Ángel Víctor, que se dice socialista, presidente del Gobierno de Canarias, tenía que buscar una guarida para acomodar a un tipo imputado por corrupción y sobre el que yo, Chema Tante, abrigo fuertes sospechas de desmanes varios. Tenían pensado mandarle al refugio acostumbrado, el Senado, cementerio de granujas como Zerolo o el genuflexo Clavijo. Pero se les cruzó Santiago Pérez y si nombraran al elemento majorero, se iba a notar demasiado la tostada, porque al de La Laguna le sobran los méritos para escachar todo intento de elevar al aforamiento al truhán. Y, como Ángel Víctor no se distingue precisamente por su inteligencia, no ha tenido mejor fecha que la del 8 M para quitar a Almudena Estévez para poner al macho de Fuerteventura. Todo vale. Y el resto del Pacto de la Flores, mirando para Tindaya.