente, de la cultura y de la educación.

Carmen Hernández, candidata por Nueva Canarias a la Alcaldía de Telde

* Publicado con autorización de la autora