Volutas de humo - por Alejandro Floría Cortés *

¿Quién sigue votando cuando la abstención, y los votos blancos y nulos, crecen sin parar?

Quien quiere que todo siga igual y quien cree que algo se puede cambiar.

Si atendemos, por ejemplo, a los resultados de las legislativas francesas, las expectativas del segundo grupo en ningún caso parecen pasar por alguna posibilidad, digamos, disruptiva. ¿A quién representa, entonces, ese Parlamento demofascista? ¿A qué desheredados, a qué sufrimiento...?

Y Francia no es España. Pero todo está previsto. ¿Viajará algún canalla en el tiempo? Qué insólita perfección líquida.

El sistema se defiende, allí y aquí. Es la post-mierda.

Me cuesta no identificar la figura de Pablo Iglesias con la de Tsipras y la de Albert Rivera con la de Macron. Ratas de laboratorio.

Desde una óptica local, o no tanto, con unas cifras de pobreza y desigualdad preocupantes, solo hay "realidad" para la mitad del pais. La otra mitad no existe, no se nombra...

¿No tienen la sensación de que cada vez somos menos?

Nos menguamos, nos disolvemos, nos olvidamos.

No concibo opción (política) honesta que no tenga como meta deconstruir los poderes y entregarse a la gente.

No hay reforma que modifique la inercia de la megamáquina, demasiado grande, debe detenerse por sí sola, por inanición.

No sabemos o no queremos ver lo que tenemos delante.

Podemos seguir así, dejando pasar el tiempo, perdiendo la memoria, creyendo entender y nunca comprendiendo, alejándonos como volutas de humo.

* En La casa de mi tía por gentileza de Alejandro Floría Cortés