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martes, 16 de abril de 2024 13:57h.

Ya no habrá bodas gratis - por Nicolás Guerra Aguiar

Como la crisis económica afecta también al muy ilustre cuerpo de los notarios, el Gobierno quiere compensarlos y, por ende, reforma el Registro Civil. Así lo comunicó un señor director general. Por tanto, en el borrador del «Anteproyecto de Ley de Reforma Integral de los Registros» aparece la disposición que se refiere a las bodas civiles oficiadas hasta hoy también por señores jueces con cargo a las arcas del Estado, es decir, sin coste alguno para los sublimados elementos de la pareja, angelitos de Dios.

Como la crisis económica afecta también al muy ilustre cuerpo de los notarios, el Gobierno quiere compensarlos y, por ende, reforma el Registro Civil. Así lo comunicó un señor director general. Por tanto, en el borrador del «Anteproyecto de Ley de Reforma Integral de los Registros» aparece la disposición que se refiere a las bodas civiles oficiadas hasta hoy también por señores jueces con cargo a las arcas del Estado, es decir, sin coste alguno para los sublimados elementos de la pareja, angelitos de Dios.

Pero si la reforma se aprueba –que sí-, tal función pasará a los señores notarios y estos, obviamente, no la desempeñarán con gratuidad: si usted + usted, apreciados lectores, quieren boda civil, no se olviden de llevar con los anillos los cien euros que deberán pagar para que la unión no se considere arrejuntamiento y, por tanto, no legalizada. Y no les valdrá aquello de que por los nervios se olvidaron de pasar por el cajero para retirar los cien euretes que deberán abonar al señor notario el cual, a cambio,  refrendará la unión para toda la vida (o hasta que se imponga el esquizofrenicante ronquido apneático, dador de somnolencias y odios a muerte). Y como nada dicen, en el pago no viene incluido el salvoconducto legal (Libro de Familia), hoy con dos hojas supletorias para dar fe de odios y desamores, desavenencias, divorcios, separaciones. (Tal apéndice, le recomiendo al Ministerio, al módico precio de doscientos euros, pues las parejas nuevas se tiran los trastos por una agitada y retumbante vibración nocturna con la boca abierta –estridente ronquido- o una sonora evacuación rectal en momentos de éxtasis estomacal.)

De cualquier manera, tales bodas notariadas saldrán más baratas que las realizadas por la Iglesia, en cuanto que estas suelen costar un riñón, una hipoteca. Hagamos números: la ceremonia civil dura un suspiro, el consentimiento público de ambos contrayentes. (Aunque hay algunos que se traban, no sé si por nervios, dudas o angustias existenciales: -»¡Chaaaacho, mira que sos tollo, tú! ¡¿Quién me manda a mí meterme en esto, con lo relajadito que estaba yo en la casa de mi vieja?! ¡A la primera que me haga me vuelvo con mis padres, que no preguntan nada! ¡Con lo bien que plancha la viejilla, que Dios me la conserve!..».)

Y no hay que poner flores, ni contratar una coral con solos que canten el Ave María, que hasta contradictorio resulta en un despacho notarial, y además no cabe, dinerito que uno se ahorra aunque la madre de la pareja haya puesto esa musical condición, su ilusión de toda la vida. (¡Mentira! Ella lo que quería es llevar los anillos heredados de su abuela, estola y gorrito de piel, los dinerales que cuestan para después meterlos en el ropero y sacarlos el día del embalsamamiento o el de cuerpo presente en el tanatorio, para que no se los queden las nietas. Mala leche.)

Por aquello de las flores me contó un amigo -juradito- que el mismo día de su boda una señora llamó a su móvil. La muy sanaca -que Dios lo perdone, pero se lo llevaba el coraje- pretendía que él le pagara la mitad del elevadísimo importe de floristería que había comprado para decorar eclesiales pórtico, pasillos, ventanales, altares, columnas, confesonarios, púlpitos, sillones obispales, luciérnagas y suspiros, con lacitos de fragantes alhelíes, tan monos, en las esquinas de los bancos, esquinudas como las camellas majoreras de Unamuno.

¿Y por qué ese empeño bankario en cobrarle la mitad de la factura? Pues resulta que su hija se casaba a continuación de mi amigo en la misma iglesia. Pero él, más agarrado que una lapa negra, le dio una solución salomónica: ella podría quitar las flores antes de su boda y reponerlas inmediatamente después, aunque bien es cierto que tendría que hacerlo en cuatro minutos y medio, tiempo muerto entre la boda de mi amigo -la primera- y la de su hija, a continuación. Lo llamó caradura, miserable, aprovechado de los sentimientos humanos, insensible, y lo mandó al carajo. Pero las flores no las movieron. (Pastón que se ahorró mi amigo. Pues además, aclaró, no eran de plástico, sino naturales, es decir, perecederas, ¡qué vulgaridad!)

Y a pesar de lo barata que sale la boda notarial, hay reticencias muchas. Unas, porque algún miembro de la pareja piensa que con los cien euros pueden hacer en barco el viaje de novios a Tenerife, ida y vuelta en clase oro, y tienen gratis bocatas, birras y hasta el buchito de café con la ginebra.  Otra: si el señor juez no cobraba, y es un funcionario, ¿por qué lo hará el señor notario, que también hizo oposiciones a una responsabilidad que depende del Gobierno?

Y como no se ponen de acuerdo (¡y eso que no se han casado!), y ambos hipotéticos contrayentes son cómodos, flexibles, relajados y quieren vivir sin atosigamientos capitalistas, lo tienen claro: seguirán viéndose al completo los fines de semana (cada uno paga lo suyo). Y de lunes a viernes cada cual de ambos dos miembros duerme en la casa de sus padres, tan preocupados por su bienestar y comodidad que, incluso, hasta son capaces de irse a pasar una noche entre semana a la residencia de ancianos por si a los niños les entra la necesidad y se buscan, que es lo natural entre los seres humanos de las personas. Y si surge aquello porque son jóvenes, también pueden mandar a los viejitos al cine, o los dejan en un centro comercial para que se pierdan y la Cruz Roja no los encuentre hasta las siete de la mañana, jartitos los viejillos de dar vueltas en pasillos que les hicieron perder el tino. Pero no sufren: lo que importa es la felicidad de los niños. ¡Qué niños!

También lo publican:

http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=295696

http://www.infonortedigital.com/portada/component/content/article/21128-ya-no-habra-bodas-gratis