Marina recomienda retribuir a las y los docentes, en función de los resultados académicos de sus estudiantes. Maria, con esto revela un absoluto desconocimiento de la realidad social y de la desigualdad de alumnas y alumnos, según sea su entorno el nivel cultural y económico de sus familias. Marina demuestra ignorar las dificultades de un profesor o una profesora que tenga en su clase a chicas y chicos que no puedan recibir apoyo de sus padres y madres, que no puedan tener clases de refuerzo, que no cuenten en sus casas con un ambiente físico propicio para el estudio. Marina no sabe lo que es estudiar en una cocina o en un cuarto de estar, con todo el mundo estorbando alrededor.

Y, también, Marina se atreve a recomendar "grabar algunas clases" para evaluar la acción diocente. Como si fuera pòsible hacer diagnósticos sobre como se trabaja en una clase, a partir de este tipo de información audiovisual aislada y grabada en condiciones excepcionales.

Marina llega a institucionalizar la figura del chivato entre colegas, responsabilizando al personal docente de una función que corresponde al sistema, que debe arbitrar los procedimientos de detección, correción y, en su caso, sanción, de las malas prácticas.

En definitiva, Marina se ha metido en un jarín miserable, sin necesidad ninguna. Pero con mucho provecho, al parecer.

Y dice muy bien Agustín Moreno:

"Las propuestas comentadas son puro neoliberalismo que consideran la escuela como una empresa y buscan avanzar hacia un proceso de privatización aún mayor. Al final va a resultar que el diplodocus era Marina. Como estoy seguro que no trabaja altruistamente, creo que es una obligación del Ministerio que explique a la opinión pública cuánto nos va a costar a la ciudadanía este encargo."

http://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/2015/11/05/educar-con-la-tribu-o-a-destajo/1214