Uno que sabe de lo que habla pone en evidencia a Manuel Fernández, del Pp, asunto del petróleo
Recordarán que Manuel Fernández, importante capitoste del Pp en Canarias, hombre de confianza de Soria y, por tanto intrépido defensor de las supuestas bondades de las actividades petroleras arrente a las playas majoreras y conejeras, se atrevió a decir que, en el caso de un vertido de crudo en esas extracciones "el petróleo se iría todo hacia África." Pues bien; el otro día el hombre se sumergió en un abyecto ridículo. Por no saber quedarse calladito.
Era en la Jornada "Petróleo gas en aguas próximas a Canarias" que organizara el 15 de mayo el Foro Agustín de Bethencourt en Tenerife. En ella, el catedrático de la ULPGC, Santiago Hernández, demostró, con abundancia de datos, presentados en claros documentos gráficos, que el dinamismo de las aguas entre Canarias y el litoral africanos motiva que cualquier material se mueve por todo el archipiélago yendo y viniendo desde el continente al archipiélago, desde África hasta El Hierro y vuelta y vira. Por cierto que dejó bien claro el científico que cualquier catástrofe de vertido en estas aguas, no solmanet afectará a las islas -todas y cada una de ellas- sino que pondrá en riesgo cierto una de las reservas alimentarias más importantes del mundo, el banco canario-sahariano.
Por tanto, concluía el profesor Santiago Hernández, aparte de la inconvenciencia de desearle mal a nadie, la afirmación de Manuel Fernández es falsa.
Pero, con el cinismo consustancial a la fauna pepera, Manuel Fernández, presente en el acto, tomó la palabra para decir, primero, que "el no le desaba mal a nadie" y que él no había dicho eso que decía que decían que había dicho y que, de todas maneras, "el régimen de alisios, que va norte-sur aseguraba lo que él dijo antes que no había dicho, que el petróleo -que por cierto siempre dice que no se va averter en ningún caso- se iría todo para África.
La respuesta del catedrático fue la adecuada a un científico. Que él hablaba de datos, y no de opiniones y que, en todo caso, los materiales en la mar se mueven a merced de las corrientes, y no de los vientos. Y le sugirió al atrevido que acudiera con pruebas objetivas y no con palabras.