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viernes, 26 de abril de 2024 00:19h.

Un reconocimiento a Margarita, consejera de empleo

Yo me meto con Margarita, cuando Margarita ejerce como consejera del gobierno de Paulino. Pero cuando escucho a Margarita hablando como una consejera de empleo del gobierno de Canarias, se lo reconozco, aunque no termine de estar de acuerdo con todo lo que diga, que eso es otra cosa. 

Hoy, jueves 20 de diciembre, víspera del fin maya del mundo, escucho en la SER con Juan Carlos Castañeda, a Margarita hablando, por una vez y ojalá que siga, como la universitaria prestigiosa que es. Hasta el acento le ha cambiado. Hasta -en parte- ha dejado el engolamiento y abandonado la pronunciación ampulosa, que, al estilo de José Segura, solía aplicar, enfatizando pedántemente ciertos términos y ciertas erres.

No es que esta no sea mi Margarita. Era la otra la que no lo era.

Pero no es en las formas donde concurre lo esencial del cambio. Es que la consejera de empleo, aunque sin abandonar el error de la formación, empieza a hablar de creación de empleo. Y, aunque la experiencia indica que la vinculación escriturada de la formación a la contratación no funciona, por lo menos la hoy si consejera como es debido empieza a darse cuenta de que algo hay que hacer en ese sentido. Y me ha gustado que, por fin, haya una consejera de empleo del gobierno de Canarias que hable de la formación, no como resorte del empleo, sino como remedio de la carencia educativa de mucha gente que "abandonó la escuela por el bloque" como dijo un oyente del programa.

Lo malo de esto es que me parece que indica que estamos ante un proceso de liberación, de independencia personal de la catedrática respecto a Paulino. Y, si sigue por ahí, mucho me temo que Paulino le enseñe la puerta. Lo cual, por cierto, sería mucho mejor, para Margarita. Yo le garantizo que para su dignidad es mucho mejor recuperar su categoría de catedrática que seguir en la miseria de ser consejera de Paulino.