Cada dato que se conoce sobre la realidad social de Canarias potencia el convencimiento de que nos encontramos en una pavorosa situación, justamente cuando las islas gozan de las mejores oportunidades de su historia. Contamos con unas  posibilidades inmensas para aprovechar las energías del siglo XXI, las renovables, que podrían facilitarnos las soberanías energética y alimentaria. Tenemos un montón de profesionales con espléndida capacitación. Pero nos debatimos es un desastre social. Esto tiene responsables: nuestros estúpidos dirigentes empresariales y políticos. Que una buena parte, yo diría, sin datos, pero por intuición, más de esa mitad de personas con enfermedades mentales sobre la que escribe José Luis Cámara en DIARIO DE AVISOS, esté desatendida, es otro delito de lesa canariedad. Viente mil personas, al menos. ¿Qué cantidad hay de profesionales de la psiquiatría y la psicología está en paro o trabajando por debajo o fuera de su capacitación o fuera de Canarias?