Calentura, comenta Chema Tante

Calentura: Irritación o berrinche, según Pancho Guerra; enfado o enojo muy grande, según la Academia Canaria de la Lengua. Eso es lo que siento yo, al confirmar lo que ya yo sabía, leyendo las historias que cuenta Carlos Sosa. Calentura, irritación, berrinche, enfado o enojo, todo embridado.

Pero, a ver si me explico, no solamente, que también, y mucho, por lo que se cuenta del genuflexo Clavijo, sino por todo el concepto que maneja con tanta naturalidad Sosa. Porque esa "Operación" de la que se queja Sosa, quien lea con cuidado su artículo, atañe también a su medio y a los otros que cita como agraviados por Clavijo. Porque Sosa no desmiente la echona declaración del genuflexo Clavijo: "“Tú ya mamaste todo lo que tenías que mamar con Paulino [Rivero, su antecesor], ahora le toca mamar a los que me han aupado hasta aquí” Qué bonito.  Da de cara, en verdad. 

Sin embargo, la calentura no viene de ese agravio comparativo que molesta a Sosa, sino porque tanto Sosa, como el genuflexo Clavijo tratan sin ponerse ni colorados, un hecho bochornoso: el poder mantiene a ciertos medios de comunicación, y lo hace de manera y en medida discrecionales. Dicho en el español escrito en Canarias: los gobiernos y los gobernantes compensan financieramente a los medios por su apoyo.

Este artículo de Sosa no tiene desperdicio. El hombre se sulfura porque a su medio no le dan perras, pero no resuella cuando el genuflexo le recuerda el hecho harto sabido, de que Paulino le puso a él, "a mamar".

Cuenta también Sosa otra anécdota que describe la barbaridad de perras que largaba el que fue presidente del Cabildo de Tenerife, Alonso, a ciertos medios. No me dirá Sosa que se desayuna ahora de estas cosas. En aquellos tiempos Alonso aparecía, mañana, tarde y noche en radios y prensa. Y eso es lo que pasa continuamente. Por eso solamente los medios alternativos como La casa de mi tía decimos la verdad e intentamos que se sepan las miserias y las simplonerías de quienes gobiernan. 

Calentura, porque esto saca a la luz algo que tanto Sosa como Pomares, saben, asumen y de lo que se aprovechan. La mercantilización abyecta de los medios de comunicación. De algunos, claro.

Eso es lo grave. No que unas veces sean ciertos medios y otras veces, otros medios, los que reciben contraprestación económica por sus contenidos aulicos del gobernante de turno.

Ningún medio de comunicación debe ni podría cobrar de los gobiernos. Ni de los partidos, tampoco. Ni vía subvención, ni vía oculta de publicidad, ni ninguna otra. Y si tiene que haber publicidad oficial, que no entiendo la causa, que sea a todos los medios equitativamente y a `plena luz.

Sosa se calienta, no porque se pague a los medios por -lo reconoce y acepta explícitamente- "para que aúpen" a un tipo, sino porque a él y a su medio no les incluyan en el emboste de esas perras.

A Sosa no le preocupa que los gobiernos unten a los medios, sino que no unten al suyo.

Por esto que cuenta Sosa, sin rubor, de que a los medios de más amplia difusión, los gobiernos a todos los niveles les inyectan dinero a cambio de bondadosos servicios, se explica que se sucedan en el poder, local, insular, canario y estatal, las mismas intolerables malas mañas. Porque las elecciones se ganan a fuerza de propaganda pagada, no de gestión real.

La "Operación" gravísima, bochornosa, no es que saquen a un medio del reparto de fondos, sino que los medios de comunicación, tarifando, ponen y quitan gobiernos, en esta "democracia plena".

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De este modo es absolutamente comprensible que esos medios informativos estén redoblando sus esfuerzos mediáticos y también políticos para que Coalición Canaria regrese al poder, bajo la modalidad que sea. Y en esa presión cuentan con un nutrido grupo de empresarios de ambas provincias, desesperados por el regreso de la mamandurria más indecente a las relaciones entre instituciones y empresas

Todo el artículo de Sosa en

https://www.eldiario.es/canariasahora/carlossosa/operacion_132_7968190.html