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miércoles, 24 de abril de 2024 16:09h.

Mi experiencia con el obispo Echarren - por Antonio Aguado Suárez

A través de Fermín Romero párroco del barrio Atlántico, que hizo una gran labor y con quien coincidía en la asociación de vecinos de la que formaba parte, conocí en 1990 al obispo Ramón EcharrenYstúriz,

Mi experiencia con el obispo Echarren - por Antonio Aguado Suárez

A través de Fermín Romero párroco del barrio Atlántico, que hizo una gran labor y con quien coincidía en la asociación de vecinos de la que formaba parte, conocí en 1990 al obispo Ramón EcharrenYstúriz, en una visita para recabar su apoyo a un proyecto integral, que pretendía poner en marcha y contemplaba ordenando  el trafico de forma circunvalatoriacerrar las calles y hacerlas peatonales, cambiándoles  sus denominaciones por nombres de plantas o flores y con arreglo a sus nuevos nombres plantarlas y ornamentarlas. Hacer plazas de garaje en terrenos en desusos en las traseras de los edificios y en su superficie zonas verdes, rehabilitación y remodelación de las fachadas de los bloques, como así mismo una zona deportiva.

Para la realización de éste ambicioso proyecto, pensaba que la mejor formula podría ser por mediación de una cooperativa participada por los propios vecinos. La  llegamos a constituir con el nombre de Sociedad Cooperativa Atlántico Para Mejora del Barrio.

Todo eran ideas y necesitábamos que alguien con mucho arraigo en la sociedad tuviera conocimiento de las mismas y si las encontraba interesantes y procedían, le diera su apoyo, que en el caso del obispo Echarrensería moral. El encuentro se produjo una mañana en la sede obispal mientras él desayunaba y yo me tomaba un cortado. Fermín Romero le había informado de mi condición de no creyente, algo que comprendió y respetó, centrándose en conocer las condiciones sobre todo sociales del barrio. Tenía preocupación porque el proyecto pudiera ser excluyente, afectando a los vecinos que residían en las viviendas sociales. Le tranquilicé informándole que precisamente éstas al ser las últimas construidas tenían plazas de garajes propias y que las instalaciones deportivas estarían abiertas y gratuitas para estos vecinos, mediante las campañas municipales “deporte para todos”. Mostró su satisfacción al comprobar que el proyecto era altruista e integrador y consideraba que podría ser un buen ejemplo para extrapolarlo a otros barrios.

Se comprometió y me facilitó un escrito para en su nombre dirigirlo a los vecinos y que éstos si lo estimaban apoyaran y participaran del proyecto, el texto por su importancia lo describo: 

“Considero del todo fundamental que nuestros barrios se humanicen y que, a través de los imprescindibles servicios sociales, consigan promover una convivencia llena de paz, que ayude a todos los vecinos a realizarse humana y socialmente. Para la Iglesia, ello es algo básico. Felicito por ello a los vecinos del Barrio Atlántico, por unos estupendos proyectos en esta línea.

Quiero que encuentren apoyo, tanto en los vecinos–principales beneficiarios- como en las autoridades.

Con mi bendición y todo mi afecto a los promotores y a todos los vecinos”.Fdo. Ramón , obispo de Canarias

Lógicamente viendo la gran sensibilidad del obispo Echarren y el apoyo moral que nos daba, nuestro entusiasmo se acrecentó para tratar de hacer el proyecto una realidad. El segundo paso fue contar igualmente con el apoyo de otra persona también de gran sensibilidad y autoridad moral: Cesar Manrique que se desplazo y recorrimos caminando juntos todo el barrio, para informarle en que consistía la idea,  que con entusiasmo apoyó dirigiéndose a los vecinos con el siguiente escrito:

Vecinos del Barrio Atlántico. Las Palmas de Gran Canaria.

Estimados amigos: la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria es una de las que mayor especulación del suelo y caos urbanístico ha padecido de todo el país. No solamente las zonas neurálgicas y del centro de la ciudad han sufrido una  degradación constante, sino que la construcción de una serie de barrios sin condiciones mínimas de habitabilidad e incentivación con sus vecinos, hace que la vida sea cada vez más tensa, menos comunicativa y armoniosa; cosa que va totalmente en contra de la forma de ser tradicional del canario.

Es por esto que me ha parecido buena la idea de dotar al barrio a través de ustedes mismos de equipamientos, zonas verdes, peatonales, paseos y parques públicos. Espero que este proyecto lo lleven a efecto por el bien del barrio y de todos ustedes, para ello cuentan con todo mi apoyo.

Saludos cordiales. Cesar Manrique Cabrera. Arrecife

Todo empezó con el apoyo decidido del obispo Echarren, después del escrito de Cesar Manrique se produjeron los del párroco Fermín Romero y el mío,  los de todas las autoridades al máximo nivel de cada una de las instituciones: alcaldía (Emilio Mayoral), presidencia del Cabildo (Carmelo Artiles), delegación del gobierno (Anastasio Travieso), presidencia del gobierno autónomo (Lorenzo Olarte). Todos los escritos se recopilaron y por mediación de un tríptico pagado por la Caja Insular de Ahorros de la época, se les hizo llegar a los vecinos, acompañado de otro con un boceto alegórico de como quedaría el barrio .

Me consta que el obispo Echarren se mostró siempre interesado por la marcha del proyecto, que debido a que algunas autoridades no estuvieron a la altura, como el consejero y viceconsejero de política territorial del Gobierno de Canarias de 1991 a 1993 (PSOE), se había quedado algo paralizado  y que se llevó un gran disgusto, cuando se enteró que al presidente Manuel Hermoso, con quien me había reunido una tarde para explicárselo y quedó muy interesado, sus asesores le informaron que efectivamente el proyecto era interesante y positivo, pero el problema radicaba que al frente del mismo estaba un miembro destacado del PSOE, que podía rentabilizarlo electoralmente. Esta claro que en esta como en tantas otras ocasiones, la culpa no fue de Madrid ni de Bruselas.

Aparte de esas mezquindades, para mi lo más importante fue haber tenido la oportunidad de conocer al obispo Echarren del que siempre guardaré un buen recuerdo por su carácter sencillo, cercano y afable.

Antonio Aguado Suárez