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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Decrecimiento: nuevas raíces para la economía (carta abierta) ÚLTIMA LLAMADA

 

FRASE MANIFIESTO ÚLTIMA LLAMADA

Decrecimiento: nuevas raíces para la economía (carta abierta) ÚLTIMA LLAMADA

(Publicada el 13/05/2020 en la revista Ctxt.es y en otros medios en varios países, y firmada por más de un millar de personas de 60 países dedicadas a la investigación, bajo el nombre colectivo de Degrowth New Roots Collective. El texto incide en la línea abierta previamente por otros manifiestos académicos publicados en Países Bajos y en Euskal Herria.)

 

#NewRoots for the Economy

Francesca Van Daele

La pandemia del coronavirus se ha llevado innumerables vidas y deja paso a un futuro incierto. Mientras las personas en primera línea del sistema de salud y del abastecimiento social básico están luchando contra la propagación del virus; cuidando las personas enfermas y manteniendo el funcionamiento de operaciones esenciales, una gran parte de la economía se ha estancado. Esta situación es paralizante y dolorosa para muchos, provocando miedo y ansiedad a aquellos que amamos y a las comunidades a las que pertenecemos. Aun así puede ser también un momento para que colectivamente aportemos e impulsemos nuevas ideas.

La crisis desencadenada por el coronavirus ha puesto al descubierto muchas debilidades de nuestra economía capitalista obsesionada por el crecimiento como la inseguridad, sistemas de salud menoscabados por años de austeridad y la infravaloración de algunas de las profesiones más imprescindibles. Este sistema, basado en la explotación de las personas y de la naturaleza, es severamente propenso a sufrir crisis, que son de hecho consideradas normales. Aunque la economía mundial está produciendo mucho más que nunca, no se ocupa del cuidado de los seres humanos y del planeta; en su lugar la riqueza es acumulada y el planeta arrasado. Millones de niños mueren cada año por causas evitables, 820 millones de personas están desnutridas, la biodiversidad y los ecosistemas están siendo degradados, los gases de efecto invernadero continúan elevándose provocando un violento cambio climático antropogénico con aumento del nivel del mar, tormentas devastadoras e incendios incontrolables entre otros fenómenos.

Durante décadas, las estrategias dominantes contra estos males han sido dejar la distribución económica mayormente a las fuerzas del mercado y atenuar la degradación ecológica a través de una economía que fuera capaz de crecer sin incrementar la presión ambiental mediante el desacoplamiento y el crecimiento verde. Esto no ha funcionado. Ahora tenemos una oportunidad para construir en base a algunas de las experiencias de la crisis del coronavirus: con nuevas formas de cooperación y solidaridad que están floreciendo, el creciente respeto y estimación generalizado de los servicios sociales esenciales como la salud pública y el trabajo de cuidados, el abastecimiento de alimentos y la gestión de desechos. La pandemia también llevó a los gobiernos a tomar acciones sin precedentes en tiempos modernos de paz, demostrando lo que es posible cuando hay voluntad para actuar: las reestructuraciones de los presupuestos, la movilización y redistribución de dinero, la rápida expansión del sistema de seguridad social y la importancia de la vivienda para las personas sin hogar.

Al mismo tiempo, necesitamos estar alerta con el aumento problemático de las tendencias autoritarias con los sistemas de vigilancia masivos y tecnologías invasivas, el cierre de las fronteras, las restricciones al derecho de asamblea y la explosión de la crisis por el desastre capitalista. Debemos resistir firmemente a estas dinámicas, pero no detenernos ahí. Debemos empezar una transición hacia un tipo de sociedad radicalmente diferente. En vez de tratar desesperadamente hacer andar de nuevo la destructiva maquinaria del crecimiento sugerimos construir en base a las lecciones aprendidas y a la abundancia de iniciativas sociales y solidarias que han brotado alrededor del mundo estos meses. Al contrario de lo que sucedió después de la crisis financiera del 2008, deberíamos salvar a las personas y al planeta en lugar de rescatar las grandes corporaciones, y emerger de esta crisis con medidas de suficiencia en vez de austeridad.

