La peor desgracia que le puede caer a uan sociedad es la emigración. El trágico drenaje de la gente más preparada, más motivada, más emprendedora, haría a Canarias cada vez más vulnerable a los embates de la colonización económica.

Un tipo que se llama a sí mismo nacionalista, pero evoca los viejos dolorosos tiempos de la emigración, reconoce implícitamente que ni es naciobnalista, ni tiene la menor idea de lo que significan los nobles ideales del nacionalismo acogedor, solidario, no excluyente, ni hegemónico que profesamos quienes sentimos con autenticidad a Canarias. Pero, además, con estas declaraciones, el  sujeto que ha conseguido ser presidente de canarias, dos veces, después de perder sendas elecciones, admite, sin lugar a dudas, el fracaso estrepitoso de su gestión. Porque no ha conseguido ni siquiera que unas islas excpecionalmente dotadas por la naturaleza, puedan mantenber la vida de sus habitantes. Si no hubiera tantas razones para pedir le dimisión de Paulino, ésta ya sería suficiente, por sí sola. 

Insisto. No hay día en que Paulino no dé razones para denostarlo. Pero esta de hoy es quizá la más deleznable de las que ha sido capaz.

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