En EL PAÍS, en artículo que señala Manolo Marrero, Joaquín Estefanía hace unas agudas reflexiones teórica sobre lo que se dio en llamar "Estrategia de la crispación", que describió la Fundación Alternativas. Fue la estrategia que en su día no solamente tumbó al gobierno de Felipe González, sino que consiguió que, por algún tiempo, la figura del o del socialista quedara muy desprestigiada. Si eras socialista, eras un forajido de Alí Babá. Curiosamente, las bases del Pp se libran de este estigma que, a mi juicio, tienen muy merecido. Cosa muy injusta, porque hay legiones de militantes socialistas con mucha honestidad. Sin embargo, yo Chema Tante, creo que en el análisis de Estefanía, y en su día, el de la Fundación Alternativas, se omite el papel determinante de -algunos- medios de comunicación. Claro que Estefanía y la fundación se adscriben a la órbita de EL PAÍS y a PRISA, que no son precisamente paradigma de imparcialidad informativa. Son varios medios en los que la opinión y la información se solapan, muchas veces de manera subrepticia, con el tono con que se redactan o se leen las informaciones. En todo caso, está claro que en estos momentos vivimos tiempos de crispación política asfixiante, en contra del gobierno progresista. Pero también ha ocurrido, con PODEMOS y con los movimientos soberanistas. Y finalizaré diciendo que Sánchez e Iglesias han demostrado tener mucha más cintura política que Felipe González.