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martes, 16 de abril de 2024 10:08h.

¿no es el momento ahora de coordinar la lucha contra el oportunismo?

¿Por qué Garzón, Enrique Santiago y Pablo Iglesias quieren hacer desaparecer de hecho a Izquierda Unida? HOJAS DE DEBATE

 

frase hojas de debate

 

¿Por qué Garzón, Enrique Santiago y Pablo Iglesias quieren hacer desaparecer de hecho a Izquierda Unida? HOJAS DE DEBATE

 

Un trueque promovido por comuneros de una sociedad de intereses personales sin principios amenaza la existencia de Izquierda Unida para finiquitar un proyecto programático de lucha por el socialismo, manteniendo en el ostracismo al PCE en contra de su mandato congresual.

Izquierda Unida pretende según sus vigentes Estatutos: «la transformación del actual orden económico y social en un nuevo país socialista, feminista, plural, federal y ecologista fundamentado en los principios democráticos de justicia, igualdad, solidaridad, libertad y respeto por la naturaleza, los animales, la ecología y las diferencias personales y defensora de la paz como principio para la convivencia entre los pueblos. Asimismo, se afirma que dicha sociedad socialista se organizará a través de un estado social y democrático de derecho, republicano, federal y laico».

Por su parte, el artículo 2 de los Estatutos de Podemos dispone que son: «un partido político de ámbito estatal constituido para contribuir democráticamente a la determinación de la política nacional y a la formación de la voluntad política de los ciudadanos y las ciudadanas, así como para promover su participación en las instituciones representativas de carácter político mediante la presentación y el apoyo de candidatos y candidatas en las correspondientes elecciones, con arreglo a los siguientes fines específicos: 1. Promover la participación democrática de todas las personas en la decisión y ejecución de todas las políticas públicas. Podemos se organiza democráticamente y fomenta el debate y la participación abierta, respetuosa y directa de todos sus miembros en la toma de decisiones de la organización. 2. Promover la aplicación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en todos los ámbitos sociales, políticos e institucionales.»

Es importante resaltar que en el Documento Político de Podemos -46 páginas- que publica en su página oficial, no se recogen vocablos tales como: clases sociales, lucha de clases, socialismo, clase trabajadora, ruptura democrática, clase dominante, capitalismo, etc. Por contra, el término «gente» aparece en 33 ocasiones y el más específico de «gente trabajadora», negando la condición de clase social a los trabajadores, en 9 ocasiones. Estos datos son elocuentes por sí mismos.

Es innegable constatar que el oportunismo en la cúspide de Izquierda Unida, desde su misma creación, como el que se ubica en la dirección del PCE desde hace décadas, concretado casi siempre en personas con los mismos nombres y apellidos en ambas organizaciones políticas, han logrado hasta ahora imponer una práctica política, táctica y estratégica, muy diferentes a las legalidades partidarias de ambas organizaciones políticas.

Sin embargo, el problema no está en los Estatutos, sino en quienes han impuesto políticas reformistas desde puestos de máxima responsabilidad en estas organizaciones con transgresión de sus respectivas legalidades partidarias, dando la espalda a toda alternativa dirigida a la ruptura democrática, a la recuperación del sindicalismo de clase combativo, a la proclamación de una República con el protagonismo de la movilización social, en definitiva, a la lucha irrenunciable por la consecución de una sociedad socialista. Son los mismos que han promovido políticas liquidacionistas con la intención de hacer desaparecer primero al PCE como opción revolucionaria y ahora a una organización como IU que en sus estatutos proclama la irrenunciable lucha por una sociedad socialista.

Pero a la situación actual se ha llegado también por las insuficiencias y errores en el trabajo oponente al oportunismo de muchos militantes, entre los que cabe señalar una equivocada comprensión de la disciplina partidaria que ha contribuido, por ejemplo, a que no pocos camaradas dejaran de ejercer el derecho –y el deber- a la crítica lo que han favorecido el desarrollo de posiciones oportunistas y liquidacionistas.

Ahora bien, en el caso de Podemos, el problema reside tanto en los Estatutos como en su práctica diaria del peor de los reformismos. Su objetivo estatutario no es el socialismo, sino la consolidación de una sociedad de opresión y explotación que no cuestione el poder de la clase social dominante.

Lleva toda la razón José García Rubio, promotor de la candidatura «La Izquierda Necesaria» para la XII Asamblea de Izquierda Unida, cuando afirma1 que «la diferencia de objetivos estratégicos es la causa que hace inviable un proceso de convergencia política y organizativa» entre IU y Podemos, porque «hacer converger estratégicamente dos organizaciones que no tienen los mismos objetivos de modelo de sociedad es, en el mejor de los casos, ilusorio». Podemos, señala, «rechaza la contradicción de clase como fundamental y sostiene los antagonismos entre identidades variables».

1  HOJAS DE DEBATE, entrevista con José Antonio García Rubio, 26 de octubre de 2020.

De ahí que el texto justificativo de su candidatura, que cuenta con amplio apoyo en la militancia de IU, constate1 que: «no existen condiciones para un proceso de convergencia o confluencia organizativa con Podemos u otra fuerza». La construcción de un movimiento político y social no es una mera coordinadora de activistas. El proyecto que se vincula a esta idea, sostiene García Rubio, «conlleva la desaparición política de IU» sin que tal cosa imponga necesariamente la extinción jurídica de IU. Y añade: «Izquierda Unida es la única fuerza institucional y de lucha social que defiende un programa de alternativa y superación del sistema capitalista. . . la desaparición política de IU significa la desaparición de esta alternativa y abocaría a un proceso de difícil reconstrucción. . . hay que rechazar que bajo el paraguas de unidad popular se encubra un proceso de fusión organizativa con Podemos».

