Reabrir las checas, Ricardo Peytaví [Uy, lo que me ha dicho]
Me dedica Ricardo Peytaví su furia desatada en EL DÍA. Por cierto que, contra toda norma de cortesía y ética, habla de mí y me cita sin incluir la fuente ni el enlace. Ellos son así. No admiten respuesta alguna, para poder decir lo que quieran, sin que nadie les contradiga. Y como no me identifica, lo enlazo aquí, para general conocimiento. Me encanta, sabrán, que este hombre se ponga así conmigo. Hay enemigos que honran. Y, sabiendo cómo se las gastan en las trincheras que él ocupa, no deja de ser una satisfacción esa peregrina referencia a las checas.
Para empezar, vean que Ricardo Peytaví me critica que pase la gorra para intentar costear con la solidaridad voluntaria el mantenimiento de La casa de mi tía. Claro. Lo que le parece bien a Ricardo Peytaví es recaudar a base de desvirtuar las informaciones y halagar a los contribuyentes. Es un claro ejemplo de las distintas escalas de valores que manejamos él y yo.
Vean cómo tergiversa este periodista las cosas. Habla de los "piropos" que lanzó en mayo al Foro Agustín de Betancourt. Y se queja de que no tuvo agradecimiento. Pero no dice que ahora, en septiembre, vaya usted a saber si irritado por esa ausencia de reconocimiento, se permitio ridiculizar a la misma entidad, con afirmaciones falsas. Simplemente, para quitarle peso a una información que perjudica a los intereses de quien le paga.
Como tampoco habla de las amenazas que incluyó en el correo a que se refiere, recordando las sentencias que a él le han caido. Ya está tardando, por cierto.
Lo que me hace mucha gracia es el concepto que tiene Ricardo Peytaví de las relaciones en las organizaciones. Pretende que el Presidente de la entidad de la que soy miembro, me desautorice, cuando jamás y nunca me he manifestado en nombre de esa entidad; y expone su descontento porque siga ocupando el cargo que ocupo. Como si expresar libremente la opinión fuera causa de destitución. No, Ricardo, mi niño. Esas cosas, botar a alguien por decir lo que piensa, lo hacen en sitios como la empresa que posee el medio en que escribes. En los lugares decentes se respeta la expresión de las ideas.
Por cierto que me gustaría que Peytaví me indicara dónde están las faltas de ortografía en la parte de mi texto que dice haber corregido porque "las patadas a la gramática me dan un latigazo en los ojos." Y es que, salvo una errata que aparece en mi post, en otro párrafo que el hombre no transcribe, no veo esas patadas a que alude. En mi infinita humildad, le ruego que me las haga saber. Pero, en todo caso, yo le diré que poca seguridad tiene en sus argumentos, cuando ha de recurrir a este tipo de ruines mañas para desprestigiar al prójimo. O, al menos, intentarlo.
Pero queda clarísimo lo esencial: el artículo de Peytaví que genera este follón constituía una distorsión completa de la verdad. Se dedicaba a ridiculizar a una entidad para neutralizar una opinión autorizada de un experto. Si, como dice, es tan amigo de Manuel Medina, lo que debería hacer es explicarle las frases despectivas que largó sobre lo que dijo el profesor Medina y que el Foro Agustín de Betancourt se limitó a reproducir.
Bueno, terminaré por copiar aquí el correo que tuve el gusto de enviarle a Peytaví, y ustedes formen su opinión sobre toda esta bobería. Pero me reitero en la afirmación de que si los medios convencionales dieran espacio a las opiniones e informaciones contrarias, los medios alternativos como La casa de mi tía, no tendrían razón de ser.
Yo, mientras tanto, me vuelvo a mi checa, a fastidiar a burgueses y a contar las tremendas cantidades de dinero que recaudo de la gente ingenua.
Correo electrónico enviado a Ricardo Peytaví el 26 de sptiembre de 2013