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viernes, 29 de marzo de 2024 00:12h.

El Rajoy que rabió, por un pueblo que le planta cara - por Chema Tante

Pues sí que hubo urnas. Rajoy este domingo ha rabiado. Y con él, entre el regocijo de toda la gente de todos los pueblos que cohabitamos en la entelequia del estado español, ha rabiado toda la horda pepera, toda la chusma intolerante que no quiere dejar votar, porque teme el resultado. 

Pues sí que hubo urnas. Rajoy este domingo ha rabiado. Y con él, entre el regocijo de toda la gente de todos los pueblos que cohabitamos en la entelequia del estado español, ha rabiado toda la horda pepera, toda la chusma intolerante que no quiere dejar votar, porque teme el resultado.

Este 9 de noviembre queda para la historia como el día en que no ganó Mas; perdió Rajoy y, sobre todo, venció la dignidad del pueblo catalán. Las catalanas y los catalanes han desafiado con gallardía las bravuconerías leguleyas insostenibles del centralismo.

Durante décadas se le dijo a la banda asesina de ETA que el independentismo era defendible, pero jamás con la violencia, sino con los argumentos, con el voto, con la democracia. Ahora, este gentuallo del partido llamado popular viene a darle la razón a la bestia de ETA. No se puede defender legalmente la independencia en las urnas. Pero la gente en Cataluña no acepta la sinrazón. Ni la etarra ni la pepera. Y ha ido a votar en paz. A pesar de que no le dejaran.

Dos millones trescientas mil personas le plantaron cara al Goberno español y a sus sucursales del Constitucional y el Supremo, y han ido a votar, aunque eso fuera declarado ilegal.

En un estado en el que las elecciones legales no consiguen una participación de más del sesenta por ciento, cuando un pueblo, en un contexto de infundios, descalificaciones, ataques y amenazas legales, acude a votar en un treinta por ciento, deja clara su voluntad. Las catalanas y los catalanes han demostrado este domingo 9 de noviembre, no que quieran la independencia, eso no lo podemos saber, por culpa de la cerrilidad pepera, sino que quieren votar y saber, y constatar, cual es su auténtica voluntad. 

El gobierno de Rajoy (habría que ver que hubiera hecho uno psocialista) le ha negado a Cataluña toda posibilidad de hacer una consulta con garantías, y, después, le acusa de hacer una consulta sin garantías. Estupendo. La verdad es que, al final, quién ha hecho el ridículo es Rajoy, como lo hace siempre el centralismo. Las baladronadas amenazantes no han servido para nada: Cataluña ha votado el 9 N y Madrid no ha podido impedirlo.

La imbecilidad supina de una gente que ha llegado a gobernar el estado español mediante mentiras, dineros robados y leyes fraudulentas nos ha llevado a este peligroso disparadero. A esta situación límite en la que no caben ya conversaciones ni apaños. En Cataluña hay, como no, gente que no quiere separarse de España. Pero día a día está más claro que a cada insulto, a cada amenaza, a cada dictámen de los sumisos Supremo y Constitucional, las filas de la independencia, crecen y crecen.

Lo que quería el pueblo catalán era algo tan sencillo, tan legítimo, tan respetable, como saber cuántas personas creén que Cataluña debe ser un estado y cuántas estan a favor y cuántas en contra de la independencia. Ni siquiera se pedía que esa decisión fuera vinculante, pero, eso sí, que la voluntad popular pesara en las relaciones de Cataluña. La estupidez intolerante, al negativa a pensara, a razonar, que es consustancial a la mentalidad centralista del Pp y del PsoE y de Upyd y de Ciutadans, ha conseguido que lo pudiera haber trascurrido democráticamente, en conversaciones y negociaciones, en un proceso largo y plácido, se haya convertido en esta diatriba que pone en evidencia ante todo el muno que en el estado español ni hay democracia ni nada que se le parezca.

Ahora tenemos que esperar a que este martes 11, el Govern diga cuál es el próximo episodio de esta farsa disparatada. Todo indica que lo que viene son elecciones anticipadas, convertidas en plebiscito, por culpa del Pp, del Psoe, de Upyd y de Ciutadans. Un plebiscito que ningún tribunal sumiso podrá impedir. Pero, además, gracias a esta sarta paradigma de la estupidez política, estas elecciones plebiscitarias, tendrán un resultado anunciado. Esquerra Republicana y las organizaciones proclives a la independencia ganarán y acto seguido, un Parlament representativo de la voluntad popular, declarará la independencia. Y, entonces, a ver qué hace la estolidez personificada en los partidos centralistas. ¿Mandarán los tanques?

http://politica.elpais.com/politica/2014/11/09/actualidad/1415542400_466311.html

http://www.20minutos.es/noticia/2290992/0/consulta-9n/cataluna-votacion-soberanismo/directo/

http://www.eldiario.es/catalunya/Miles-personas-Catalunya-defender-Constitucional_0_308670267.html