Dicho esto, ¿cuál es el motivo o el fundamento de quienes promueven la extinción de hecho de Izquierda Unida para integrarla en Podemos? Los mismos dirigentes que se posicionan en la dirección del PCE son, con idénticos nombres y apellidos, los que se ubican en la cúpula de Izquierda Unida. De igual forma que en su día hicieron desaparecer de hecho al PCE introduciéndolo en el armario de Izquierda Unida, ahora quieren repetir la misma operación colocando en el guardarropa de Podemos a Izquierda Unida, incluyendo dentro de ésta al PCE.

Este grupo no constituye una fracción, no es una tendencia, ni tampoco una corriente. Las agrupaciones de militantes que conforman una fracción, corriente o tendencia, tienen todas ellas un basamento ideológico o programático, constituyen una comunidad de ideas con el objetivo primordial de influir, ante todo, sobre el partido en determinada dirección política.

1  LA IZQUIERDA NECESARIA, DOCUMENTO ALTERNATIVO PARA LA XII ASAMBLEA DE IU.

Sin embargo, el grupo que hoy aún controla tanto la dirección del PCE como la de Izquierda Unida, el responsable de colocar al PCE en el armario de IU y ahora de querer ocultar al PCE y a IU en el oscuro ropero de Podemos no son una comunidad de ideas. Digámoslo claro: conforman una comunidad de intereses personales carentes de principios, solo atento a los procesos electorales en los que participan a través del partido interpuesto de Izquierda Unida, ahora Unidas Podemos y mañana con el que sea, con la única finalidad de lograr puestos de representación institucional retribuidos y desde ellos llevar a cabo políticas y actuaciones reformistas, contrarias a las legalidades partidarias de IU y PCE que tantísimo daño provocan en la clase obrera y capas populares.

La disolución de facto de Izquierda Unida, que este grupo denomina con eufemismo superar Izquierda Unida, para integrar en Podemos el patrimonio histórico y material de esta organización conjuntamente con su militancia y colocarlo al servicio de políticas socialdemócratas y contrarias a los intereses obreros y populares, es una operación que reúne los elementos configuradores de un trueque, negocio jurídico ancestral que los romanos utilizaban en los foros y que el derecho civil moderno retoma con el nombre de permuta y que consiste en un contrato por el cual cada uno de los contratantes se obliga a dar una cosa para recibir otra: te entregamos Izquierda Unida con el PCE dentro para que las hibernes a cambio de un porcentaje cierto en puestos de salida garantizados en listas electorales de Podemos para los procesos electorales venideros.

La apelación a la construcción de un movimiento político social y a la unidad popular por este grupo de comuneros no es más que una engañifa con la que pretenden ocultar el trueque liquidacionista. Solo es posible edificar un verdadero movimiento político y social en la medida que responda a una lucha consecuente en defensa de los intereses inmediatos de los trabajadores y capas populares y en el marco de un combativo proceso encaminado hacia la transformación social y el socialismo. Las directrices programáticas que Podemos recoge en sus estatutos pretenden atar al movimiento obrero a doctrinas liberal-burguesas y se traducen en políticas que sostienen al régimen del 78 en lugar de promover una ruptura democrática, que no combaten a la monarquía franquista, que renuncian a un proceso constituyente republicano, que promueven el sindicalismo de pacto social en lugar del sindicalismo de clase socio-político, que claudican ante el imperialismo y merman la soberanía económica, política y territorial de nuestro país y que consienten medidas de gobierno neoliberales que tantísimo perjuicios causan al pueblo. Con estas mimbres ¿puede construirse un movimiento socio-político y una unidad popular que responda inequívocamente a los intereses del conjunto de los trabajadores y de las capas populares?

Tanto los militantes del PCE como los de Izquierda Unida y todos aquellos con doble militancia en estas organizaciones, disponen de una alternativa de confluencia que por su condición republicana y democrática sí constituyen un punto de partida para la construcción de un verdadero movimiento político social que haga posible la unidad popular. Un proyecto que se vería reforzado con el impulso de pasos concretos y decididos para facilitar un proceso de reunificación de los comunistas del Estado Español.

El XX Congreso del PCE de diciembre de 2017 adoptó el acuerdo de confluencia con el voto mayoritario de más de un 80% de los delegados y determinó, con claridad meridiana, que los procesos de confluencia tenían que llevarse a cabo «en torno a la ruptura con el régimen»1 de la Transición, así como que en este proceso de confluencia «el PCE (debía) ser la fuerza de vanguardia de la Ruptura»2 y que «la alternativa (pasaba) por la articulación de un bloque social y popular, de carácter rupturista que sea capaz de organizar un contrapoder al legalmente establecido»3

A la batalla en el seno del PCE por el respeto y aplicación del XX Congreso de 2017 se une ahora esta otra confrontación en el seno de Izquierda Unida que reivindica una alternativa política superadora del capitalismo frente a la amenaza liquidacionista de este trueque. Ambos combates tienen unos mismos oponentes reagrupados por intereses personales carentes de principios ¿no es el momento ahora de coordinar la lucha contra el oportunismo al interior del PCE con la que se promueve en el seno de Izquierda Unida?

* La casa de mi tía agradece la cortesía de HOJAS DE DEBATE y la colaboración de Arturo Borges

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