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viernes, 29 de marzo de 2024 08:07h.

Los delincuentes Isaac Valencia y Ambrosio Jiménez no son excepción, sino costumbre - por Chema Tante

 

valencia jiménez

CHEMA TANTE"Con el caso El Trompo y con todo el resto de casos similares, de los que hay multitud en Canarias, se abre de nuevo la cuestión fundamental: ¿por qué favorece el favorecedor?  Se condena a este trío delincuente por prevaricación y por saltarse la ordenación del territorio, pero los tribunales, con esta sentencia y como de costumbre, se quedan a la mitad. Porque lo esencial, en estos asuntos, es el móvil, la causa de las actuaciones. Es obvio que el constructor hace negocio. Pero el alcalde y el funcionario que conceden el favor, o lo hacen por ser pollabobas, o se llevan su parte correspondiente. Y esto es cohecho."

Los delincuentes Isaac Valencia y Ambrosio Jiménez no son excepción, sino costumbre - por Chema Tante

Catorce años, catorce, ha necesitado la justicia para dictaminar sobre la verdad de lo ocurrido en La Orotava. Catorce años ha durado el proceso de un caso que estaba clarísimo desde el primer momento. Un caso sobre el que la gente esforzada de Iniciativa Por La Orotava, IPO, había aportado toda la información necesaria. Y un caso sobre el que se conocían además los detalles, de sobra, porque es lo mismo que viene haciendo la coalición empresaria llamada canaria y los empresarios cómplices de sus fechorías por todas partes. Y se sabe, por la sentencia, que estos delincuentes han sido tratados con toda benevolencia, porque se tienen en cuenta los inconvenientes de la dilación en el proceso. Es decir, que esta justicia inexplicable no solamente concede a los reos la impunidad por varios años, sino que además se apoya en esa impunidad para atenuar las penas.

Y hay que decir una vez más que el entonces alcalde Valencia podía perfectamente haberse evitado este problema. Le bastaba con haber atendido las razones y argumentos que le daban desde IPO, en lugar de actuar con la altanería con que actuó. Estaba avisado, pero no le importó. Por eso se merece el castigo, parcial, que le impone la justicia, aunque sea con tanto retraso.

Lo que hicieron Valencia, Jiménez y el otro pícaro, el secretario municipal Juan Carlos de Tomás Martín, es la práctica habitual: en estas islas. Con desprecio absoluto a las leyes y a la preservación del territorio, construyen dónde les interese, torciendo letra y espíritu de las normas que intentan con tan poco éxito contener la locura desarrollista.

Con el caso El Trompo y con todo el resto de casos similares, de los que hay multitud en Canarias, se abre de nuevo la cuestión fundamental: ¿por qué favorece el favorecedor?  Se condena a este trío delincuente por prevaricación y por saltarse la ordenación del territorio, pero los tribunales, con esta sentencia y como de costumbre, se quedan a la mitad. Porque lo esencial, en estos asuntos, es el móvil, la causa de las actuaciones. Es obvio que el constructor hace negocio. Pero el alcalde y el funcionario que conceden el favor, o lo hacen por ser pollabobas, o se llevan su parte correspondiente. Y esto es cohecho.

En esta historia de El Trompo aparece ese mismo interrogante que se levantaba en casos como los de Las Teresitas, El Mamotreto o lo de Anfi del Mar, lo de Arona, los hoteles ilegales y tantos más, Y es la doctrina consagrada por tipejos como Zerolo o Soria. Es lo que han venido a confirmar Rajoy y Rivera en su famoso pacto. Si no se demuestra conexión entre el favor concedido y el enriquecimiento de quien concede el favor, no hay corrupción.

Y, como ahora el genuflexo Clavijo va a imponer, con la aviesa colaboración del PsoE una Ley del Suelo que pulveriza los resortes de protección del territorio, no solamente el cohecho quedará impune, sino que otros delitos también desaparecerán. 

Y seguirá la orgía de la construcción.

http://www.eldiario.es/canariasahora/tribunales/Condenados-Orotava-Ambrosio-Jimenez-Trompo_0_555745087.html

http://cadenaser.com/emisora/2016/09/05/radio_club_tenerife/1473079653_529967.html