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miércoles, 24 de abril de 2024 00:13h.

Algunos términos mayúsculos - por Nicolás Guerra Aguiar

 

FRASE GUERRA

Algunos términos mayúsculos - por Nicolás Guerra Aguiar *

 

Tiene nuestra lengua un gran número de palabras cuyos elementos formativos, significados y etimologías pueden resultar curiosos si aquellas se aplican para definir a un político. Es el caso, por ejemplo, de forúnculo: “Pues [Fulano] es como un forúnculo verbal” (acabo de leer). Esta voz viene definida por el Diccionario de la Academia como ‘Inflamación purulenta producida por la infección bacteriana de un folículo piloso’.

¿Y qué es un folículo piloso? Pues resulta ser ‘la parte de la piel que da crecimiento al cabello […] formándose a partir de una invaginación tubular’. Muy bien, kolega. Pero, ¿qué carajo es la invaginación tubular? Vuelta al Diccionario: trátase la invaginación de un ‘proceso a través del cual una membrana […] o capa de tejido se pliega hacia el interior de un cuerpo hueco’, como le sucede a cualquier dedo de un guante. (Lo de tubular no necesita -¡al fin!- diccionario.)

Resultado de imagen de forúnculo piloso

 Oséase: el forúnculo deja de ser un ser muy confuso y se convierte en algo así como una hinchazón con pus localizado en el espesor de la piel. Es decir, lo que durante mi infancia se llamaba divieso, cuyas curas las hacía en el despacho de Don Quico el practicante, calle galdense “del teléfano”.   Pero divieso es hoy término escasamente usado. E incluso ciertos estamentos llegan a considerarlo poco recomendable (?). Por tal razón lo sustituyen por forúnculo (palabra más seria, rigurosa, puro academicismo, máster lingüístico, esencia idiomática).

¡Lo que son las cosas! La anteayer inquisitoriada voz forúnculo se ha impuesto en la democracia –degeneración lingüística- para sustituir a la pura y puritana divieso. ¿Por qué? Por la descomposición moral inherente al sistema democrático, sin duda: sucede que estuvo prohibida por las normas del recato social imperante en la España pudorosa y bien hablada, regazo espiritual (la terminación de forúnculo resultaba grosera, mismamente vulgar). 

Resultado de imagen de reglazo en la punta de los dedosSi por aproximación hubiera sido forúncano, vale. Pero forúnculo… (¡Hasta feo queda!) Si en la escuela pública se me hubiera ocurrido la retadora temeridad de comunicar que no podía sentarme por culpa de un furúnculo, la ira de los dioses habría caído sobre mí, angelical pollillo de ocho años. Coscorrones y cuatro reglazos bien dados (dedos unidos por las puntas) se hubieran hecho realidad, ¡guarro, cochino, maleducado, zafio, barriobajero, ordinario, tosco, chabacano… e incluso obsceno!  (¿Cómo se diría con palabra no soez “Quien quiera lapas de fondo debe mojarse el culo?”.)

Llevado por la curiosidad y el recuerdo del pasado el lector opta por su especial manera de entender la lengua, a fin de cuentas estudió latín desde tercero de Bachiller. Parte, entonces, de la etimología y la conoce por el Diccionario: forúnculo proviene de furuncŭlus, y folículo de follicŭlus. Y como ambas terminan en culus, su deducción es inmediata… y precipitada: las relaciona con el final de la espalda en los seres humanos de las personas. Por tanto, la inflamación con pus se produce por la infección de un cabello o pelo en zona cular. 

CULUS URCULU

Pero hete aquí que nuestro hombre no se conforma con tal aparente (pero falsa) conclusión. A fin de cuentas el llamado “cabello o pelo en zona cular” –salvo excepciones para confirmar la regla general- se da en hombres. Esto, inmediatamente, llevaría a la consideración de que solo los varones pueden padecer de forúnculos (justifica, pues, el género gramatical masculino). Lo ratifica otro elemento exclusivamente varonil: el testículo -en su doble versión- es también latinismo (testicŭlus), y está situado en zona próxima al culus… masculino.

Nuestro aficionado filólogo -a pesar de la lógica- yerra en sus consideraciones al dejarse llevar por la aparente identificación culus (latín) / culo (español), pues la forma latina (al final de palabra) nada tiene que ver con ‘el conjunto de las dos nalgas’, tal como define el Diccionario al sustantivo cuyos sinónimos pueden ser posadera, trasero o –en plan cursi y empalagoso- huesito dulce, pan dulce (algún país americano), pentagrámica prominencia (poéticamente) o desarreto anatómico (cuando su presencia es desbordadamente impactante).

Pero el desafortunado filólogo está pletórico: llega a la conclusión de que el artículo periodístico leído usa la voz forúnculo como metafórico símbolo. Por tanto, las palabras de aquel político concreto a quien se aplica (“Fulano es un forúnculo verbal”) son –groseramente explicado- inflamaciones, gigantescos volcanes de dos inmensas laderas infectadas. ¿Y qué expulsan tales volcanes por su zona central? Pues aparte del elemento pastoso o diarreítico, en vez de pus se manifiestan impactantes sensaciones olfativo / sonoras rigurosamente ajenas a perfumes, aromas, fragancias o suaves susurros… (Ya lo dice la sabiduría popular: “El que a reglas de educación no se sujeta, en cualquier parte de su culo hace trompetas”.)

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Por tal errada lógica es más osado, y amplía el campo de investigación: estudia, también, la voz artículo. Y como ya es experto (y algo concupiscente guarda en el subconsciente) cree que el hoy llamado determinante sustituye a la vieja palabra artículo, cuya terminación también es culus (del latín articŭlus). Descubre algo curioso: el latinismo comienza por arti (de ahí proviene arte). Lo cual explica la constante pictórica del cuerpo femenino visto de espaldas: su culus (nalga, posadera, huesito de ángel…) es maestría, belleza, esencia inspiradora para Rubens, Santa María Sedano, Botticelli, Tiziano…

CUPIDO RUBENS

El perdido filólogo se anima: le quedan por estudiar receptáculo, espectáculo, habitáculo, obstáculo, tabernáculo, tentáculo, pináculo… De ahí a la tesis doctoral va muy poco. Y como piensa presentarla por la correspondiente Rey Juan Carlos y él tiene sus contactos, la máxima calificación está garantizada: cum laudóculo.

AZUCENA REDRUELLONICOLÁS CANOPara que luego digan que la voz culus es grosera, vulgar. Sobre sus atractivos físicos (y mismamente subliminales) podríamos preguntarle a un concejal de Priego (Córdoba), cuando canta al correspondiente de la señora alcaldesa, también ppepera (¿se inspiró en Rubens, Botticelli, Tiziano…?): "¡Que te den por ese culo tan magnífico... Un culo que merece diez sonetos…, doce tribus de culos…, chorizo cular, el culo del mundo!". (¿Será el concejal pepero un “forúnculo verbal”? ¡Si lo dijo la señora Merkel: “Donde haya un español!”…)

culo priego

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar

nicolás guerra reseña

 

 

MANCHETA 9