Nosotros, las personas signatarias de esta carta por consiguiente ofrecemos cinco principios para la recuperación de nuestra economía y la creación de una sociedad justa. Para desarrollar los nuevos fundamentos de una economía que funcione para todos y todas, necesitamos:

  1. Poner la vida al centro de nuestro sistema económico. En lugar del crecimiento económico y la producción de desechos, debemos poner la vida y el bienestar al centro de nuestros esfuerzos. Mientras tanto, algunos sectores de la economía, como la producción de combustibles fósiles, fuerzas militares y anuncios publicitarios, tienen que ser eliminados lo más rápido posible. Necesitamos fomentar otros como asistencia médica, educación, energías renovables y agricultura ecológica.
  2. Reevaluar radicalmente cómo y qué trabajos son necesarios para una buena calidad de vida para todos. Necesitamos poner más énfasis en el trabajo de cuidados y evaluar adecuadamente las profesiones que se han probado imprescindibles durante la crisis. Trabajadores de industrias destructivas necesitan acceso a capacitación para nuevos tipos de trabajo que sean regenerativos y limpios, asegurando una transición justa. Tenemos que reducir el tiempo de trabajo e introducir esquemas de trabajo compartido.
  3. Organizar a la sociedad en torno a la provisión de mercancías y servicios esenciales. Mientras necesitamos reducir el consumo excesivo y los viajes en avión, necesidades humanas básicas como el derecho a la alimentación, la vivienda y la educación tienen que estar aseguradas a través de servicios básicos universales o esquemas de ingreso básico universal. Además, un ingreso mínimo y máximo tiene que estar definido democráticamente y ser implementado.
  4. Democratizar la sociedad. Esto significa permitir a todas las personas que participen en las decisiones que afecten sus vidas. En particular, significa más participación por parte de los grupos marginados de la sociedad así como la inclusión de los principios feministas dentro de las políticas y el sistema económico. El poder de las corporaciones globales y el sector financiero tiene que ser reducido drásticamente a través de la apropiación democrática y la supervisión. Los sectores relacionados a las necesidades básicas como energía, alimentación, vivienda, salud y educación necesitan ser desmercantilizados y desfinanciarizados.
  5. Sistemas políticos y económicos basados en el principio de la solidaridad. Redistribución y justicia —transnacional, interseccional e intergeneracional— deben ser la base para la reconciliación entre las actuales y futuras generaciones, grupos sociales dentro de los países así como entre los países del Sur Global y del Norte Global. El Norte Global en particular debe terminar con las formas actuales de explotación y hacer reparaciones por las pasadas. La justicia climática debe ser el principio que guíe una rápida transformación social y ecológica.

Mientras tengamos un sistema económico que sea dependiente del crecimiento, una recesión económica será devastadora. Lo que el mundo necesita es Decrecimiento –una economía planeada pero adaptable, sostenible, y en reducción progresiva y equitativa, guiando hacia un futuro donde podamos vivir mejor con menos. La actual crisis ha sido brutal para muchos, golpeando más duro a los más vulnerables, pero esto también nos da la oportunidad para reflexionar y repensar. Esto puede hacer que nos demos cuenta de lo que es verdaderamente importante demostrando así el potencial del Decrecimiento. El Decrecimiento, como movimiento y como concepto, ha estado reflexionando sobre estos puntos desde hace más de una década y ofrece un marco consistente para repensar la sociedad basada en otros valores como la sostenibilidad, la solidaridad, la equidad, la convivencia, la democracia directa y el buen vivir.

Únete a nosotros en estos debates y comparte tus ideas en Decrecimiento Viena 2020 y el Día del Decrecimiento Global —para construir juntos la salida intencional y emancipatoria de las adicciones del crecimiento.

En solidaridad,

Grupo de trabajo de la carta abierta: Nathan Barlow, Ekaterina Chertkovskaya, Manuel Grebenjak, Vincent Liegey, François Schneider, Tone Smith, Sam Bliss, Constanza Hepp, Max Hollweg, Christian Kerschner, Andro Rilović, Pierre Smith Khanna, Joëlle Saey-Volckrick.

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