En sus quince años de ardua existencia La casa de mi tía ha sufrido muchos y serios sabotajes, intensas agresiones. Parece que la historia se repite. Esteban Romay Rubio me avisa. Y un montón de lectores y lectoras, también. Aunque a veces estas son las cosas que suelen hacer las empresas de antivirus, no deja de ser una agresión
Bruno Perera es un tipo que encarna perfectamente el chiste del que conducía en sentido contrario y decía que todo el resto de coches estaban equivocados. Parece mentira que en estos tiempos todavía haya gente incapaz de pensar, de razonar. Sí, es la gente como VOX o de esos abogados cristianos que ignoran todo respeto a las y los demás y practican la intolerancia. Allá cada cual con su cerebro, pero que, encima, se desempolve la Biblia y el Corán para atacar la libertad sexual, resulta una antigualla que solamente merece la ridiculización. Y eso de achacar el respeto a los derechos de todas las personas a intereses electoreros, me parece una mezquindad que lo dice todo de este sujeto. Bruno Perera que es de quienes pide que se niegue a la gente migrante el derecho de auxilio, también se atreve a meterse con los derechos sexuales. La querencia de Bruno Perera por recuperar la esclavitud es evidente, dado su aversión a las personas refugiadas, pero es de esperar que este tipo esperpéntico aplique sus conocimientos de los textos sagrados en la defensa del terraplanismo o la refutación del heliocentrismo. Citas no le van a faltar. Una auténtica pieza de museo, Algo que daría risa, si no fuera tan lastimoso.
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